A por ellos...! ¡A por ellos...!l les gritaban y cantaban desde las gradas agitando banderas rojas y gualdas, y ellos como nuevos cruzados en pos de conquistar la ciudad santa de Jerusalén, marchaban a liberar Catalunya de los catalanes...”
Pareciera que el término “democracia”, va y viene, se empequeñece y se agiganta, se apropia y se roba, se adueña y se desprende, se pone en boca de unos políticos y de los contrarios, se usa y se tira, se hace ley irrevocable e intocable por el Gobierno de España, y se toma al asalto como un bien supremo por el ”Govern de Catalunya”...
Ya hemos escrito de largo y en el artículo anterior acerca de Catalunya y la democracia. Sin embargo, ante el duro enfrentamiento del Estado y la Generalitat por la convocatoria de un referéndum sobre la independencia catalana, que a nuestro criterio lleva visos de causar un daño irreparable en la democracia que con gran esfuerzo de todo el pueblo español, logró arrebatarle a la dictadura del general Franco y al fascismo que impusieron a la sociedad española durante cerca de cuarenta años.
A lo que acontece en “Cataluña” con procedimientos pretéritos que no nos parecen democráticos, y propios de otras épocas anteriores a la libertad de expresión que se explicita en el artículo 25 de la Constitución del 1978, y que pueden ir radicalizándose hasta vaciar de contenido el referido artículo, nos oponemos. Porque en ningún caso una consulta a decidir de manera democrática por el voto directo en las urnas por los ciudadanos, puede ser una ilegalidad; sino todo lo contrario: una demostración palpable a simple vista, de que la democracia es la mejor forma de dirimir los contenciosos que surgen en la vida política de un país.
De tal manera, parece evidente que esta convocatoria de referéndum para Cataluña, con la presión que ejerce el partido Popular con los medios poderosos del Estado, no reúne las condiciones mínimas de legalidad para que prospere con las mínimas condiciones democráticas para llevarse a efecto.
Y, por consiguiente, le corresponde al Gobierno de la nación dar el paso de dialogar con el Govern de la plaza de San Jaume, para que retire este remedo de referéndum que no lleva a ninguna parte; y, pacte de manera democrática y en plena libertad otro referéndum plebiscitado con todas las garantías procesales, que deben de tener una cuestión tan importante para Cataluña y para el conjunto del Estado español, como es la cuestión independentista.
Se equivoca el Gobierno, si con medidas coercitivas y mandando a los cuerpos de seguridad y orden público a intervenir carteles y urnas, así como también bloquear la financiación autonómica, pretende silenciar un proceso que lleva décadas interiorizado en la sociedad catalana. Sólo mediante diálogos francos y alumbrados por la razón, en una nueva Constitución que configure a España como “una nación de naciones”, que contemple otra realidad más en consonancia con lo que acaece cada día en nuestra compleja sociedad, puede vislumbrarse un futuro donde puedan armonizarse las diferentes naciones y autonomías que conforman el país.
Catalunya, bien sabemos que es una nación, con lengua y cultura propia, desde que Wifredo “El Velloso”(1) lo liberó de la “Marca Hispana” del imperio de Carlomagno en el siglo IX , en un condado, que luego se uniría al reino de Aragón; y, más tarde con su unión dinástica a Castilla se iría conformando un nuevo concepto de Estado-Nacional en la frontera de la decadencia de los reinos medievales, y la nueva concepción renacentista del auge de los nacionalismos y el absolutismo como nueva forma de gobernar; donde definitivamente acaba el poder de los señores feudales para ir apoyándose en una nueva burguesía y en el poder que ostenta la corona, que va tornándose cada vez más centralizada y absoluta. Nada, por tanto, hay que restar a la historia; y sí, regresar a ella, para comprender donde habita el origen de los desencuentros y, como consecuencia, que maneras y métodos hemos de emplear para tratar de llegar a un entendimiento que haga posible continuar en el mismo camino de intereses recíprocos que, desde hace siglos, vislumbraron los reyes de Castilla y Aragón(2) para hacer un Estado más fuerte que pudiera competir con los reinos poderosos de aquella Europa que dejaba el Medievo para entrar de lleno en el Renacimiento...
