El mar es cuna de vida en nuestro planeta y, en su inmensidad, representa, además, el hábitat más extenso de la biosfera. Mucho de la biodiversidad marina está aún por descubrir. El mar ha perdido gran parte de su megafauna en los últimos 50 años, por eso de cara al futuro, el objetivo es el rescate de fauna marina, la investigación y conservación de especies y ecosistemas marinos, y la sensibilización a favor de la conservación de nuestros mares y océanos.
Ceuta y su historia se circunscribe a los mares que la bañan y la rodean. Y es que en Ceuta lo normal es vivir mirando al mar, ya sea el Mediterráneo o el océano Atlántico. Por eso, en sus más de 20 años de historia, el Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos (CECAM) de Ceuta ha rescatado y devuelto a su medio a más de 600 tortugas, además de delfines y otras especies marinas.
Y es que los más de 50 voluntarios y miembros de la directiva del CECAM se han dedicado a la protección del medio ambiente marino de las costas de nuestra ciudad y de las especies que lo habitan.
Su actividad principal es el rescate de especies en peligro que varan en las costas de nuestra ciudad y tratar a los animales que son recuperados para su posterior reintroducción en su hábitat, así como proceder a la realización de las necropsias de los que aparecen muertos para determinar las causas del fallecimiento. Además, trabajan en diversas líneas de trabajo en conservación, investigación y formación; todo ello acompañado de acciones de sensibilización social sobre el estado del medio marino y su problemática.
Sin embargo, la historia del CECAM empezó con la curiosidad de tres amigos, Manuel Vera, Juan Carlos Rivas y Álvaro García, que vieron la necesidad de crear una conciencia colectiva de algo que es un legado común como es el mar y las especies protegidas que habitan en él.
“Toda esta labor se realizaba a través de otra fundación que había entonces y se dedicaba a recoger los animales muertos que varaban en la playa y a recuperarlos y a hacer un estudio pertinente. Ahí estábamos nosotros tres de voluntarios y se nos ocurrió que podíamos hacer algo más, pero enfocándolo al rescate del animal vivo cuando necesita esa ayuda, a la recuperación, el estudio, el marcaje y a la liberación”, recuerda Manuel Vera, vicepresidente del CECAM.
Algo que surgió de forma espontánea y como una asociación en la que estos tres amigos compartían afición y sus medios propios para poder rescatar las tortugas que llegaban a Ceuta malheridas.
“Poco a poco se nos fue sumando más gente y ahora tenemos bastantes voluntarios que colaboran, vienen con nosotros, están en contacto con nosotros por un grupo de WhatsApp que tenemos para, cada vez que pasa algo, asistir en playa a algún animal o ayudar cuando salimos al mar a hacer alguna suelta. También es verdad que siempre que necesitamos ayuda, la gente acude y muchas veces surge de la calle, les gusta y luego esa gente te ayuda y te pide participar y colaborar”, continuaba Vera.
De tres personas, en estos años ha subido mucho el voluntariado y, por supuesto, el nivel de trabajo porque de empezar con una o dos tortugas han pasado a tener unas 30 anualmente, “además de hacer asistencias a delfines o cetáceos de grandes dimensiones en playa o en el mar”.
“Empecé cuando tendría yo unos 15 o 16 años como hobby”, confiesa uno de los fundadores del CECAM, Manuel Vera, quien a pesar de “haber dicho muchas veces que lo dejo, aquí sigo porque al final esto se ha convertido en parte de mi vida, algo que me gustaría trasmitirle a mis hijos y en una gran familia”.
Desde sus inicios, CECAM ha mantenido una estrecha colaboración con los buzos de la Almadraba que en cuanto recogen alguna tortuga en sus redes les avisan inmediatamente. “En principio ellos tienen como obligación la supervisión de la Almadraba diariamente para que no haya ningún animal protegido ni ‘esmayao’ dentro de ella. En el caso de que haya alguno tienen que dar el aviso y normalmente son ellos mismos los que se encargan de recogerla y de traerla a nuestro local. En otras ocasiones, nos desplazamos nosotros cuando disponemos de alguna embarcación nuestra o de algún voluntario que nos la ofrezca para la recogida o rescate del animal”, explica el vicepresidente.
Sergio Guzmán y José María de Biezma son dos de los cuatro buzos que trabajan a diario en la Almadraba. Su empeño, además de controlar la pesca, es “revisar todos los días las raberas de la red y sobre todo al hacer la levantada de la red porque estamos en una zona que suele haber muchas tortugas”. Por eso, colaboran con el CECAM. “Nosotros lo que hacemos es que se lo decimos y la intentamos coger, aunque muchas veces es muy complicado, pero entre todos lo intentamos y si podemos se la traemos y ya son ellos los que se encargan de su recuperación. Nosotros estamos en el medio de ellos y si vemos algún delfín u otro animal pues les avisamos”, aclara Guzmán.
Otro de los fundadores del CECAM es Álvaro García quien desde los inicios de este colectivo se ha encargado de la parte técnica y especializada para la asistencia a estas especies marinas, además del cuidado, evaluación, seguimiento y recuperación de las mismas tras ser rescatadas por los buzos y voluntarios.
Como veterinario, los problemas más frecuentes que se encuentra en las tortugas que rescatan son “sobre todo parásitos externos, problemas de flotabilidad, de ahogabilidad o de aspiración de aire por las redes de pesca y algunos traumatismos por el mismo esmayamiento”.
