El Hospital Universitario registró el pasado mes de mayo tres agresiones y cuatro agredidos, circunstancia que ha obligado a las diferentes organizaciones sindicales a tomar en seria consideración el asunto de la seguridad en las dependencias del centro sanitario. Durante un reunión mantenida con el director de Gestión del Ingesa, los delegados de Sanidad de CCOO lo instaron a llevar a cabo las diligencias pertinentes con objeto de mantener la seguridad del personal del hospital.
La petición de CCOO se centra en el aumento de la plantilla de seguridad. Las dimensiones del nuevo centro de Loma Colmenar, unido a la singular distribución del edificio, obliga a los vigilantes a tener que hacerse cargo de grandes distancias, “lo que provoca una cierta desconexión entre las diferentes áreas”, manifestaron desde CCOO, que señalaron la existencia de varios “puntos calientes” en diferentes zonas del complejo hospitalario. “Podrían constar varias, pero cabría centrase en los servicios de Urgencias y Psiquiatría”, informaron.
Además del aumento del número de vigilantes de seguridad en el servicio, los delegados de CCOO insistieron durante la reunión con el directivo del Ingesa en la necesidad de “mejorar el sistema de cámaras”. No solamente por la distribución de los visores, sino por su control. “Ahora sólo hay un operario para controlar 240 cámaras de vigilancia, lo cual nos parece un número excesivo. Por mucha atención que exista, si no hay una cantidad suficiente de vigilantes, de nada serviría”.
El servicio de Urgencias es el que precisa mayor atención por parte del sindicato. Según la opinión de los delegados de CCOO, se echa en falta un aumento del servicio de los agentes de seguridad del Estado. En esta ocasión señalan a la Delegación del Gobierno. “Una ronda de la Policía Nacional serviría para disuadir a los posibles agresores. Y también para que pudieran actuar de acusación particular ante determinados casos de agresión”.
Sin abandonar el servicio de Urgencias del hospital, CCOO considera que hay una falta que afecta tanto a la seguridad como a la protección de la intimidad de los pacientes. “La situación actual es que en las áreas de descanso están demasiado abiertas y accesibles al público. Haría falta la colocación de unas mamparas que sirvieran de separación física. Pero no solamente por una cuestión de seguridad, que también, sino porque a veces se vulneran derechos como la protección de la intimidad de los pacientes. A menudo sucede que la lectura de los historiales médicos se realizan frente a un gran números de visitantes”.
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