Sin embargo, el miedo atávico a un nuevo concepto de Estado, y a unas nuevas relaciones entre las autonomías y el poder central, hace que el Gobierno quede inmovilizado y sin pulso para llevar a efecto una reforma de la Constitución, que pueda dar cabida a las diferentes formas de entender el grado de autonomía que deben de tener las naciones históricas como Cataluña, Navarra y Euskadi, y el resto del país. Nada conseguiremos cerrando los ojos a la realidad y prohibiendo consultas, pues ello nos lleva directamente a la destrucción de la convivencia, que más tarde será imposible de restañar.
Sí acudimos a los procesos históricos de independencia que se han dado en los últimos siglos XIX, XX y los años del presente, bien referido a Hispanoamérica(3) o a África, y más recientemente en la vieja Europa en lo que vino en llamarse Yugoslavia(4) -Eslavos del sur-, todos los intentos que se intentaron para impedir el proceso independentista fracasaron estrepitosamente; y, por el contrario, dio lugar a costosas perdidas en vidas humanas y en destrucción que no beneficiaron a nadie; y además, no impidieron el proceso independentista que siempre al final triunfaron. Y, en esta lección que nos da la historia, debemos de ser prudentes y no caer en un proceso falto de visión política, y al contrario, abrir caminos de diálogos con aquellos que piensan que la independencia es la mejor opción.
Cuando una democracia está vacía de contenido, porque no protege a sus ciudadanos -tal como bien nos apuntó Nelson Mandela: “Si no hay comida cuando se tienen hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”, y además no tienen la libertad de expresión como dice el artículo 25 de la Constitución de 1978, entonces no podemos llamarla democracia, porque sólo es una apariencia, una ficción disfrazada de democracia. De tal manera, que podemos hacernos una pregunta, a saber: ¿Por qué en países democráticos como: Canadá (Quebec), Reino Unido (Escocia), y Checoslovaquia (Chequia-Eslovaquia), se pudo hacer un referéndum para la independencia, y en España en relación a Catalunya, no se puede llevar a cabo...?
¿Es qué acaso en Canadá, Reino Unido y Checoslovaquia, impera la democracia, y en nuestro país brilla por su ausencia? ¿Es qué acaso en esta España nuestra, nunca nos vamos a quitar la herencia de la dictadura del general Franco y del fascismo? ¿Es qué esta España de charanga y pandereta, que bien nos dijera don Antonio Machado en sus versos, no acabará nunca de marcharse con sus miedos y sus malas gentes?
La España de hoy se merece que sus pueblos y sus gentes, hablen y dialoguen sin temor y con la frente levantada a los nuevos tiempos...Y, que se pongan no una, sino miles de urnas para que el pueblo pueda decidir lo que considere en conciencia más oportuno... Porque en eso consiste la libertad, y un pueblo sin libertad es un pueblo rendido y de rodillas a los poderosos. Y la España que queremos todos es una España en libertad, donde por fin no exista el miedo de gritar a bocas llenas lo que pensamos y de decir quiénes somos.
Avisamos, y tenemos a bien dejar recado explícito, del peligro de echar leña al fuego del independentismo catalán. No; no nos parece oportuna la insensata postura de tratar una problemática clara y específicamente política, con la entrada en tromba de jueces y juzgados para tratar de solucionar la cuestión catalana que lleva tiempo gestándose en el seno de su propio proceso cultural e identitarios como pueblo.
El Gobierno del PP -verdadera fábrica de crear nuevos independentistas- con la ayuda de los partidos constitucionalistas, podrán evitar el referéndum, enviando a la GC y a la PN a retirar las urnas -no habrá nada más patético que la imagen de la Guardia Civil en una democracia formal como la nuestra, retirando las urnas-; sin embargo, si nos vamos a procesos similares que la historia nos tiene perfectamente detallados a poco que consultemos su lectura, hemos de convenir que generalmente los procesos independentistas han seguido su evolución a pesar de que las medidas coercitivas y policiales pudieran durante un determinando tiempo pararlas.
Nada puede detener al mar en su fuerza devastadora; y así mismo -en nuestra opinión-, nada puede detener la marea independentista una vez que una nación ha decidido tomar la vía de la independencia. Sin embargo, creemos aún posible, que todo este proceso se reconduzca si hay voluntad política y se tienden puentes a Catalunya. Porque si a finales del siglo XV, Aragón necesito a Castilla para continuar su política expansionista en el Mediterráneo; de igual manera, ahora, con una visión política pragmática y llena de una visión realista de sus propios medios económicos y productivos, es claro que su mejor desarrollo se halla dentro de la unión con el resto del país; porque su mejor mercado es la propia España y su mejor aval es continuar siendo la primera nacionalidad en las ratios económicas y de desarrollo del país.
