Carracao puede ser portavoz de quien quiera; pero el PSOE, no

La verdad es que desconozco la transformación que ha sufrido usted en los últimos años. De un candidato al Congreso de los Diputados que levantó la moral decaída de los socialistas, porque es cierto que realizó una buena campaña, a un secretario general entronizado de una cohorte de fieles que le llevan en volandas (lo malo es que un día le dejen caer y tenga un costalazo de tomo y lomo) han pasado unos cuatro años. A lo mejor la respuesta está en que de candidato le venía el traje a la medida y como secretario general no da la talla, porque no todo el mundo vale para todo.
Usted cuenta con una serie de valores que son razonablemente factibles para ser el cabeza de los socialistas ceutíes, pero hay veces que pierde el Norte con propuestas totalmente peregrinas que nadie entiende. Y entre sus cualidades no está, desde luego, ser un demócrata a la vieja usanza. Esos demócratas que creían en la libertad de expresión y no esa legión de recién llegados que abogan por el progresismo, pero guardan el artículo 20 de la Constitución española en el bolsillo, según le convenga. Porque eso es lo que le pasa a usted, que no acepta crítica alguna, arrojándose incluso al envío de mensajes nada adecuados -vía SMS- a quienes escriben cosas que no le gusta. ¿Socialista? Pero volvamos. Le decía que usted posee una serie de cualidades que parecía que le hacían idóneo para el puesto que ocupa, pero la humildad y el encaje no entran en su manera de ver la vida y por ende, tampoco los transporta a la política diaria.
¿Qué le ha hecho este medio de comunicación a usted? Pienso que nada, que nos odia cordialmente y todo porque ha sido criticado en la columna de Carmen Echarri en varias ocasiones. No le ha gustado nunca y buena prueba ha dado de ello por distintos medios, hasta en las redes sociales que tanto le gustan y que al final son un peligro en la mayor parte de las ocasiones, ha afeado esas críticas, cuando lo lógico sería dejarse de comentarios pueriles y mandar una carta al director como Dios manda. Pero para eso hace falta talla. Le voy a poner un ejemplo: si el presidente Vivas hubiera demostrado tener la misma correa que usted para aceptar las críticas, a buen seguro que hoy en día tendría una úlcera de estómago. No hay comparación entre las críticas que nuestra compañera ha realizado al presidente de la Ciudad con las que ha dirigido contra su persona, mejor dicho contra su actividad pública. Y cuando usted quiera compruebe la hemeroteca.
A partir de ahí, se ha convertido en el portavoz absoluto del otro medio de comunicación de nuestra ciudad. El secretario general de los socialistas es el brazo político de las inquietudes demostradas en el citado rotativo. Que allí hablan de una persecución por parte del Gobierno autonómico y que se necesita ayuda económica para salvar al Ceuta (de la desastrosa campaña económica y deportiva de este año, ésto último es de mi cosecha), no hay ningún problema... Carracao convoca una rueda de prensa para explicar que hace falta dinero público para ingresarlo en la cuenta del Ceuta. No importa que se rompan todos los esquemas socialistas, porque, al fin y a la postre, es el portavoz de quien usted ha preferido y nada más. Así que es capaz de pedir que nos quiten la Feria, pero no de reclamar dinero para el club que preside ‘su amigo’.
Que en el citado rotativo se enfadan porque la Ciudad Autónoma le ha puesto un canon de dos mil cuatrocientos euros por un local de casi trescientos metros cuadrados, haciéndoles abandonar la planta de arriba de la Galería Apolo para convertir ese lugar en un museo de la prensa destinado a todos los ceutíes de manera gratuita y restaurando el local con dinero de esta empresa... pues no hay ningún problema, como portavoz de quien ha elegido, lleva el tema al pleno de la Asamblea como una interpelación. Y así, ha intentado desviar la atención de ese antagonismo que siente hacia este diario, disfrazando su preocupación en la falta de locales para las asociaciones. ¿No hacía falta ese local de la galería Apolo para las entidades sociales cuando lo ocupaba la Asociación Deportiva Ceuta? Porque por aquel entonces a usted no le preocupaba lo que ahora lleva a pleno. El ejemplo de la demagogia más clara.
Usted, como José Antonio Carracao, es libre de convertirse en portavoz de los intereses de quien le parezca, no porque le una nada, sino porque es una unión en contra de este medio de comunicación que nunca le ha gustado (¡Ay Salvador, que error cometiste!... porque se acuerda de Salvador ¿no?, de su padrino... ¿cómo le llamaban en el medio que usted protege?). Las siglas del Partido Socialista Obrero Español son algo más serio para embarrarlas en unas pretensiones que no se explican claramente.
Pero vamos, usted mismo, es tan libre como cuando propuso que el Príncipe Alfonso se podía convertir en un lugar turístico.