Opinión

Carta abierta a la rectora de la Universidad de Granada

El viernes, 5 de octubre, usted estará en nuestro Campus presidiendo el acto de apertura del curso académico en Ceuta. Estos actos son siempre importantes en el ámbito académico. Que la primera autoridad académica de la Universidad nos acompañe, también es motivo de satisfacción para todos nosotros. Razones que no vienen al caso, me impedirán estar presente en el mismo, como desearía. Le pido disculpas. Además de saludarle, también me hubiera gustado escuchar la lección magistral del profesor Rafael Myro, sobre la internalización de la empresa española. Al ser una materia relacionada con mí área de conocimiento académico, hubiera sido aún más instructivo para mí acudir a la misma.

Sin embargo, no quisiera perder la ocasión que me brindan estas páginas para transmitirle la carta que me han remitido desde la parte más débil de nuestra “cadena de producción”, como ellas le llaman. Se trata de nuestras limpiadoras. Las que, a diario, mantienen en un estado más que sobresaliente la limpieza e higiene de todas nuestras instalaciones. Esas empleadas que, pese a prestar sus servicios para una empresa externa, son compañeras nuestras desde hace más de 25 años. Porque, no nos engañemos, externalizar servicios no implica que la empresa principal, en este caso la Universidad de Granada, deje de tener responsabilidad en el trato digno a estas trabajadoras. Paso a transcribir, literalmente, el referido escrito:

Las limpiadoras y la Universidad

Feo panorama el que nos hemos encontrado, el grupo de cinco trabajadoras del servicio de Limpieza, a la vuelta de las vacaciones de agosto y que viene desarrollando esta labor en el Campus Universitario de Ceuta.

Hemos sido informadas, después de un mes de incertidumbre, que una nueva empresa adjudicataria del Servicio de la Limpieza en Este Campus Universitario se hace cargo de esta labor y que además nos ofrece una merma en horas y en sueldo, todo sin que hayamos sido informadas de tal actuación.

Una oscura actuación no exenta de errores e informaciones falsas que nos han hecho sentir condenadas y destinadas a modificar nuestras condiciones laborales, a pesar de que la empresa adjudicataria tiene la obligación de subrogarnos en personal y en horas. No en vano llevamos más de 20 años efectuando la tarea de la limpieza en este Campus, a la que invitamos sea inspeccionada por quienes quieran y puedan tener su opinión sobre la labor allí realizada.

De esa manera como contribuyentes puede opinar sobre el destino de los caudales públicos con la que financian la tarea de mantener limpio un Centro Público digno de los usuarios a los que va destinado.

En este caso, la Universidad de Granada pone de manifiesto que reconoce la existencia de operarias de la limpieza con trabajo en precario y ejerce como Administración una falta de sensibilidad hacia las personas más vulnerables de la cadena productiva, cosa que no ejerce con el resto de personal que tiene a su cargo. (Tan dignos unos, como nosotras). No somos merecedoras de ningún castigo. A la vista están las numerosas dependencias que atendemos.

Luego no valen los discursos espurios, donde pretenden poner de manifiesto el trato igualitario, por tanto inexistente, dado el deterioro que ejercen en los valores que llevaron a las mujeres a tener puestos de trabajo dignos y al que esta acción no ayuda en nada. No estamos mendigando nuestro sueldo. Estas maneras son propias de otras épocas, indignas de la modernidad que nos estamos exigiendo todos.

No estamos mendigando nada, estamos reivindicando que no nos modifiquen nuestras condiciones laborales y salariales, por temas que a nosotras se nos hace difícil entender. Máxime cuando hemos visto que año tras año se iban incrementando los espacios a atender por las operarias del Servicios de Limpieza, sin que ello llevara incremento salarial, y ahora que al parecer, como consecuencia de la creación de una Administración que atiende las zonas comunes de los tres Estamentos usuarios del Campus, se nos reduce sustancialmente nuestras horas y nuestros sueldos.

Pensamos que la Universidad, de tener esta información, no debería actuar de esta forma, porque no seremos nosotras las causantes de ninguna merma importante de sus presupuestos y con ello participarían en la responsabilidad de mantener un servicio, que en seis años que llevamos en el Nuevo Campus Universitario, ha sido un modelo a seguir por el estado de conservación que ha mantenido hasta ahora.

Ana Mª Alarcón Reyes”

Ya ve, señora Rectora, lamentablemente, la parte más débil de la cadena, es la que siempre sale perjudicada. Si hubiera posibilidad de que usted remediara esta situación, nuestras trabajadoras de la limpieza, y creo que todos los empleados del Campus, se lo agradeceríamos.

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