Siempre he sentido hacia Cataluña y los catalanes afecto y admiración, como ciudadanos laboriosos y emprendedores que son, y por ser Cataluña una de las regiones más prósperas de España. Pero, de eso, a que haya sido alguna vez “nación”, como a toda costa nos quieren hacer ver quiénes son separatistas (sólo el 19 % de los catalanes y el 24 % de los vascos), incluso bajo el chantaje de que “volverán a hacerlo”, creo que, si así sucediera, cometerían una enorme torpeza que nuevamente les conduciría a sufrir otro sonado fracaso entre los cinco intentos de golpe de estado fallidos que desde 1713 ya llevan, porque se volverían a vulnerar frontalmente la Constitución y los principios generales de indisolubilidad de la unidad española y la igualdad de todos los españoles ante la ley, que la Constitución determina.
Cataluña es una gran región entre todas las demás que España tiene. Pero jamás fue nación, ni independiente, ni reino, ni estado, ni soberana. Sólo tuvo en el medievo el “condado” de Barcelona y varios señoríos, dependientes del reino de Aragón, cuando otras muchas regiones de España sí fueron reinos independientes y ella no. Tampoco existieron los “países catalanes” y nada justifica que ahora exija tenerlos.
"Si se llegara a perdonar la deuda pública a Cataluña como en los medios se ha informado que igualmente se pretende, se trataría de implantar la más absoluta desigualdad e injusticia"
Nunca he sido político, pero como simple ciudadano, hago uso de mi derecho a la libre opinión y expresión, expongo que me tengo por ser una persona moderada y sensata que procuro comportarme con seriedad, rigor e imparcialidad objetiva; lo que moralmente me obliga a decir que veo del todo indigno, humillante y vergonzoso el privilegiado favorecimiento que ahora se viene haciendo con Cataluña simplemente por así exigirlo un prófugo catalán de la justicia, que huyó al extranjero escondido en el maletero de un coche y desde allí no deja de hacer daño a España con la connivencia de otros.
Con él se ha pactado en el extranjero lo que, a mi modesto juicio, es la más vergonzosa claudicación del Estado, a cambio de unos votos para conseguir la pasada investidura, máxime cuando el propio investido prometió públicamente traerlo detenido y esposado para su entrega a la justicia a fin de que rindiera cuentas por sus hechos presuntamente delictivos; mientras que ahora es el mismo prófugo, aforado como Diputado en Bruselas, quien se permite pactar y exigir una ley de amnistía para amnistiarse a sí mismo a cambio de unos votos para investir a quien prometió detenerlo y que, ahora, es el mismo que promueve traerlo a España, pero “amnistiado” y empoderado.
Todo lo anterior, sumado al agravante de que, si se llegara a perdonar la deuda pública a Cataluña como en los medios se ha informado que igualmente se pretende, se trataría de implantar la más absoluta desigualdad e injusticia, como sería condonar a Cataluña 15.000 millones de su deuda pública, más intereses de demora, más su otra deuda con el FLA, concederle la gestión de la Seguridad Social y destinar de forma exclusiva para Cataluña el cien por cien de todo lo que en ella se recaude, con lo que se cometería una escandalosa discriminación, una flagrante insolidaridad y una tremenda injusticia entre regiones, territorios y personas, en perjuicio de los que menos tienen para que los que tienen más sean cada vez más privilegiados, dejando a regiones más pobres en el más alto nivel de indigencia.
"Se me ha invitado por la Redacción de El Faro de Ceuta a que escriba un artículo para su Anuario de fin de año. Muy agradecido por la invitación, creo que, en este año 2023, continuamos teniendo dos problemas que resolver: 1. España vuelve a tener muy crecido el problema del independentismo catalán. 2. La Aduana del Tarajal, sigue siendo un problema sin resolver en perjuicio de Ceuta"
Obsérvese que se trataría de aprobar una ley de amnistía, exigida por el propio prófugo para amnistiarse a sí mismo y, además, condonar y dejar impunes flagrantes delitos cometidos por más de 300 independentistas de los CDR y terroristas encausados por el “procés”, para borrar penalmente los que son delitos tan graves como los de malversación agravada, prevaricación, falsedad documental, revelación de secretos, desobediencia al Tribunal Supremo y otros investigados por presunto delito de terrorismo por la Audiencia Nacional.
