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Una cesárea impide a Rimass ser española

Aún no la esperaba. Sin embargo, Jalila sabía que Rimass llegaría en cualquier momento. No solo lo intuía, sino que lo deseaba. Aunque se asustó cuando comenzó a ser consciente de que venía. El miedo la invadió. Tenía planes, objetivos, sueños, pero aún no quería que naciera su hija. No porque no quisiera que viniera al mundo, todo lo contrario. Lo que no quería es que lo hiciera en Marruecos.

Desde entonces su vida se ha convertido en un caos al que se enfrenta sola, pero los pequeños e intensos latidos de Rimass le han hecho salir adelante estos casi tres meses. Fue el 3 de mayo cuando Jalila pudo por fin tener entre sus brazos a su niña, Rimass, que venía al mundo con un mes de adelanto y que debía permanecer un tiempo en la incubadora debido a que nació con hepatitis.

Sin embargo, la historia de Jalila Ettahr, una marroquí de 30 años residente en Pamplona desde hace nueve, comienza mucho antes. El 28 de febrero, con seis meses de embarazo, viajó hasta Marruecos con unos amigos porque tenía una cita judicial y debía acudir sin excusas.

Jalila Ettahr, atrapada en Marruecos: "Mientras que no tenga los papeles de mi hija para poder irme con ella no lo haré”

“Tenía la cita en el juzgado el 16 de marzo y bajé antes para buscar un abogado. Pero al final cancelaron todo y cerraron las fronteras y desde entonces estoy aquí en casa de mi abuela cerca de Rabat”, relató mientras se escucha de fondo a Rimass llorando “porque le toca el biberón”.

Esos biberones han traído de cabeza a la protagonista de esta historia, a la que su marido abandonó antes de viajar a Marruecos y que ha tenido que vender su teléfono móvil y un collar de oro que tenía para poder alimentar a su hija y poder comprarle pañales “porque los ahorros se me han acabado”.

Jalila trabaja de ayudante de cocina en un restaurante de la capital pamplonesa, pero si no vuelve pronto podría perder su trabajo. “Me han dicho que tengo que volver a mi trabajo el mes que viene, es decir, la semana que viene, pero mientras que no tenga los papeles de mi hija para poder irme con ella no lo haré”, continuó.


Ahora podría estar horas mirando a su pequeña mientras la tiene acurrucada entre sus brazos y con sus pequeños dedos agarra su mano. Rimass ha sido quien le ha dado fuerzas para llamar cientos de veces a la Embajada y al Consulado desde que comenzaron a salir los primeros aviones y barcos que “dijeron que serían para las embarazadas y las personas enfermas” y no han sido así.

Jalila es una de las “tantas madres primerizas que nos quedamos atrapadas sin poder salir y que hemos tenido que tener a nuestros hijos aquí sin querer”. Su cesárea de urgencia hizo que ahora tenga que enfrentarse a otro problema. Sufrió mucho porque su niña nació “enfermita y tenía que pagar la incubadora y todo”, pero ahora el quebradero de cabeza es conseguir un visado de reagrupación familiar para poder volver juntas a España.

"Solo quiero saber hasta cuándo voy a tener que seguir esperando. Ojalá todo esto termine pronto”

“Desde que mi niña tenía 15 días tengo un abogado que me facilitó la Asociación ITRAN que me está gestionando el visado de reagrupación y hasta hoy no sabemos nada. Sigue en trámite. Me han dicho que tengo que esperar, que no hay otra solución. De hecho, en el consulado me han dicho el martes que vuelva a España sin la niña para no perder mi trabajo. Pero no puedo dejar a mi bebé con mi abuela porque tiene 88 años y no puede cuidar de una niña que va a cumplir cuatro meses el 3 de septiembre”, prosiguió.

Hasta que vio a Rimass la vida de Jalila había perdido sentido y sin embargo ahora es quien le da sentido. “Mi niña podrá contar siempre conmigo. Siempre tendré un hueco para ella. Tan solo quiero regresar, pero no puedo irme. En cualquier momento cierran todo otra vez y me quedo ahí en España y mi niña aquí. Eso no me lo perdonaría. Solo quiero saber hasta cuándo voy a tener que seguir esperando. Ojalá todo esto termine pronto”, concluyó.

Todavía están en Marruecos siete madres y sus hijos

La Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí lamenta que todavía hay más de siete madres que han tenido la “mala suerte” de dar a luz en Marruecos y les están obligando a tener que sacarse “toda una documentación que podría hacerse aquí en España en sus casas juntos a sus familiares". Sin embargo, unas tres mujeres han sufrido abortos que ha provocado la pérdida de sus bebés debido “al racismo institucional de Exteriores que no ha permitido que fueran repatriadas con urgencia como en un principio se dijo”, aseguró el presidente de la asociación, Mohamed Alami. Son las otras historias que tienen como afectadas en este caso a las mujeres.

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