La noche de este sábado se estrena a las 19:30 horas en el Revellín la obra ’13 y Martes’, de la compañía de César Martín. Una obra que llevan meses ensayando en el local de la Asociación de Vecinos ‘Parque de Ceuta’.
En esta entrevista, el director nos cuenta sobre qué trata esta historia, así como qué le llevo a interesarse por el teatro.
¿Sobre qué trata la obra?
La obra es una comedia que comienza con dos parejas de amigos que intentan quedar para cenar juntos y pasar una noche buena. Resulta que esa noche es martes y 13 y el factor del azar influye de forma que a una de las parejas le ocurre algo bueno y positivo y a la otra, una desgracia terrible. Y claro, están ahí juntos, en la casa de estas personas, y tienen que convivir cada uno con su estado emocional distinto. Uno destrozado, hecho polvo y los otros deseando disfrutar de esa suerte que han tenido. Entra en juego el egoísmo lógico y propio de la persona con la simpatía que tienen por la amistad e intentan mantener la situación, pero son momentos en los que no se puede y se desborda todo.
¿Con qué mensaje quieren que se quede el público?
Como toda buena comedia tiene que hablar de las cosas del ser humano y, aunque la función principal de la obra es hacer reír y que la gente se lo pase bien, ese mensaje interno que lleva tiene relación con resaltar sobre el escenario esas pequeñas miserias, esos pequeños defectos del ser humano, que no siempre somos altruistas al cien por cien. En cuanto al mensaje en sí, me gustaría que eso quede en la reflexión de cada una de las personas que vea la obra.
¿Quiénes la protagonizan?
En el escenario vamos a estar tres personas: Montse Taboada, Alejandro Martín y yo, que soy el tercero. Las personas que me acompañan son actores y actrices desde hace mucho tiempo, han trabajado mucho en teatro, tienen mucha experiencia, con lo cual creo que van a hacer un estupendo papel. En los ensayos me lo están demostrando y sobre todo me encanta de ellos que se dejan la piel, son personas muy formales, muy entusiastas, y te puedo asegurar que terminamos los tres cada ensayo sudando porque le echamos toda la ilusión y toda la energía que podemos para que esto salga este sábado lo mejor posible.
"Terminamos cada ensayo sudando porque le echamos toda la ilusión y toda la energía que podemos"
¿Qué le llevó a interesarse por el teatro?
Supongo que tiene mucha relación con mis padres, porque mi padre fue director de teatro autodidacta hace ya muchos muchos años, entonces es algo que yo tenía en casa de siempre. De hecho, mi padre y mi madre actuaron juntos en un teatro aquí en Ceuta y lo tengo muy presente. Sin embargo, yo era una persona bastante tímida, bastante vergonzosa, y aunque hice teatro con tres o cuatro años, que hice una obrilla con mi padre, luego no me atreví. Ya cuando estaba estudiando fuera, en Granada, siempre tenía como una sensación de que me faltaba algo y cuando estaba un poco depre o un poco agobiado con los problemas, siempre me decía y era en plan de broma, “es que tenía que haber sido actor”. Ocurrió que después de repetir la tontería tantas veces, un día me dije a mí mismo, “oye y si esta tontería que yo estoy diciendo no es ninguna tontería”. Entonces decidí probar y comencé en Granada a hacer teatro con un grupo de teatro de la Facultad de Psicología, donde yo estudiaba, me apunté a unos cursos que daban también en Granada y después de un año de estar probando y de tener la experiencia, me enriqueció tanto y me sentí tan bien, que decidí que quería ser actor y cambié la Psicología por el arte dramático. Me fui a Málaga a estudiar y hasta aquí hemos llegado.
¿Cuándo creó aquí la compañía de teatro?
Esta es la segunda compañía que yo he creado aquí en Ceuta. La compañía ‘César Martín’ se creó hace unos ocho años aproximadamente. Antes fui miembro fundador de la compañía ‘Comedia Farsa’ y antes de eso, cuando volví de Madrid, estuve un tiempo colaborando con el Centro Dramático de Ceuta.
