El carnaval de 1936 fue el último que se celebró en Ceuta, unos meses más tarde un golpe militar nos trajo una España en blanco y negro, llena de censuras y prohibiciones, tendrían que pasar muchos años, hasta que en 1983 volvió a nuestras calles.
El carnaval durante la República fue una explosión de colorido y de festividad donde los bailes y las murgas por las calles se multiplicaron. Aquel de febrero de 1936, según cuentas las hemerotecas, tuvo un éxito de participación, pese a salir de una campaña electoral que desembocó en la celebración el 16 de febrero de las elecciones generales para el Congreso de los Diputados, donde el candidato por el Frente Popular de Izquierda Manuel Martínez Pedroso (PSOE) obtuvo el acta parlamentaria y el concejal Republicano Sánchez Prado volvió a ser designado alcalde de Ceuta. A últimos de febrero se celebran los carnavales y las diferentes asociaciones recreativas y políticas se vuelcan organizando sus actividades.
Las murgas fueron muy numerosas, el gran autor de letras Roque Guerrero del Peñón contribuyó a este carnaval con la titulada “Los Rumbistas Mexicanos”, y también se pudieron ver a “Los vendedores del Fli” y “Los Piratas” entre otros. Seguramente fueron muchas más pero debido a que no existía ningún concurso de Murgas, ni la prensa en aquellos años prestaba mucha atención a estas agrupaciones tan solo hemos podido saber las que algunos ceutíes que vivieron aquellos carnavales nos han contado.
Entre las asociaciones tendríamos que destacar el baile de carnaval en el teatro Cervantes “Blanco y Negro” de la Asociación de la Prensa que presidía Antonio Martín de la Escalera, organizado por el diario El Defensor, los precios para poder asistir no eran nada barato: ocho pesetas el caballero y dos cincuenta señoras y señoritas. Estableciéndose varios premios, al mejor traje, al grupo más original, al más numeroso que postule por las calles esos días de carnaval y al mejor traje de papel. Los regalos que se entregaran a los premiados se exhibieron en los escaparates de Casa Molina y en el establecimiento de muebles de Aurelio Fernández en la plaza de Azcárate.
También estaban los bailes de máscaras del Casino Africano, Centro de Hijos de Ceuta, Casino de Suboficiales (hoy Banco Popular), Casino Militar y tantas otras. Una asociación que destacó en este carnaval de 1936, tal y como hemos podido ver en la prensa, y en fotos de la época fue el partido de Izquierda Republicana, quien tenía su amplia sede en plena calle Real, en sus locales celebró dos bailes uno a media tarde para los más jóvenes y ya por la noche para adultos.
Como apuntes históricos sobre este partido en Ceuta señalar que se creó tras fusionarse en abril de 1934, los partidos Acción Republicana, de Manuel Azaña, el Partido Radical-Socialista, de Marcelino Domingo y la Organización Republicana Gallega Autónoma, de Santiago Casares Quiroga. En la ciudad los primeros pasos para la creación de Izquierda Republicana, los proporcionó el Catedrático del Instituto Hispano-Marroquí, y Presidente de Acción Republicana Luís Abad Carretero, con anterioridad ostentaba el cargo el maestro Ángel Grande Pérez.
El primer comité estuvo presidido por Luís Abad, vicepresidentes Salvador Pulido López y Juan Rueda Lara. En 1.936 tras el triunfo del Frente Popular y la toma de la presidencia de la República por Manuel Azaña, Izquierda Republicana cobra un gran protagonismo en la vida política del país. En Ceuta se produjeron varios cambios, tras la celebración de una asamblea el día 20 de abril de 1936, eligiéndose presidente al abogado Salvador Fossati Puente.
