Turbulentos son los tiempos que estamos viviendo, vergonzosos los que presenciamos y angustiosos de los que esperamos.
En un mundo cada vez más globalizado, en el que supuestamente estamos más interconectados, más cercanos a todo tipo de información y formación, parece algo surrealista que, en este pedacito de tierra, la nuestra, la Ceuta multicultural, la perla del Mediterráneo…estemos viviendo un retroceso histórico en lo que a derechos se refiere.
Mientras que, en otros países inclusive el nuestro, España, vemos como cada vez avanzamos en un programa de país inclusivo en todo tipo de áreas, educativas, económicas, tecnológicas, científicas, sanitarias y sociales, aquí en este minúsculo trocito de tierra, las cosas giran al revés de las manecillas del reloj. No avanzamos, vamos retrocediendo poco a poco en lo que entendemos en la actualidad como, la instauración democrática de los derechos humanos, unos derechos que afectan a todos los ciudadanos que conformamos esta ciudadanía, al margen de etnias o credos, sin olvidarnos, claro está, de las obligaciones.
Mientras que en otras partes del mundo se discute sobre problemas reales que afectan a todos los ámbitos antes mencionados y se trabaja para buscar alternativas a las carencias que puede sufrir cada pueblo, ya sea fomentado y creando proyectos e iniciativas de progreso para jóvenes y mayores, haciendo frente común ante las adversidades como la falta de empleo, el cierre de las pequeñas empresas, el fracaso escolar, la falta de vivienda…etc. En Ceuta se discute ya sea en el pleno de la ciudad, en ruedas de prensa o por las redes sociales, si la mitad de la población, en este caso la musulmana española, tiene derecho de marcar en rojo en el calendario laboral autonómico, una fecha que señale una “fiesta” religiosa, no cultural o tradicional, sino religiosa de dicha comunidad.
Para rizar más el rizo, si cabe, se recurre a la estrategia del engaño, de la vil mentira, para alimentar aquellas mentes atoradas de prejuicios hacia lo que denominan “el otro”, formando juicios infames y vendiendo patrañas para los usureros que se las creen, sin ni siquiera documentarse al respecto y sin tener en cuenta al juzgar, por lo menos el derecho a la duda razonable.
Este es el caso de la polémica creada en torno al calendario laboral ceutí, los de la extrema derecha, van vendiendo a todos y todas aquellas personas que, les prestan oído, que la ciudad planea quitar la Navidad, o el día del patrón ceutí; patrañas inventadas y soltadas sin vergüenza ajena, sin complejos y sin fundamento y, aun así, hay quien se las cree a pie juntillas, sin parar a pensar si eso es cierto o incluso si es legal.
Desde mi humilde opinión, no veo donde está el problema, se pueden conjugar las fiestas y el número en rojo del calendario sin quitar, ni cambiar una fiesta por otra, sin vanos enfrentamientos y sobre todo sin el circo mediático a los que nos está acostumbrando el grupo parlamentarios de VOX Ceuta.
Este grupo alega a las “raíces occidentales y cristianas “que, según ellos, son incompatibles con la mitad de la ciudadanía que profesa otra religión, vénganse ustedes a entender que, hasta que no ha aparecido en el escenario político este grupo, aquí vivíamos confundidos, muy alejados de la realidad ceutí ya que según este grupo estas fiestas “no pertenecen ni a nuestra cultura ni a nuestra tradición”, como si esta tierra solo perteneciera a aquellos conciudadanos que son, cristianos apostólicos romanos, dueños de todo por derecho divino y los demás, ya sean musulmanes, judíos, hindúes, agnósticos o ateos, nos tenemos que acoplar a lo que a los “señores” les viene bien a su entender y su deseo.
Este modo de pensar y de actuar, propio de otros tiempos lejanos, concretamente del feudalismo, donde se llevaba a cabo la distinción de clases sociales, el poder del clero y la nobleza sobre los siervos y, sobre todo, los enfrentamientos constantes… en cuanto a la cultura, solo aquellos que formaban parte del clero, tenía derecho a la misma. Este sistema social cerrado, anticuado y, sobre todo, gracias a Dios erradicado, es el que pulula por el imaginario de la extrema derecha de nuestra ciudad, que contempla a la mitad de los ceutíes como meros vasallos a la orden de sus deseos.
Creo que, ya es hora de que estos señores bajen de sus castillos a la dura realidad de estas tierras, a enfrentarse a las necesidades sociales y de muchos otros ámbitos que azotan a esta ciudad y se dejen de inventar batallas inexistentes contra dragones imaginarios…la realidad supera la ficción y la gente se está hartando de tanto drama, victimismo y falsa identidad patria de la que se creen dueños y señores; esta ciudad se merece más que eso, necesita unidad de todos sus ciudadanos, en todas las esferas sociales de la misma, sin distinción de ningún tipo, trabajando codo con codo para buscar soluciones a problemas reales que afectan, en primer lugar, a una convivencia pacífica y en segundo lugar, a los derechos por igual de todas aquellas personas que formamos la ciudadanía libre, solidaría y unida que se merece esta tierra.
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