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De Cataluña y la Democracia Un artículo con el que pretendemos interpretar el concepto profundo del ejercicio real de la “democracia”, en un país como el nuestro que sólo lleva ejerciéndola desde 1978 en que fue promulgada con el deseo del Gobierno de Cataluña de realizar un referéndum que, ponga en claro definitivamente si los catalanes desean continuar integrados en la unidad de España
Pareciera que el término “democracia”, va y viene, se empequeñece y se agiganta, se apropia y se roba, se adueña y se desprende, se pone en boca de unos políticos y de los contrarios, se usa y se tira, se hace ley irrevocable e intocable por el Gobierno de España, y se toma al asalto como un bien supremo por el ”Govern de Catalunya”...
Y, ante este uso del término según sea quien lo refiera, nosotros deseamos adentrarnos en el término político de la democracia y restaurar su verdadero sentido de alcanzar la libertad de exponer la opinión de los ciudadanos.
A tal fin, parece razonable pensar que a ningún español que se le preguntara por la independencia de Cataluña, respondiera afirmativamente a dicha independencia; porque llevamos siglos con las barras rojas y amarillas incorporadas en el escudo de España y forma parte del sentir general de la nación.
No obstante, lo anterior, que nos parece obvio, hemos de decir que esta voluntad política creada a finales del siglo XV, por Fernando II e Isabel I -reyes de Aragón y Castilla- al unir sus reinos a través de sus esponsales(1469), por intereses(1) que demandaban sus respectivos reinos, y con ello, dieron origen a un “reino de reinos”(2) -incorporando Navarra y el reino nazarí de Granada- que el tiempo fue labrando a golpe de gesta y entuertos, conformando para este país el nombre de las Españas...
Nos duele España, naturalmente, como le dolía a los escritores de la “Generación del 98”, tras la pérdida de Cuba y Filipinas, en una guerra desigual contra el corso americano, que ante la explosión del Maine(3) en el puerto de la Habana de Cuba, sólo pretendió sacar ganancias ante un país depauperado, que un día fuera un imperio, y ahora yacía inerte a sus pies con las flotas hundidas y cientos de marinos españoles ahogados en las aguas caribeñas.
Sin embargo, que nos duela España, y que se nos antoje insoportable la independencia de Cataluña, no nos debe de alejar del sentido democrático del derecho que tienen los ciudadanos, a expresar con claridad y sin ataduras su voluntad una vez reflexionada y en total libertad. Y, en el caso que nos ocupa, los catalanes tienen todo el derecho del mundo a expresar su voluntad acerca de si desean continuar en un país llamado España, con sus ventajas e inconvenientes; o, por el contrario su deseo es la separación o independencia del resto del país.
Y, en esto estamos, y cada día se vierten ríos de tinta a favor y en contra, según sean los políticos entrevistados y según sus opciones políticas. De tal manera, que en este circo mediático, que al parecer todos ganan, porque todos tienen sus minutos de gloria, y los medios están a “full” entreteniendo día y noche al personal, se haya la ciudadanía, que a todas horas la cansan con posturas encontradas que no llegan a ningún fin razonable; porque ellos son los primeros interesados en no alcanzar ninguna meta que ponga un poco de cordura. Por consiguiente, hemos de saber, que mientras anden en este tira y afloja en un juego infernal, que, sin duda, no acabará el uno de octubre del presente; sino que se alargará todo el tiempo que consideren oportuno. De tal modo, que así no se habla de las malas condiciones de trabajo de la población; con unos sueldos ridículos que no llegan a mil euros; con una sanidad lamentable que ha ido perdiendo calidad con tantos recortes; y. con un paro, que nos gobierne la formación política de derechas e izquierdas en cuestión, se halla siempre cercana a los 4.000.000 millones de parados, que lastra la consecución de mejores derechos laborales y conquistas salariales; y, sumiendo a gran parte de jóvenes en la desesperación, que como consecuencia se les señala de manera vergonzante encogidos de hombros, la puerta de la emigración a otros países, añadiendo como dijo el ministro: “que la emigración de los jóvenes era buena porque así aprendían nuevas experiencias e idiomas”. Nunca llegó tan lejos la estulticia de un ministro...
Nada de la situación actual se hubiera dado, si los diferente gobiernos y sobre todo el del Partido Popular hubieran dialogados con la Generalitat y los partidos catalanistas, acerca de un estado abierto que le permitiera desarrollarse como nación dentro de un concepto federal o similar más amplio, en el que no limitara sus aspiraciones nacionalista, y a la vez viera la conveniencia de continuar su vinculación histórica con España, que ha mantenido durante siglos.
Pero la política de la derecha y la socialdemócrata del PSOE, no ha sido la de mantener la mano tendida: sino por el contrario, la de exacerbar el nacionalismo centralista y patrio, como antaño lo hiciera la dictadura de Franco, de tal modo que el independentismo catalán, minoritario sólo hace unos años, ahora se ha extendido como una llama a la que le arrojaran gasolina para que prenda más y queme en pocos minutos lo que ha costado tantos años construir. No sólo los ciegos no pueden ver; sino también aquellos que no lo desean por mucho que se les dé a columbrar la muestra. Y, en este sentido, los diferentes gobiernos de Madrid nunca supieron ver; o, no quisieron adentrase en esta problemática, esperando que el tiempo y la indolencia diera sus frutos, y cayera la fruta madura sin que nadie atendiera recogerla para exponerla en los mercados. No; nadie atendió al independentismo catalán, que fue creciendo a su forma y manera, hasta ser el principal tema a tratar por el Gobierno de la nación, cuando aquí y allá, más que llover, caen granizos como puños, a saber: paro, recortes en sanidad, bajos sueldos, emigración de los jóvenes, precariedad laboral, violencia de género, escolarización, faltas de puestos en la formación profesional, altas tasas en la universidad, y sobre todo que el último granizo, el de la corrupción, se acabe de una vez por todas; porque con políticos corruptos, como se ha evidenciado en los diferentes juicios que se han ido desarrollando un día sí y otro también, no vamos a ningún mercado exterior con la suficiente relevancia y valor que se preste a exportar nuestros marcas, dada la mala imagen que damos de cara al exterior como país -sólo falta leer la prensa extranjera-, de falta de seriedad y de honradez de aquellos que nos gobiernan,,,
Hemos de acabar estas líneas, y acabamos en un alegato a la cordura; porque si los políticos catalanes se descalifican ellos mismos, por sus prisas independentistas, que sólo parecieran botarates presos de una iluminación que raya en los sobrenatural al modo mariano; no lo es menos el jefe del Gobierno, el Sr. Rajoy, que bien pareciera el Cid “Campeador”, defendiendo el artículo 2º de la Constitución Española(4) -que dice aquello de la unidad de España-, de los moriscos, que al no verlos ahora y fuera más bien cosa del pasado, se ha tirado al monte contra los catalanistas, como si estos no fueran aún -mal que les pese- españoles comunes al modo como bien dijera don Antonio, en sus magistrales versos de “El mañana efímero”, del libro: “Campos de Castilla”.
“España de charanga y pandereta,
de cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma quieta
ha de tener su mármol y su día
su infalible mañana y su poeta...”
Antonio Machado
(1875 Sevilla -1939,Colliure)