“No suele ser nada grave porque si hubiera algo más grave, como por ejemplo una hélice de un barco que comprometa la cavidad celómica, sí que las trasladamos a la Península a un centro de recuperación propiamente dicho con aparatos y con medios que por desgracia no tenemos aún siendo la ciudad que más tortugas tiene por kilómetro de costa”, lamenta el veterinario del CECAM.
Ceuta es la ciudad donde más tortugas aparecen por kilómetro cuadrado en sus costas, aunque parece que aún no hay conciencia sobre la dimensión e importancia de estas especies para la riqueza y biodiversidad marina de nuestra ciudad.
En el Mediterráneo las más frecuentes son la tortuga boba (Caretta caretta), “la más común que tenemos por aquí”; la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), que “suele ser de grandes dimensiones y se suele liberar in situ”; y la tortuga verde (Chelonia mydas), que “sí que son muy extrañas por nuestra ciudad”, pero que han aparecido unos cinco ejemplares en los últimos dos años.
Aunque este pasado 16 de junio se celebraba el Día Mundial de las Tortugas Marinas, es cierto que este año aún no han rescatado ninguna, algo que sorprende y mucho al CECAM porque otros años por estas fechas ya habían rescatado a unas 30. “La verdad que estamos extrañados de que todavía no haya entrado ninguna. Estamos haciendo nuestras investigaciones a ver qué es lo que está pasando”, comenta Manuel Vera.
Tortugas marinas, delfines y ballenas. Lo cierto es que son animales protegidos y que van desapareciendo con el tiempo “debido a las artes de pesca o la contaminación que están haciéndoles muchísimo daño”. De ahí que el CECAM no ceje en su empeño para salvar a muchos de estos animales.
“La mayoría de las que recuperamos logramos que se vayan libres de plásticos, desparasitadas, marcadas con un micro chip para tenerlas localizadas en cualquier parte que pudieran aparecer o con un seguimiento a través de GPS para ejemplares más extraños o que tienen huevos. Esto tiene mucha importancia porque cada vez tenemos menos y cada es más complicada la supervivencia de ellos en el mar”, defiende el vicepresidente del CECAM.
Sin embargo, estos voluntarios consideran que la ciudadanía en general sí que está concienciada de la importancia de estas especies a diferencia de las autoridades competentes.
“La falta de apoyo viene por parte del Gobierno que es quien tiene que hacerse responsable de todo lo que ocurre en nuestras costas. Si no puede hacerlo con medios propios, debería ayudar con medios externos a entidades como la nuestra para facilitar medios y una inyección económica importante para que pudiéramos realizar esta labor al cien por cien y que los animales que rescatamos tenga un porcentaje de supervivencia mayor”, continuaba Vera.
Después de más de 20 años, el talón de Aquiles del CECAM sigue siendo la falta de unas instalaciones en condiciones y piscinas para poder albergar un centro de recuperación ya que solo cuenta con las que tiene en el Muelle Alfau gracias a la empresa CentoSub.
“Lo que nos hace falta es que el Gobierno reconozca que estamos haciendo una función que deberían tener cubierta y no lo hacen, pues vamos a hacer que no les falten medios. No pedimos nada económicamente, sino material y unas instalaciones adecuadas para poder acoger a los animales y hacer otras serie de pruebas que ahora no podemos hacer por falta de espacio. Y es que no tenemos ni piscinas fijas, con depuradoras, con un sistema de aguas para que recircule, ni tanques grandes para observar cómo nadan y la flotabilidad, además de que también nos hace falta material veterinario y una zona especial para que nuestro veterinario pueda trabajar en condiciones”.
Y es que todo lo que estos voluntarios usan lo han ido poniendo de su bolsillo a lo largo de estos años. “Necesitamos desde una embarcación propia del CECAM para poder trabajar hasta un traje de neopreno porque todo lo suministramos los propios miembros”.
El objetivo de cara a otros 20 años más del CECAM es poder tener todo eso o, incluso, “si soñamos más alto personal cualificado trabajando que pueda dar ese servicio 24 horas al día”.
Sin embargo, esta no es una situación nueva, sino que el CECAM lleva así desde sus inicios. “Seguimos en las mismas condiciones de siempre y trabajamos infrahumanamente para poder salvar a las tortugas con los medios que tenemos y nadie se da por aludido. Seguimos a expensas del local que nos iba a dar la Autoridad Portuaria y no nos contestan. El problema es que como sigamos así, vamos a tener que pensar en lo que no queremos”, concluía Juan Carlos Rivas.
En cuanto a material, desde el CECAM lamentan la falta del mismo para poder ser el centro de recuperación de estas especies marinas que pretenden ser y no solamente un centro de rescate como son actualmente.
Son muchos los avances que les quedan aún por conseguir en este sentido. Sin embargo, hace una semana el Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos ha adquirido un ecógrafo, que les permitirá realizar reconocimientos a las tortugas y conocer si tienen huevos y el desarrollo de los mismos. “Va a ser un gran avance para CECAM. Ha sido producto de las últimas tortugas verdes que hemos tenido que venían cargadas de huevos. Normalmente teníamos que recurrir a especialistas que venían a hacer las ecografías y vimos que necesitábamos uno”, reconocía Álvaro García.
Ahora, con este nuevo equipo, podrán saberse sin recurrir a otros, además del periodo en el que se encuentran los folículos y saber en que momento hay que liberar a la tortuga verde en el mar para que ponga los huevos, la flotabilidad de las tortugas bobas que no son reproductoras y si han ingerido plásticos “o si tienen algún objeto extraño a través del modo radiografía” .
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