Septem Nostra–Ecologistas en Acción cree que la ciencia no rige la llegada de ejemplares
Después de que en la jornada dominical llegara, aunque sin vida, a la costa de Benítez un delfín bebé y que en los últimos meses este tipo de ‘visitas’ haya sido más o menos habitual, José Manuel Pérez Rivera, de Septem Nostra-Ecologistas en Acción, considera que “detrás está el azar, la casualidad, no nada establecido por la ciencia”.
“Eso sí”, añade al respecto Pérez Rivera, “y detrás del azar se suele encontrar la enfermedad, de modo que la verdadera casualidad es que el delfín vaya a parar a una costa determinada, si bien todo el litoral ceutí es propicio, y así lo reflejan los años, para recibir a este tipo de cetáceos, así como a tortugas, y en menor medida a ejemplares de mayor tamaño”.
Sobre si hay una temporadas más propicia para que los cetáceos varen en la costa, Pérez Rivera cree que “no especialmente, que se trata de picos que no se mueven por reglas establecidas tampoco”.
El experto también indica acerca de las enfermedades que suelen tener los cetáceos que vienen a morir a la orilla que “en la mayoría de casos consisten, y así lo determina la necropsia que se les efectúan, en infecciones o males naturales y también en golpes con las distintas embarcaciones que navegan a diario por el área del Estrecho”.
En el caso del delfín bebé, de diez kilos y apenas un día de vida, que apareció en Benítez se trataba de un ejemplar que, enfermo, abandonó el grupo encontrando refugio en la orilla para, precisamente, evitar el contagio del resto de animales que formarían su grupo, una banda que suele ser hostil ante los ejemplares enfermos, a los que ignora y expulsa.
Pérez Rivera lamenta por último que “muchas de las situaciones que se dan, como la que hemos reflejado de los peligros por el tráfico indiscriminado, se pueden evitar, como la organización ha expuesto en numerosas ocasiones, todo ello siempre mirando por la naturaleza, por los seres vivos”, finaliza el experto.