Sánchez Prado en las coplas de las murgas
El que fuera alcalde y diputado por nuestra ciudad durante la Segunda República, el doctor Antonio López Sánchez Prado, también fue enjuiciado en las coplas. La Murga se llamaba “Las niñas Republicanas”, cuyo director era Francisco Zumaquero Padial y tal vez, fue cantada en los carnavales de 1933. Esta Murga estaba integrada por gente de la mar, su vestimenta era muy llamativa todos vestidos de niñas muy pintadas, con una banda con los colores de la República, fajín y vestido en color rosa y el sombrero republicano. Cuando se paraban en cualquier plaza de la ciudad y lo ceutíes le pedían alguna copla desplegaban una gran bandera tricolor que metían dentro de unas canastas. Sus repertorios era muy crítico y cuando terminaban decían: “Y las niñas republicanas cogen la bandera y se ponen a llorar…” La copla donde se criticó la labor del alcalde tenía su razón tras su discurso el día de la toma de posesión y terminó con un muy comprometedor: "Si veis que no cumplo con mi deber, que me aparto del camino recto, debéis arrojarme de este puesto, con el cual me habéis honrado pero no por la puerta, sino por el balcón". La copla cantada por esta agrupación decía: "La huelga de los pescadores, lo que el alcalde quería, para tapar un desfalco, que en la caja fondo, de menos tenia, se ahogaron esos hombres, y ahora sus hijos estarán, muertos de hambre y miseria, sin tener padre que les dé pan, a ti, a ti, compañeros pescadores, las niñas republicanas, están dispuestas a tirar, a nuestro alcalde por la ventana”.
Las murgas cantaron en 1928 la visita de Alfonso XIII
En estos apuntes cronológicos, que estamos dando sobre la historia del carnaval ceutí hoy vamos a dar un salto en el tiempo, persiguiendo la actualidad, y recordar la repercusión que tuvo en los carnavales de 1928 la llegada de Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia a Ceuta un 5 de octubre de hace 78 años.
Los autores de las murgas como Roque Guerrero del Peñón, Corinto, José Benítez Orive, Joaquín Rodríguez Romero y tantos otros se esforzaban todas las noches con sus murguistas para ir insistiendo con las nuevas coplas, y todo esto regando las cuerdas vocales con los buenos caldos de la España Vinícola o de Casa Cosio. Los lugares de aquellas reuniones eran los patios como la Tahona, Páramo, Don Juan, Bisagra, Centenero, Cigarra, y tantos otros donde ultimaban sus tipos y letras.
Tras esta visita Real los murguistas tomaron buena nota de todo aquello que aconteció para plasmarlo en los carnavales de 1928. No sería nada fácil escribir en aquellos tiempos, por la censura establecida, recordemos que desde septiembre de 1923, el general Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el Estado de guerra y exigió que el poder pasase a manos de los militares. En Ceuta se estableció una Junta municipal presidida por el teniente coronel José García Benítez.
Recordemos que aquella visita, duró varios días visitando también lo que fue el Protectorado Español en Marruecos. La ciudad se engalanó para tal ocasión con varios arcos de flores repartidos por la ciudad. Los Reyes llegaron en el buque Jaime I, y tras cumplimentar a las autoridades en el puerto partieron hacia el acuartelamiento legionario de Dar Riffien, donde Doña Victoria Eugenia entregó al coronel del Tercio Eugenio Sanz de Larín la enseña nacional.
Tras este acto partieron hacia Ceuta y el Rey inauguro la empresa petrolífera de Ybarrola y más tarde de forma oficial el palacio municipal. Fueron muchas las coplas que ironizaban aquella visita, pero una quedó para siempre grabada en la memoria de los ceutíes, “Todavía estamos recordando…” y termina evocando que una vieja que vende estropajo puso una bandera que está todavía.
Parece ser que el autor de ella fue el murguista Joaquín Rodríguez Romero, este era propietario de una zapatería en la calle Jaúdenes, su comercio era lugar señalado de tertulias carnavaleras. Una vez cerrado el establecimiento se reunía con su grupo en la calle Obispo Barragán. Aunque no era de Ceuta, ya que nació en Los Barrios, a los pocos meses de nacer, sus padres se trasladaron a nuestra ciudad y aquí echó raíces y aprendió a conocer y querer el carnaval.
Entre los grupos que sacó destacar a “Los huérfanos de la guerra” en 1925, esta murga quiso homenajear con sus coplillas a los fallecidos en la Guerra de Marruecos. Sus tipos eran muy atractivos y llamativos., con una capa negra, grandes sombreros oscuros y botines blancos.
Al año siguiente, su murga satirizaba a las niñas que trabajaban en una sala de fiesta de la calle Larga llamada “El Kursal” y la copla decía: “Presentamos al cocinero, don Arturo y don Jaral, Casimiro y don teclo, camarero del Kursal, la Lola y Beatriz, si si, Amparito y Leonor, jugadoras de ruleta, si si, y señorita encarnación….”
