Carmen Marañés: el pequeño gran comercio y la necesaria apuesta por la economía local

En estos días vemos multitud de campañas que se solidarizan y apoyan al comercio local frente a la pandemia que el Covid-19 ha generado. Ésta no solo se refiere a tragedias humanas, que se ven en los fallecidos, los contagiados y los enfermos. También posee una larga sombra en los aspectos económicos de las ciudades, sean de la envergadura que sean y, por supuesto, en su gran magnitud social.

El pequeño comercio se resiente de un mes sin ventas, pero sí con costes, y teme que el coronavirus sea la antesala de algo peor.

Pero el pequeño comercio quiere resistir, y se emplea a fondo en ser, incluso, mejores que antes y atender al cliente como se merece. Este es el caso de la Perfumería y Lencería Carmen Marañés, con más de 30 años de existencia en el sector del comercio asociado a lo exquisito de sus marcas, toda una referencia tanto dentro de la ciudad como en la cercana Marruecos, con marcas como Lise Charmel, Andrés Sardá, Verdísima, Antigel entre otras en lo que se refiere a lencería y baño, y La Prairie, Sisley, Sensai, Sisheido en cosmética de tratamiento y colorido, o Atkinson, Creed o L’Artisan, además, en perfumería. “Es una empresa con productos muy exclusivos y lo que más me caracteriza y diferencia de otras empresas es el trato personalizado con los clientes, sea en el producto que sea que forme parte de Carmen Marañés, un bañador, un perfume, una crema o un producto de colorido”, afirma con decisión Patricia Marañés, su responsable.

“Ahora con más motivo, después de todo lo que ha pasado porque el modo de atender al público, hoy, aún es más exclusivo”, añade. La entrada a la tienda está restringida a un solo cliente y si no quieren esperar, pueden solicitar cita el día y hora de su elección a través de distintas vías que incluyen desde una llamada telefónica hasta un Whatsapp o sus redes sociales con Facebook o Instagram, por lo que el trato será aún más personalizado: “Si antes me dedicaba en cuerpo y alma a los clientes, ahora más aún”, afirma. Y es que para su empresa, buenos productos y buen trato al cliente son una fórmula perfecta de diferenciación en un mercado totalmente saturado de competencia.

No en vano, Patricia acaba de reabrir su negocio, cerrado desde el pasado 16 de marzo por el estado de alarma . Ayer se mostraba inquieta e impaciente ante la expectativa de la reapertura, pues el futuro que depara al pequeño comercio toda una incertidumbre, aunque ella lo tiene claro: luchará por su supervivencia. El día ha sido un ir y venir de clientes y saludos desde la tienda a amigos, conocidos y otros comercios.

Desde la interrupción de la actividad comercial, la espada de Damocles de un cierre definitivo ha planeado sobre la cabeza de muchos pequeños empresarios, a lo que se añade que Marañés no disponía de venta online, lo que habría generado algo este nulo tiempo de ingresos. “No hemos tenido ingreso alguno, pero hemos hecho frente a los pagos de todo: alquileres, proveedores, empleada, impuestos…” lamenta Marañés. Ahora, mientras le diseñan y ponen en marcha una pagina de venta en internet, ha incorporado la posibilidad incluso de videollamadas para atender consultas así como la entrega a domicilio para aquellas personas que no puedan desplazarse hasta la tienda. “El futuro comercial incluye lo digital, -a la vista está- pero el trato personalizado que me caracteriza, con los productos tan exclusivos y seleccionados, debe continuar y reflejarse también en este entorno, lo cual no es fácil”, afirma.

Dada la situación económica actual, que genera quebraderos de cabeza sea cualquier sea la dimensión de la empresa, las ayudas al sector son más que necesarias, casi obligatorias si no queremos perder nuestro tejido comercial. Perfumería y lencería Carmen Marañés se ha acogido a todas aquellas en las que entraban sus supuestos “Creo que estas ayudas son muy necesarias, hacen mucha falta en Ceuta, en España, y en todo el mundo. En Ceuta con el tema de la frontera ya acusábamos una bajada de ventas, eso es indudable y la situación, ya entonces, era muy complicada; ahora con el coronavirus, además tenemos cerrada la península. Nos tenemos que volcar en el cliente local. Mi familia entera, no solo yo, estamos convencidos de que hay que dejar nuestro dinero en España; si no nos apoyamos todos y nos unimos todos, vamos a la hecatombe. Hay que dejar el dinero en el país y luego en la ciudad en la que se vive, la que te da de comer” afirma con rotundidad.

Este lunes reabrió sus puertas Carmen Marañés para reencontrarse con sus clientes, que ansiaban reponer productos y ver otros. ”Prácticamente es todo igual a antes de fatídica de fecha, solo que hemos reducido el horario - de 11 a 14 horas y de 18 a 21 horas-; hemos restringido el número de personas en tienda a solo dos – el cliente y yo-; hemos adoptado medidas higiénico-sanitarias como la obligatoriedad del uso de mascarillas, guantes y de gel hidroalcohólico; y la imposibilidad de tocar los productos, más aún los cosméticos, lo que viene casi impuesto por las propias marcas con una pautas muy definidas”. Para preparar este momento de apertura, en Carmen Marañés se han esforzado por la completa desinfección de la tienda, tanto en los productos como las instalaciones.

Ante las perspectivas de futuro de cara a esta desescalada progresiva, Patricia Marañés se muestra preocupada “Tengo preocupación general, como todo el mundo, porque ahora mismo nos toca vivir una gran incertidumbre y nos sabemos cómo va a responder la gente. En mi primer día no me puedo quejar, han venido clientes habituales, pero como sabéis tengo una importante línea de solares y baño y aunque creemos que se van a abrir las playas con limitaciones como distancia de seguridad y aforo limitado, esperamos podemos contar con la temporada estival de forma progresiva. De todas formas, las perspectivas no son muy buenas. Ya es temporada y la mercancía se acaba de recibir ahora”.

“Lo principal es que se apoye el comercio local”. Eso es fundamental para Patricia Marañés, y “para eso se necesita de todos: instituciones, medios de comunicación, comerciantes, empresarios, clientes, ciudadanos… es la única manera que yo veo de que salgamos adelante. Que nos volquemos con nosotros. Otros países lo hacen, y yo lo veo bien, y lo valoro positivamente, sin duda. La gente tiene que convencerse de que nos tenemos que ayudar unos a otros, pero es fundamental incentivar el pequeño comercio de Ceuta, de forma masiva, más ahora que la gente está muy sensible, que se le pide paciencia, pero que también se le debe motivar para que compre aquí, que compre en los pequeños comercios, que somos los que damos vida a las calles y los que generamos riqueza”, concluye Patricia.