Ese, si llegara a cometerse, creo que sería el mayor de los disparates. Sobre dicha ley, ya se han pronunciado, Felipe González, manifestando, que, “no se trataría de perdonar delitos, sino que eso sería tanto como pedir perdón a quienes cometieron los delitos”. Y Alfonso Guerra: “Esta amnistía es la condena de la Transición, pido que no la hagan porque es muy grave; por ahí, iríamos camino del Caribe”. Y el 45,8 % de los suyos están en contra de aprobarla.
Y es que, esa amnistía la exige quien quiere imponerla, el mismo prófugo huido que a sí mismo necesita amnistiarse; y la apoya y promueve la misma persona con la que ha pactado la amnistía, para perpetuarse en el poder; no para conciliar a los españoles y buscar el bien común, ni tampoco “por España”, ni “en bien de España”, que como pretexto se invoca, sino para beneficio de sí mismo, para su injusto favorecimiento y del propio prófugo, con el que se pacta una serie de ocultas y escandalosas cesiones a los separatistas con tal de favorecer al prófugo huido, a quien la autoridad competente está obligada a detenerlo para entregarlo a la Justicia; habiéndose también provocado con ello el enaltecimiento del independentismo más radical y a las fuerzas separatistas de nuestro país, a la vez que se “blanquea” como buena la anterior intentona golpista del 1-O de 2017, con el consiguiente descrédito e indignidad de la Justicia y los jueces, que fueron la institución que más se implicó en dirimir y revertir la explosiva situación entonces creada por el fallido golpe de estado.
En mi condición de jurista que durante doce años administré justicia económico-administrativa, habiendo sido por ley completamente independiente, en el ejercicio de mis funciones de revisión de las reclamaciones económico-administrativas, no puedo sino calificar esos anunciados pactos como hechos absolutamente injustos, inconcebibles y aberrantes, habida cuenta de que se haría de mejor derecho a los delincuentes que a las personas honestas, en detrimento de otros honorables españoles a los que no se les dispensa tal trato, considerando, por ello, que se actuaría en grave perjuicio del prestigio de España y del interés común de los españoles, simple y llanamente para favorecer a un prófugo, a cambio de obtener de él siete votos que hicieron posible la investidura, en exclusivo beneficio de la persona investida y del prófugo huido.
Me tengo por ser una persona normal, sencilla, moderada, de talante juicioso y ponderado. Pero, si escribiendo diera aquí mi asentimiento a tal anormalidad, pesaría sobre mi conciencia moral haber actuado en contra de mis firmes convicciones, que siempre que, en todos los puestos de trabajo que como funcionario he desempeñado, siempre procuré hacerlo en bien del buen nombre, la dignidad, el bien común y los intereses generales de las instituciones y los ciudadanos, bajo el indeclinable deber de respetar rigurosamente la “ley”, la “igualdad” y la “justicia”, sin haberme prestado jamás a nada de lo que no fuera legal.
Centrándome ahora en el problema de la Aduana comercial del Tarajal, que es un problema que singularmente afecta a Ceuta y lo traigo aquí a colación en defensa de la ciudad, no alcanzo a comprender qué problema se tiene por parte de Marruecos para que dicha Aduana no acabe de funcionar conforme a lo acordado por España y Marruecos.
"En la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, Marruecos se comprometió a instalar en su lado, la Aduana del Tarajal, llevando desde entonces 117 años resistiéndose a ponerla en pleno funcionamiento"
Estamos ya en el siglo XXI, y no se concibe que un país no acabe de normalizar su tráfico mercantil a través de una Aduana comercial que afore las mercancías y devengue los derechos arancelarios a la importación mediante el correspondiente despacho aduanero, como Aduana exterior que el Tarajal es de la Unión Europea, ya sea en régimen de viajeros o con destino a consumo de expediciones comerciales a “libre práctica”, si no son mercancías comunitarias, para conferirles el estatuto de la UE.
Ya, el 4-04-1418, sólo tres años después de que los portugueses en 1415 conquistaran Ceuta, el rey portugués, Juan I, escribía una carta al Papa Martín V solicitándole autorización para comerciar con los sarracenos, al estar entonces prohibidos los intercambios de mercancías entre cristianos y musulmanes desde los Concilios III de Letrán de 1179 y IV de 1215. De cuyos anteriores precedentes históricos claramente se colige que, en materia aduanera, con Marruecos estamos ahora peor que en 1418, hace ya 607 años.