Esta compañía surge por la necesidad de intentar hacer un tipo de teatro más profesional, dentro de las limitaciones que tenemos al ser amateurs, cuya principal limitación es el tiempo. No podemos dedicarle ocho horas de ensayo diario, que sería lo apropiado, pero sí quería hacer un tipo de teatro con gente que tuviese una dedicación, que pudiésemos desarrollar una técnica, u otro tipo de teatro inicialmente orientado hacia la profesionalización. El esfuerzo de hacer teatro a mi manera se materializó en esta compañía a la que yo le presto el nombre porque tenía una carrera como actor antes y pensamos que sería bueno intentar darle ese nombre para indicar que tenía una trayectoria en el tiempo.
En ocho años hemos podido hacer nada más que cinco o seis obras porque hemos tenido un parón de dos años en la pandemia, y ahora retomamos después de este tiempo lo de subirse al escenario. Hemos estado ensayando el Revellín estos días y volvemos a tener sensación tan agradable de tener las palabras bajo los pies
¿Qué prefiere dirigir o actuar?
Me gusta actuar. Yo siempre he dicho que lo de dirigir es una necesidad que tengo para poder actuar. Cuando monté la compañía ‘César Martín’ hacía falta una persona que dirigiera, entonces yo era el que más experiencia y más conocimientos tenía. Eso me obligaba a llevar un poco la batuta en cuanto a la dirección, aunque luego yo me apoyo mucho en la gente con la que actúo, sus ideas, sus aportaciones y no puedo decir que el resultado de la obra sea mío exclusivo, eso sería completamente falso. Pero al fin y al cabo alguien tiene que terminar tomando ciertas decisiones, tener un plan de hacia dónde va a ir la obra, de cómo unirlo todo… Todo ese tipo de decisiones las tomo yo y trabajo tanto como de director como productor de la obra.
"La compañía ‘César Martín’ surge por la necesidad de intentar hacer un tipo de teatro más profesional"
¿Hay alguna obra que recuerde con más cariño?
Siempre que haces una obra se te quedan experiencias, pero evidentemente hay alguna que te ha dejado más huella. Cuando me han hecho esta pregunta en otras entrevistas les he dicho una y a ti te voy a decir otra, pero no porque sea mentira. Son dos obras, en dos momentos distintos de mi vida, que me han provocado bastantes sensaciones al hacerla y de las que he terminado bastante orgulloso. En este caso, una de las dos obras que más me he calado ha sido ‘El Tragaluz’, de Buero Vallejo, que hicimos junto al Centro Dramático. En ese momento, uno de mis compañeros de esta obra, Iván Martín, también trabajaba y yo creo que ha sido la obra en la que mejor he actuado, más me ha costado, más esfuerzo, más sacrificio y la recompensa a nivel personal ha sido mayor. Y por supuesto, la obra para mí es una de las mejores obras del teatro mundial.
¿Qué consejo daría a las personas a las que les pueda gustar el teatro pero tengan pánico de subirse a un escenario?
Lo más sencillo es que prueben. Cuando uno quiere hacer teatro no tiene que ser un gran actor, solo tiene que tener interés y echarle ganas. Que lo intenten y disfruten. Son de esas cosas que todo el mundo debería probar alguna vez, porque quedarse con esa espina de intentar subir al escenario y no haberlo hecho nunca es muy triste. Yo no sería capaz de vivir sin el teatro y eso se lo digo a cualquiera. Todo el que tenga el mínimo interés, que se acerque a cualquiera de los grupos de teatros que hay en Ceuta y que pruebe. Seguro que todo el que tiene interés y prueba, es muy muy raro que lo deje. Una vez que ya ha probado el poder interpretar sobre un escenario, delante de personas, es una experiencia que no se puede describir, hay que vivirlo.
¿Algún mensaje para invitar a los ceutíes a que vayan al estreno de ‘13 y martes’?
Como un viejo dicho dice, el público se quiere reír y nosotros vamos a darle al público lo que quiere. Así que si las personas que leen esto quieren pasar una tarde a carcajadas limpias, que se acerquen al Revellín, que solamente dura un lado y cuarto a la obra y las entradas valen incluso menos que las de cine, con lo cual no hay excusa para no pasar una tarde de risas en el Revellín.
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