La confección de los horarios del profesorado de secundaria ha ocasionado un considerable revuelo en los Institutos. Este hecho, en sí mismo, es un claro indicador de la lamentable situación a la que hemos llegado. Y debería servir para llamar a la reflexión al profesorado. Para quién no esté suficientemente informado de lo que ha sucedido haremos un breve resumen.
Este año, el Parlamento aprobó una ley que pretendía “revertir los recortes” en materia educativa. Esta norma derogó algunas disposiciones impuestas en el año 2012 y “rehabilitaba” la Orden Ministerial que regula el Funcionamiento de los IES desde el año 1994.
Esta norma establece, con rotundidad, que el profesor que tenga más de 18 horas de clase verá compensada cada una de ellas con “dos complementarias”. Dicho de otro modo, quien tenga asignadas 20 horas de clase (apelando a la excepcionalidad establecida la norma, que sarcásticamente en Ceuta son todos los casos), tiene derecho a que se le computen 4 horas como complementarias. De esta forma, y teniendo en cuenta que son 7 periodos lectivos los que completan el horario, y que una hora es obligatoria para Departamento, y otra para atención a padres (tutoría); sólo queda disponible una para hacer guardias.
A la sede de CCOO acudían compañeros (afiliados y no afiliados) preguntando y pidiendo asesoramientos sobre la legalidad de sus horarios, sobre las “compensaciones horarias” y sobre la obligatoriedad de hacer hasta tres guardias en estas condiciones.
A la vista de que, efectivamente existía una inquietud generalizada en el colectivo, CCOO, previa consulta al Servicio de Inspección, emite una nota informativa para sus afiliados y posteriormente una nota de prensa, explicando exactamente lo que dicen las norma en vigor para que cada profesor sepa a qué atenerse y puedan obrar en consecuencia en función de su propio criterio.
Este hecho, simple donde los haya, decir que la administración educativa debe cumplir sus propias normas; y que el horario del profesorado debe ajustarse a lo que establece la Orden Ministerial que lo regula, se convierte en motivo de fuerte controversia. ¡Asombroso!
El Ministerio de Educación incumple su obligación de dotar a los IES de plantillas suficientes para garantizar su funcionamiento con normalidad. No hemos sido capaces ni siquiera de levantar la voz (lo de promover movilizaciones quedó para el recuerdo). La solución, al parecer, es que el profesorado “generosamente” (unos con más suerte que otros) asuma con la cabeza agachada y la boquita cerrada más horas de las que legalmente le corresponden para “tapar las vergüenzas” del Ministerio.
No se trata ya del flagrante incumplimiento del compromiso hecho público de reducir las horas de clase de 20 a 18 horas, es que las plantillas ni siquiera llegan para cubrir las necesidades más elementales. Pero claro, la culpa de todo esto la tiene quien asesora al profesorado sobre el derecho que les asiste a que sus horarios se ajusten a la ley. Ciertamente, ya quedan pocas cosas por ver. Lo peor es que las terminaremos viendo.
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