Opinión

Medidas, por Carmen Echarri

La Ciudad ha buscado medidas para intentar que la gente venga a Ceuta. La última conocida, poner el trayecto de barco para turistas, ida y vuelta, a 16 euros. La medida es positiva, también lo es el esfuerzo de la institución municipal en conseguir que los atractivos que tiene Ceuta (que son muchos) atraigan el suficiente número de personas como para lograr que nos creamos que el turismo es un yacimiento económico importante. Hoy por hoy desgraciadamente no lo es. Tras este paso deberán llegar otros importantes: que una vez que hayan venido queden cautivados como para querer no solo volver, sino hablar bien de Ceuta en los lugares a los que esos turistas acudan.

Para conseguir eso hace falta algo más que partidas económicas. Urgen cambios importantes de tal grado que den un giro radical a una ciudad que no se merece lo que está pasando. Una ciudad, primero, que está sucia. En la que no se ha alcanzado el nivel que antes tenía, en la que no se puede pasear siquiera por algunas de sus calles. Una ciudad, segundo, que arrastra un grave problema estructural y económico que ha terminado por afectarnos a todos. Me refiero al caos de la frontera y a todo lo que hemos perdido por ello. ¿Quién se atreve ya a viajar a Marruecos?, ¿en cruzar con familiares al otro lado para pasar una tarde? Ese era uno de los atractivos que teníamos y que hemos perdido, a no ser que seamos masocas de la cola y de los riesgos como para dejarnos atrapar en toda esta situación. Las relaciones sociales y de convivencia con el vecino país están también deterioradas. Fíjense el enfrentamiento cada vez más evidente que hay a pie de frontera. Nunca antes se había llegado a esta situación.

Las soluciones para esta ciudad deben llegar de medidas que sean complementarias

Limpieza, frontera... y algo más: la falta de ilusión y de alegría en la calle. Eso es importante, eso resulta clave y eso no se consigue poniendo luces de Navidad. Los ciudadanos no están a gusto con la situación vivida y así lo demuestran. Esto es una cadena, si algo no funciona las piezas del dominó van cayendo y terminan salpicando unas relaciones sociales que se traducen en el interés que tenga la propia ciudadanía por implicarse en sacar adelante el barco.

Es una cadena. Lo que se hace por un lado se espera que llegue al otro para poder continuar con la hilera. Hoy por hoy algo estamos haciendo mal. Las propuestas positivas deben ir de la mano del obligado acompañamiento del que ahora carecemos.

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