Casi cien personas desalojadas tras otro incendio en un garaje

De nuevo un incendio en el interior de un garaje comunitario, y esta vez en pleno centro de la ciudad: en el edificio Mediterráneo de la calle Galea. Sucedía en la madrugada de ayer y, como sucediera en el siniestro de Parques de Ceuta y dada la cantidad de humo concentrada, se ordenó la evacuación de los dos bloques de pisos que se encuentran en este punto, los números 4 y 5.

En total, casi un centenar de personas que tuvieron que salir a la calle, pasadas las cinco de la madrugada, con lo puesto. Ancianos, madres con sus bebés en brazos, niños que vivían este suceso como una aventura y familias al completo se concentraban a las afueras de sus viviendas contemplando, en primera persona, la labor de los agentes del Cuerpo de Bomberos que tardaron casi dos horas en tener la situación controlada por completo.
Agentes de la Policía Local se encargaron de pegar puerta por puerta a todos los vecinos, alertándoles para que abandonaran lo más rápido sus casas debido al peligro que representaba la acumulación de humo provocado por la quema, intencionada, de un vehículo propiedad de uno de los vecinos. Un hombre que no tiene vinculación alguna con las fuerzas de seguridad y que fue en esta ocasión la víctima elegida para que el autor o autores de este suceso decidieran dejar completamente destrozado su coche. Por las llamas también se vio afectada una motocicleta que el mismo dueño tenía estacionada al lado del coche, una bicicleta y una zona que usaba como trastero y en donde guardaba una biblioteca, también destruida por completo.
Mientras los bomberos trabajaban en la extinción de las llamas, los policías locales y nacionales acordonaban el lugar y controlaban el tráfico, y los miembros de Protección Civil esperaban los avisos por si fuera necesario el reparto de mantas (tarea que no se llevó a cabo ya que la temperatura, a pesar de ser plena madrugada de diciembre, no era baja). En la calle estaban las historias de las familias que habían vivido en primera persona esta pesadilla. El padre con su bebé de unos tres meses en brazos, arropándolo con una manta, al que la Policía Local le había acompañado de vuelta a la casa, una vez desalojado el edificio, para poder coger un biberón. O la de la vecina Maruja, una anciana a la que todos los residentes del bloque echaban en falta tras producirse el desalojo del edificio, por lo que la Policía tuvo que regresar al interior y golpear la puerta de su vivienda con mayor contundencia para que Maruja les escuchara y pudiera abandonar la casa. O la de una vecina, que se encontraba sola y a la que le había dado incluso tiempo a sacar una pequeña bolsa de equipaje a la calle, siendo la más precavida de todo el vecindario.
El susto, prácticamente en el cuerpo de todos. También la indignación contenida entre quienes se habían visto sobresaltados con los golpes en sus puertas y desconocían el origen de este nuevo episodio violento. “Están siendo demasiados”, lamentaba un agente de la Policía Nacional. Al fondo, entre los vecinos afectados, el comisario principal del Cuerpo, Jaime Castellví, que era, curiosamente, otro de los vecinos desalojados.
“El que ha hecho esto, no sabe qué ha podido provocar. A ver si lo detienen porque nos ha dado a todos un buen susto”, apuntaba una vecina. Los afectados destacaban la buena coordinación entre las distintas fuerzas actuantes y el malestar lo dirigían hacia quien está detrás de este tipo de atentados que genera intranquilidad ciudadana y suponen toda una amenaza.
Entre los afectados muchos niños y adolescentes, que se habían dado el madrugón inesperado mucho antes de lo debido. “¿Se lo puedo comentar mañana a la señorita?”, comentaba un escolar de siete años, provocando la oportuna sonrisa de unos padres que recordaban el susto sufrido cuando, en cama, fueron despertados por los golpes en la puerta de casa. “Pensamos al principio que era algún gamberro pero al escuchar a la Policía ya nos dimos cuenta que no”, recordaban.
Muestras verbales de indignación las había entre los presentes, pero sus rostros y gestos indicaban mucho más: que te obliguen, en pleno invierno, a abandonar tu casa porque alguien ha decidido que esta noche el incendio tocaba en tu garaje era algo complicado de asimilar. Además del incendio, en el interior del garaje la Policía pudo comprobar que se había practicado el robo en el interior de otros tres coches, así que se perfila el móvil del robo como la principal causa de lo que ya muchos tildan de “atentado” en condiciones. La presidenta del Gobierno accidental, Yolanda Bel, apuntaba ayer a los periodistas que existe una “preocupación máxima” por lo que está pasando y advirtió de que desde la institución municipal se prestará la mayor colaboración posible para intentar poner punto y final a unos incendios que cada vez son más virulentos. “Al final el peso de la ley caerá” sobre los autores de estos incendios, recalcó Bel. Durante el día y tarde de ayer agentes de la Policía Científica reconocieron el lugar para intentar buscar huellas, aunque no existía cámara de seguridad para poder disponer de alguna imagen del implicado o implicados.

Un incendio “complicado de controlar”
Cualquier incendio en el interior de un garaje resulta complicado de controlar. Lo aseguran los bomberos que ayer trabajaron a destajo para sofocar las llamas y evitar que el suceso fuera a más. Dentro del garaje se alcanzaron temperaturas de hasta 1.000 grados. Tras unas dos horas se controló el suceso.

“Golpearon en las puertas para que saliéramos”
Los policías locales fueron puerta por puerta golpeando en todos los pisos de los dos bloques de la calle Galea para instar a sus ocupantes a que salieran a la calle debido a la cantidad de humo acumulada y el peligro de intoxicación. La alarma e inseguridad entre los afectados fue evidente.

Mantas para protegerse del frío y mascotas a salvo
En la calle, sobre todo las personas mayores, se protegían del frío con mantas que habían podido sacar de sus domicilios. Los vecinos tuvieron que salir a la calle prácticamente con lo puesto, pero hubo tiempo de proteger a los animales más queridos, las mascotas.

De la noche a la mañana, siniestro total
Así quedó el vehículo calcinado la pasada madrugada: siniestro total. Su dueño se ha quedado sin vehículo porque sí, porque le ha tocado a él. En un principio se sospechó que fuera de un agente pero con posterioridad  esta idea se descartó al comprobarse los datos.