Coches abandonados, chatarra calcinada por el vandalismo, vehículos robados como entretenimiento… Un ‘convoy’ que forman los denominados cascarones y que conduce hasta la
frontera de Ceuta con
Marruecos. Un cementerio de coches que parece invisible para las autoridades porque algunos de esos ‘esqueletos’ se acumulan en las inmediaciones de los polígonos del Tarajal desde hace más de dos meses. Es el caso de una furgoneta,
quemada a las puertas de las naves en julio, que da testimonio de la dejadez de las administraciones. A través de su ventanilla, se ven amontonados varios turismos en una vaguada colindante con los muros de los almacenes.
Un desguace en plena calle que deja un reguero de defensas, puertas, motores y asientos en las cunetas y en la acera del Príncipe Felipe. Los vecinos expresan su malestar porque nadie acude a recoger estos residuos que pueblan sus calles y piden que la
entidad competente los retire. Aunque la acumulación de chatarra es un problema endémico en el Tarajal, esta ‘enfermedad’ se ha agravado desde que comenzaron las obras en la carretera de la frontera y toda la circulación se canaliza por el nuevo vial que conecta el Puente del Quemadero con los alrededores de la ITV.
Señal de peligro
El único atisbo de responsabilidad entre tanto amasijo es una señal de peligro que han colocado junto a uno de los chasis abandonados en la cuneta y que puede provocar un accidente en caso puesto que ocupa ligeramente la calzada. De este modo alertan a los conductores de la presencia del obstáculo. Las cercanías de la frontera del Tarajal, que separa Ceuta y Marruecos, se han convertido en un lugar donde proliferan los vertederos ilegales no solo de escombros, sino también de cascarones de coches. Arcos Quebrados es el máximo exponente de esta práctica que ha acabado tragándose parte de la pista de tierra que enlaza con la barriada.