Una prisión, cárcel, penitenciaría o centro de detención es, por lo general, una institución autorizada por el gobierno en la que se encierra o encarcela a personas condenadas por la ley con la pena de privación de libertad por la comisión de ciertos delitos.
A lo largo de la historia de la humanidad han corrido ríos de tinta y cientos de películas sobre este tema: la pérdida de la libertad, la cadena perpetua, el corredor la muerte, las condiciones de los presos, las fugas, las mafias, las torturas, las corruptelas de los funcionarios, los suicidios simulados, las celdas de castigo, las violaciones, la violencia y la posibilidad de no volver a salir nunca más.
En muchos países las leyes de las cárceles son paralelas a las leyes de la sociedad y todos los más mínimos derechos humanos son vulnerados al antojo de dirigentes y funcionarios de turno.
Lo que hemos oído estos días sobrepasa todos los límites de la imaginación más macabra y tenebrosa que se pueda pensar.
Tras la caída de Al Assad en Siria los periodistas han ido narrando las monstruosidades de sus presidios en los que los revolucionarios entraron para liberar a los presos.
Saydnaya es el lugar donde el Estado sirio asesina en silencio a su propio pueblo.
Cada semana se saca de las celda a entre 20 y 100 personas, en medio de la noche, para ahorcarlas. Al menos 13.000 personas han muerto en Saydnaya desde 2011 en el más absoluto de los secretos. Muchas más personas han muerto tras sufrir reiteradas torturas y ser privados sistemáticamente de comida, agua, medicamentos y atención médica. Los cadáveres de quienes han muerto en Saydnaya se sacan en camiones y se entierran en fosas comunes.
Las cárceles sirias esconden crímenes de lesa humanidad en medio de la guerra
Amnistía Internacional estima que cada mes mueren 300 presos por torturas y malos tratos.
Los presos en el Salvador asciende a más de 81.000 personas acusadas de pertenecer o colaborar con las pandillas, lo que ha provocado un hacinamiento de hasta un 300% en las 23 prisiones del país, convirtiéndose en un infierno para los reclusos, muchos de ellos sin haber sido siquiera juzgados.
En Las dictaduras de derechas o izquierdas los presidios se convierten en la desumanización absoluta y muchos piensan en la muerte como una liberación.
El Estado comete crímenes alegales, los esconde, los tapan, no existen oficialmente. La reinserción y el cumplimiento de la pena son los maquillajes que utilizan los gobiernos para hacer invisibles a las personas que allí ingresan.
Miramos a los campos de concentración nazis como algo lejano e irrepetible, pero se repiten una y otra vez en muchas partes del mundo. También hay presidios anónimos y no reconocidos por los gobiernos.Allí no hay prensa, no hay abogados, no hay justicia, no hay jueces.
Habitarás el olvido, nadie sabrá de tu existencia, confundirás los ojos que te observan como amenazas.
Sócrates pensaba que no había que hacer cárceles sino escuelas y las políticas democráticas trabajan la reinserción de los reclusos. Lo cierto es que deberemos plantearnos el concepto de persona según las circunstancias en la que nos toca vivir.
No corren buenos tiempos y debemos estar preparados para defendernos. Bajar la guardia es fracasar.
Ojalá este cañonazo llegue a todas las celdas del mundo y que su estruendo aporte una conciencia comprometida con la humanidad.
La Delegación del Gobierno en Ceuta ha guardado un respetuoso minuto de silencio por un…
El tercer intento de reformar la ley de seguridad ciudadana, conocida como ley mordaza, con…
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, este viernes a la XXVIII Conferencia de Presidentes,…
El Tercio Duque de Alba II de la Legión de Ceuta está de enhorabuena y…
La sede de la Cámara de Comercio albergó este jueves la entrega de reconocimientos de…
Durante su intervención de este jueves en el Congreso, el diputado de Vox Javier Ortega…