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De la Cesto a los atentados de Cataluña

Un estudio del Instituto Elcano firmado por los investigadores Reinares y García evidencia datos sobre conexiones de grupos radicales y su funcionamiento en nuestro país

De la Operación Cesto, aquella mítica del año 2013 que fue la primera y la última en la que se evidenció una colaboración clara entre Guardia Civil y Policía Nacional, a los atentados de Cataluña. Puede que nada tengan que ver o que sí. Al menos esta última variable es la que pesa en el informe presentado ayer por el director del programa sobre terrorismo global del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, que firma con Carola García Calvo. “Los atentados perpetrados en Cataluña fueron una manifestación de la amenaza derivada de la actividad yihadista que viene desarrollándose en España a lo largo de los últimos cinco años”, exponen en el documento a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso El Faro. Una amenaza que ha tenido cuantiosas expresiones a lo largo de estos años. Algunas evidenciadas en nuestra ciudad con el desarrollo de operaciones antiterroristas, otras en distintos puntos del país. Pero todas con algo común: la presencia de individuos con una ideología radicalizada que han sido detenidos en su tiempo por las fuerzas de seguridad o, como sucedió con los atentados en Cataluña, no. Entre enero de 2013, mientras los integrantes ceutíes captaban y remitían terroristas a zonas de conflicto, y septiembre de 2017, cuando unos radicales sembraron el pánico en Barcelona, 222 individuos que habían hecho suyas las actitudes y creencias del salafismo yihadista fueron detenidos en España por delitos de terrorismo; otros ocho más murieron como resultado de su participación en los mismos. Un estudio de estos 230 casos arroja evidencias de indudable interés sobre sus patrones de implicación terrorista. A los denominados lobos solitarios se suman aquellos que sí han formado parte de células o grupos radicales, los llamados GCR, que son protagonistas de las intervenciones policiales desarrolladas en Ceuta. “El mapa actual del yihadismo en nuestro país refleja un fenómeno que tiende a concentrarse en bolsas localizadas principalmente en cuatro provincias”, advierten. Entre ellas está Ceuta. El resto: Barcelona, Madrid, Melilla, Girona y Alicante. Puntos calientes en donde las fuerzas de seguridad han detectado esas GCR, con individuos que tenían vinculaciones con otros países como Siria o Irak y formadas por personas de nacionalidad española y preferentemente marroquí. En el caso de Ceuta la vinculación hispanomarroquí ha sido clara, de hecho la desarticulación de grupos en nuestra ciudad ha ido de la mano de detenciones desarrolladas en puntos del norte marroquí como Castillejos, Rincón o Tetuán. “La inmensa mayoría desarrollaba funciones de radicalización, reclutamiento y envío de yihadistas a zonas de conflicto”, indican, advirtiendo de que un 27,7% de los yihadistas controlados en esos grupos habían ideado, planificado, preparado o incluso ejecutado atentados. En este informe Reinares junto con la investigadora principal del fenómeno de Elcano, Carola García-Calvo, han analizado la caracterización demográfica o las pautas de implicación terrorista de los 222 detenidos y los ocho muertos en Cataluña que reflejan que el fenómeno radical tiende a concentrarse en “bolsas”.

En datos

Barcelona, con un 24,3% de los yihadistas evaluados, es la provincia que en este último quinquenio se concentran más individuos asociados a células, por delante de Ceuta (15%), Madrid (13,65%), Melilla (9,3%), Girona (7%) y Alicante (4%). Siete de cada diez pertenecían a células de nueva formación, si bien Reinares advirtió del tercio que son “regeneradas”, es decir, que al menos un miembro ha estado implicado con anterioridad en alguna otra estructura, lo que exige estar atentos y una “perentoria necesidad” de programas de desradicalización en las prisiones donde la condena media de los detenidos está en torno a seis o siete años de cárcel. El proceso se inicia en la mayoría de estas personas a partir de 2011 o 2012, lo que coincide con la guerra civil en Siria. La edad media al comienzo esta radicalización fue de 25,9 años en el caso de los hombres y de 20,7 años en el de las mujeres. Son personas que trabajan en el sector servicios o como obreros no especializados, desempleados o incluso que han estado vinculados con la criminalidad (un tercio de los detenidos o muertos contaba con antecedentes). Hay además un elevado número de estudiantes.

Españoles en zonas de conflicto

Precisamente fue en ese momento cuando se conoció las marchas de los primeros españoles a zonas de conflicto y, después, el conocimiento de los primeros muertos en atentados suicidas (más de cien, en uno de los cometidos por uno de los ceutíes inmolados tal y como recoge la sentencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que condenó a esta célula). Eran de Ceuta y habían partido captados por los detenidos, condenados y encarcelados partícipes de la célula desarticulada por las fuerzas de seguridad del Estado en la denominada Cesto, que puso de manifiesto la coordinación en el trabajo investigador de dos servicios de Información que nunca más han vuelto a trabajar unidos. En este informe se recoge el denominado mapa español de los actores yihadistas en el que se observa cómo estos grupos o células de radicales están integradas por personas residentes en una misma provincia o ciudad autónoma Del mismo modo que los procesos de radicalización yihadista se producen en España sobre todo en bolsas, la implicación de los individuos tampoco se produce de manera dispersa en el territorio nacional sino igualmente de forma concentrada y no necesariamente uniforme respecto a la distribución espacial de la población musulmana. Casi el 67% de los individuos objeto de este estudio tenían vínculos de vecindad antes de ser detenidos o fallecer en atentados. Además un 16,8 mantenían una amistad y un 6,6 eran conocidos. Un 5,7% tenían relaciones de parentesco. ¿Hubo relaciones entre operaciones policiales practicadas en este periodo objeto de informe? Destaca una entre la Cesto y la operación Gala, desarrollada en 2014 en Madrid, ya que “los segundos enviaron a Siria, desde la capital española, como combatientes terroristas extranjeros a dos individuos que habían sido radicalizados y reclutados por miembros de la red ceutí. Esto pone de manifiesto la conexión entre grupos radicales en este fenómeno de investigación yihadista”. En este informe se profundiza sobre el papel de detenidos pero también sobre la financiación, fundamentada en colectas o donaciones desarrolladas en “el Príncipe o la mezquita M-30 en Madrid” amén del “tráfico de estupefacientes”.  

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