La sesión plenaria de ayer dejó comportamientos extraños que no pueden comprenderse salvo que los egos pesen más que el impacto ciudadano de las medidas.
El PSOE empleó buena parte de su discurso en dar con la mejor forma de justificar el respaldo a los Presupuestos del PP. Era una postura complicada, porque a ver cómo vendes eso de que respaldas a tu histórica oposición con la que, además, a nivel nacional te llevas a matar.
“Lo único que verdaderamente nos hace demócratas es la capacidad de llegar a acuerdos a través del diálogo”. Esto es lo que dijo su portavoz. “Dialogar, en política, es también sinónimo de ceder y eso, en los tiempos de polarización en los que vivimos no está bien visto”, añadió.
“Te arriesgas a que te señalen los populistas, los demagogos y los puristas, quienes creen que la política es una cuestión de trincheras o una excusa para colgarse medallas”. Pero, “honestamente, creo que ese no puede ser el camino”, remató.
Luego de todo esto llegarían las enmiendas, si aplicamos la hilera de conceptos usados previamente resulta difícil de entender por qué se votó en contra de enmiendas presentadas por los no adscritos. Si se trata de ceder y dialogar, no hay explicación alguna a por qué la ruleta funciona cuando la giras en un sentido, pero en el otro no.
En el escenario de los acuerdos todo es posible. En política mucho más.