El día que habitemos el local de la antigua residencia de la juventud se cerrarán los siete círculos del color y del conocimiento, y el contento no tendrá fin. Ese día, digo, bajarán las estrellas para dejar sus destellos. ¡Qué mejor regalo para nuestro veinte aniversario! A lo largo de este devenir hemos ido cumpliendo objetivos, y cada proyecto ganaba en ilusión al anterior. Es el placer de ver cómo tu obra se va haciendo poco a poco, sobre los cimientos de valores inmortales, como la justicia, la verdad, la inclusión, o la solidaridad.
Qué bien suenan las palabras que se confunden con el alma. Cuánta belleza escondida en los bajos de la marina. Allí, Acefep se ha hecho grande, y ahora busca su espacio para emanciparse (y para estirar las piernas, que nunca es tarde).
Nada malo veo en ello, más bien al contrario, observo la cercanía de una voz que viene desde el cielo: “Aquí tenéis vuestro espacio, es nuestro regalo más sincero”.
Ya me veo a los usuarios disfrutando de lo lindo, o a Chari dando sus consejos, ya que cada trabajo guarda su forma, y cada cosa tiene su secreto.
Ya me veo Said y a Yamila, en el intermedio del taller de narrativa, bebiendo café como si fueran reyezuelos.
La vida se compone de etapas, y cada etapa de proyectos concretos. Que no sea por espacio que Acefep se quede quieto. La evolución, que es la ley más natural, necesita del movimiento.
Sentimos que la etapa de la marina ha llegado a su fin. Es hora de partir hacia donde nos lleve el invento. Mientras, la amargura de los deseos insatisfechos. Lejos, las sonrisas que dejó el tiempo.
Lo ideal sería que pudiésemos empezar las obras de acondicionamiento del nuevo local en septiembre; para llegar puntuales a la cita del Día Mundial de la Salud Mental, y a las celebraciones de nuestro veinte aniversario.
No vemos quimera en ello, sólo voluntad decidida.
Ya sabéis, en breve, quien quiera coincidir con nosotros, deberá descubrir nuestra nueva ubicación, y subir las escaleras del cielo, aquellas que dan acceso a la plaza vieja.
Allí, un séquito de ángeles, os dará la bienvenida al reino donde el trabajo se hace con gusto, y el espacio generoso hace olvidar la enfermedad, el tedio, a los que hay que vencer sin que nos tiemble el pulso.
Aquel día, bajarán las estrellas, y el dolor tendrá remedio.
PD: Es obvio que la administración tiene que priorizar sus acciones, pero vamos, que al otro lado hay gente que espera.