Sí, seguro, Carmen, intentaré llevarte en mi memoria. Cada vez que se presente la circunstancia de pasar por Málaga “la bella”. Me acercaré a la Plaza de la Merced, buscando el obelisco de Torrijos para leer en su parte lateral la grabación que dice:
“El mártir que transmite su memoria, no muere, sube al templo de la gloria”.
Y tu padre, Luis Dorado, concejal del PSOE en el consistorio malagueño de 1936, lo fue, entre tantos denostados y olvidados por nuestra democracia actual, por nuestro gobierno socialista, que no predica con el ejemplo, con sus esencias y sus valores.
Carmen es una mujer que nos ha dejado a sus ochenta y tres años, que ha encontrado su tranquilidad terrenal este viernes pasado, reposando en el cementerio malacitano de San Gabriel. No es una mujer cualquiera, pues es la primera española que llega al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, demandando al gobierno español, al no habérsele reconocido el derecho a poder exhumar a su padre, situado en una fosa del campo santo de Córdoba, fusilado por los golpistas del franquismo insurgente.
Ella se nos ha ido sin ver su lucha y reivindicación realizada, pero los eslabones de la cadena siguen unidos, siendo su hijo Antonio quien retome la causa justa, alentado por miles de compatriotas que demandan, demandamos “verdad, justicia y reparación”.
No el PSOE su partido del alma, ni Rosa Aguilar y su vinculación a Córdoba, ni IU han estado a la altura de las circunstancias. Y eso es lo que más duele, que los “tuyos” te dejen en fuera de juego, que siga habiendo una ley de Memoria histórica ambigua, laxa, vaga en como aplicar ¡qué hacer en el caso de exhumaciones colectivas!, amparando el engaño, el montaje y la cobardía por buscar la verdad irrefutable, ¿propio de la mal llamada y conceptual izquierda PSOE, heredera de Iglesias, de Largo Caballero y del caballero ‘Isidoro’? Si no se hace en esta amarga y desilusionante legislatura, ¿qué queréis que lo haga el PP, conservador, con añoranzas e incapaz de aceptar el franquismo golpista, ilegítimo y pendiente de juicio sumarísimo por aplicación de la justicia universal?
Carmen es ejemplo para muchas cármenes, reclamaba sus derechos al reposo y a su historia, a su memoria que junto a más de 130.000 ciudadanos siguen reclamando el cese y la luminosidad de la ignominia del franquismo nebuloso que quieren justificar, demócratas de nuevo cuño recelosos con reconocer la barbarie del golpismo fascista.
Antonio Gutiérrez Dorado seguirá los pasos de su madre, confiando en que el Tribunal europeo se pronuncie. Reclama lo que le corresponde y que la Ley de Amnistía introductoria de la democracia “inconclusa”, no le arrebate y reconozca sus derechos incuestionables, individuales y de reconocimiento universal. El pacto político de entonces no puede borrar el derecho a la memoria, a la dignidad y buen nombre de los masacrados en nombre de no se sabe que “España a salvar”.
La única forma de cerrar heridas es reconociendo la autoría de los causantes de las maldades.
Queremos seguir reclamando un lugar conocido para tanto desaparecido, para que más allá del testimonio y la simbología, triunfe la justicia en un Estado que sin ella, deja de serlo.
No queremos que sigan habiendo desaparecidos enterrados en fosas o cunetas clandestinas, queremos luz y valentía para llegar a ello. Mientras tanto la ley aprobada, la ley papel será eso, papel mojado, escaparate y cortas intenciones, por situar en la Historia que nos enraiza, legitima y proyecta, verdad y conocer con derecho y opción de perdón, exclusividad de quienes sufrieron en sus carnes, atrocidades del fascismo golpista.
Carmen, admirada y luchadora Carmen Dorado, seguiremos reclamando el descanso justo y las responsabilidades de quienes truncaron la legitimidad de los designios de la voluntad popular democrática republicana del momento histórico vilipendiado.
Y los mayores valores en alza en los que se consideran honestos y auténticos, es a distancia del euro y del dólar bursátil, las acciones que se pronuncian y escriben como:
DIGNIDAD , CONVICCIÓN y ORGULLO
Carmen, gracias por tu causa, por tu manantial desbocado e incontenible de ejemplaridad. Descansa en paz, socialista, mujer, malagueña, buena hija, nuestro afecto de aquellos que al leerlo, asientan sin necesidad de puño alzado, de corazón, por esta causa, por la memoria de nuestros huesos y su reposo terrenal de justicia, hechos y autenticidad.