Puede que al ver la luz este artículo en las páginas del Faro, haya pasado el 1 de octubre, y la incertidumbre del referéndum en los pétalos de la margarita del sí y del no... Porque aunque es cierto que este posible referéndum no reúne las suficientes garantías para que pueda homologarse su validez; no es menos cierto que no se puede evitar - ni siquiera con el aumento de los cuerpos de seguridad y orden púbico-, que los catalanes porten su voto y lo depositen en una urna, una caja de zapatos, o una papelera que, para un referéndum sin garantías democráticas que el Gobierno se ha encargado de invalidar, da lo mismo...
Con los gritos de "¡¡¡ A por ellos, a por ellos...!!!"(5), despiden a las fuerzas de la G.C, camino de Catalunya, como si fueran a no sé qué guerra imaginaria, ni a que también territorio imaginario a conquistar, cuando en realidad en Catalunya el 1 de octubre del presente, sólo se va a producir un referéndum ficticio que ha sido declarado ilegal por el Constitucional (el referéndum de la St.Pepi) donde en vez de urnas se utilizarán cajas de zapatos y papeleras al uso, porque este referéndum con tantos "recortes" del Gobierno tiene menos porvenir que un espía sordo, como se decía en Ceuta hace años, cuando apenas era un niño...
La verdad esto de ser español, “na má” que nos trae disgustos, porque cada día se levanta uno con una nueva estulticia... No sé, no sé, ¡por vida de Cristo! -tal como decía siempre Joaquín-, ¿a dónde vamos a llegar? Vergüenza, y algo que más vergüenza, sentimos. Sí; sentimos mucha vergüenza...
Y, ¿son españoles, verdaderamente españoles, esos que gritan y cantan alzadas las banderas rojas y gualdas?: ¡¡¡A por ellos, a por ellos...!!! La verdad que no lo sabemos, porque tras esos cantos de "A por ellos, a por ellos...", se adivina el odio que ha ido sembrando el PP contra otros españoles -en este caso contra los catalanes, porque a día de hoy los catalanes son tan españoles como tú, o como nosotros- y utilizan a las Fuerzas de Seguridad y Orden Público del Estado, como el brazo armado a sus políticas nefastas de dividir a los españoles, dando la apariencia, -aunque es claro que ese no sea el fin último- de tratar de ocupar Catalunya con los Cuerpos de la GC, y PN, traídos desde todos los rincones de España, y retrotrayéndonos en un viaje temporal a la trágica "Guerra Civil" de 1936, donde hermanos fueron a luchar contra hermanos...
Las imágenes de la "vergüenza", ya las tenemos ahí y por mucho tiempo no podrán ser borradas de nuestras retinas... ¿A dónde nos lleva las políticas a ultranza del nacionalismo centralista del Partido Popular? ¿A qué desastre nos llevará, Dios mío? ¿A qué desastre...?
Las imágenes de una España con banderas al viento, azuzando a los miembros de la Benemérita, como si fueran a una expedición punitiva de salvadores de la patria, que ya ha saltado -para nuestra preocupación- a todos los rincones de España y del mundo; ya sólo faltaba para completarla, la imagen -que nunca desearíamos columbrar-, a saber: "A los guardias del benemérito cuerpo, retirando y llevándose las urnas..." Y, a la G.C. no se la puede confundir, porque la G.C. no debería estar para cuestiones, porque estas cuestiones sólo se resuelven con diálogo y voluntad política de desear solucionar esta complicada solución; pero en ningún caso mandando a la Benemérita a retirar urnas de Catalunya, porque las urnas representa la imagen más significativa de una democracia que se precie serlo...
No; no, por nada del mundo deseamos ver esas imágenes, porque esas imágenes significarían un duro golpe para la democracia en nuestro país, y la marcha irreversible de Catalunya de España... Y, acabamos este artículo con el dolorido sentir -como dijera Garcilaso- que el otoño eleva en el aire las hojas de los árboles, las sostiene un momento, para luego alejarlas en los caminos de la tarde inertes y desechas, como pudieran hallarse nuestras conciencias. Ahí os dejo los versos premonitorios del poeta:
“Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón...”
Antonio Machado (1878-1936)