Bastante más reciente, en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, Marruecos se comprometió a instalar en su lado, la Aduana del Tarajal, llevando desde entonces 117 años resistiéndose a ponerla en pleno funcionamiento. Y llevando últimamente dicha Aduana más de tres años cerrada por el país vecino de forma unilateral, habiéndola abierto sólo de forma parcial y restringida, para exportar sus mercancías a España, pero cerrada a la exportación de mercancías por Ceuta con destino a Marruecos.
¿Y por qué Marruecos no permite las importaciones en su territorio desde Ceuta y Melilla?. Pues todo hace presumir que es porque se quiere aislar y estrangular la economía de ambas ciudades españolas que, si hace 607 años ya funcionaba normalmente su tráfico mercantil y su despacho aduanero entre ambos países, ¿por qué ahora no puede seguir funcionando igual, con lo beneficioso que resultaría ese comercio bilateral para ambos Estados?. Incluso en períodos en que las relaciones España-Marruecos fueron tensas o beligerantes, las fronteras del Tarajal con Ceuta y la de Beni Enzar en Melilla, continuaron abiertas para facilitar el tráfico aduanero entre ambos países. Y eso es lo que Marruecos ahora parece resistirse a que entre en servicio.
Prueba de ello, se tiene en que, el 13-03-2020 Marruecos cerró su Aduana del Tarajal con Ceuta unilateralmente, sin previo aviso y sin dar explicaciones de ninguna clase, y así sigue todavía a finales de 2023, pese a haber transcurrido casi cuatro años y a que, en la misma Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, Marruecos se comprometió a instalar su Aduana comercial en el Tarajal, que luego, injustificadamente, incumplió en reiteradas ocasiones.
"Los día 1 y 2 de febrero, se han adoptado acuerdos bilaterales suscritos por los jefes de gobierno de ambos países, siendo luego siempre Marruecos el que los incumple sin justificación alguna"
Y, si bien en la actualidad, teóricamente, la Aduana figura como abierta y hasta se han realizado ensayos de cara a hacer ver su supuesta apertura, luego, Marruecos incluso se contradice manifestando que ni siquiera tiene Aduanas y fronteras suyas con Ceuta y Melilla, porque las que mantiene con ambas ciudades no son españolas, sino de su propia soberanía.
Luego, es público y notorio cómo nos han llovido en Ceuta y Melilla la presión desde el propio Marruecos, con auténticas invasiones y avalanchas con miles de niños menores no acompañados y, casi a diario, masivas oleadas de pateras por las playas del Tarajal y Benzú.
Muchos de esos niños quedaron luego abandonados en Ceuta a su suerte durante bastante tiempo, sobreviviendo gracias al único amparo y caridad de España, de las autoridades de Ceuta y de familias ceutíes que particularmente les acogieron y les dieron albergue y manutención en centros de acogida, hoteles, viviendas particulares y comedores de la Cruz Roja.
Este mismo año, los día 1 y 2 de febrero, se han adoptado acuerdos bilaterales suscritos por los jefes de gobierno de ambos países, siendo luego siempre Marruecos el que los incumple sin justificación alguna, habiendo llegado a afirmar el propio Director de Aduanas de Tetuán, quien contradictoriamente también aduce que su país no tiene frontera ni Aduana con Ceuta ni Melilla, aun siendo una evidencia física y jurídica inequívoca e incuestionable que en todo el mundo se conoce; lo que pone de manifiesto la falta de seriedad y rigor con que Marruecos se comporta en sus relaciones con España que, en bien recíproco de ambos países, deberían ajustar sus comportamientos a la estricta observancia de los acuerdos que firman.
Pues, por si pudiera servir algo todo lo anterior como punto de partida para la reflexión y el reencuentro en la mejora de las relaciones de paz, amistad y buena vecindad entre España y Marruecos, y en todo el mundo, modestamente sugiero que se declare la “tregua de Navidad” en todos los lugares donde haya litigios, hostilidades o guerras, para que paren las armas, se detengan todos los conflictos armados, las injusticias, las muertes y las miserias, y podamos todos abrazarnos en estas Fiestas navideñas, en la paz de Dios.
Feliz Navidad a todas las personas del mundo de buena voluntad, junto con mis mejores deseos de salud y prosperidad para todos en fin de Año 2023 y en el nuevo Año 2024.
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