No hemos podido saber todos los componentes de aquella murga que dirigía con maestría Joaquín Rodríguez Romero, pero si al menos, conocemos que entre otros estaban, Manuel Barrientos, llamado cariñosamente “el cojo”, Joaquín Rodríguez Viso, Baldomero y Juan Rodríguez, y la encargada de trasladar a la tela lo imaginado por este grupo de murguistas era la abuela de Barrientos.
Les puedo asegurar que si existe algo que identifique nuestro carnaval con las Murgas y si tuviéramos que nombrar a un autor este sería sin duda Roque Guerrero del Peñón, persona amante y sabedora de cómo hacer una copla para sus agrupaciones.
El nombre de Murga empieza a verse reflejado en los periódicos de la ciudad en la primera década de 1900, con este dato es fácil deducir que desde primero de siglo a las agrupaciones callejeras ceutíes se les denomine Murga, entendiendo a esta como un grupo de músicos que recorren las calles cantando coplas, que en general suelen ser similar a lo que hoy entendemos en el mundo del carnaval como cuplé y algunos temas mas serio pasodobles, pero nunca las murgas interpretaban un popurrí. Los instrumentos eran laúd, guitarra y bandurria sin caja ni bombo, y los miembros de estas agrupaciones eran siete, con su inseparable postulante siembre acompañado de una caja de madera con una ranura en la parte superior para ir echando las “perras gordas” que los ceutíes les daban por cantarles alguna copla.
Los componentes de sus murgas variaban muy poco y cada año eran prácticamente los mismos, donde habría que destacar a Francisco Navarro que tocaba el laúd y la guitarra con maestría, de él salían los arreglos y la música de las coplas, otro miembro muy destacado era Enrique Lara, guitarrista, Juan Pozo, José Moreno y como postulante Eugenio encargado de pasar el calcetín y gritar aquello de “Primera parte una chica, segunda parte una gorda…”.
Ensayaban entre el patio de las gaseosas, propiedad de Alba, en el callejón del Lobo, y la calle la Estrella y el patio la Tahona, en la plaza de Azcarate. Los diferentes grupos de Roque Guerrero fueron: “Marineros en seco con los ases de la pantalla”, “Los representantes del yoyo”, “Los profesores del baile”, “Los jugadores del Golf”,”Los del Wonder-Bar” y los “Rumbistas mexicanos”. Tras la prohibición del carnaval, siguió reuniéndose con su grupo en la bodega que existía en el callejón del Lobo, “La Alicantina”. Vivía próximo a ella donde estuvo hasta hace poco la marisquería Silva. La sabiduría de Roque nunca se apagó y mientras vendía sus dulces llamado “Monas” siempre se le podía escuchar alguna coplilla. En 1972, volvió a reunir a su grupo, a petición del historiador Alberto Baeza, para la elección de Maja de España que se celebraba en Ceuta en ese año.
Estas son las murgas que nos han llegado, pero a buen seguro, el grupo que capitaneaba Roque Guerrero sacaron otras muchas mas agrupaciones. El motivo de no saber el nombre de las demás, es muy sencillo, estas agrupaciones no concursaban tan solo salían a la calle a cantar sus coplas de una forma anárquica sin programa establecido y en ningún diario de la época se les entrevistaba o se hacían eco del nombre de sus grupos.
Coplas para la historia del carnaval de ceuta (1886-1936)
BARRACA PLAZA AZCÁRATE (1935)
Pusieron una barraca
En la Plaza de Azcarate
Para todo el que quisiera
de momento retratarse
Retrataban de torero
de guardia municipal
sacando agua de un pozo
y bailando también el que va
Sí señor, si señor
mi suegra fue y se retrato
si, si, si
con Catano. Alfredo y Pajarraco
y salieron en lo alto
de un aparato
ALFONSO XIII Y LA PESCADERÍA (1928)
Todavía estamos recordando
este año que ha pasado,
cuando vino el monarca y la reina
a este gran pueblo africano.
adoquinaron las calles
el puente nuevo se estrenó
para que pasara el monarca
como rey de la nación.
ustedes sabrán señores
que nadie en el pueblo dormía
solo por ver el alumbrado
que en la población había
y no pusieron una luz
allá en la pescadería
y una vieja que vende estropajo
puso una bandera que está todavía.
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