Un año de prisión. Esa es la condena que se ha dictado para el piloto de una moto de agua que en la noche de este domingo
atentó contra un agente de la Guardia Civil de Ceuta al intentar escapar. Se le había detenido por desobediencia, después de una tarde en la que las unidades operativas del Instituto Armado estuvieron detrás de él ante las incursiones constantes que hacía en Marruecos y la probabilidad de que estuviera intentando introducir a un inmigrante bordeando el
espigón del Tarajal. Tras ser presentado ante la autoridad judicial, se conformó con
un año de prisión después de reconocer la autoría de un delito de atentado. Además aceptó la condena por otros dos delitos leves de lesiones, fijada en 30 días de multa a 5 euros cada uno.
La pena de prisión quedó suspendida durante un periodo de 3 años. Si comete algún delito en esa plazo, ingresaría en prisión además de tener que responder de la nueva acción delictiva cometida.
Este es el resultado judicial del suceso ocurrido este pasado domingo, uno más enmarcado en la presión que ejercen las motos de agua o las embarcaciones rápidas en ese intento constante por seguir explotando el negocio del tráfico de personas.
En el caso de marras, la
Guardia Civil estuvo detrás de este piloto toda vez que realizaba continuas maniobras sospechosas. Llegó a intentar entrar con una persona a bordo pero vista la presencia de los agentes optó por retroceder y abandonarla en la playa marroquí.
Tras regresar a Ceuta, en vez de atender las órdenes de los agentes, incurrió en una desobediencia por la que fue detenido.
Ya en la Comandancia de la Benemérita quiso escapar arremetiendo contra un guardia civil con el que forcejeó. La huida quedó abortada ya que se le redujo sin capacidad de poder evitar su presentación ante la autoridad judicial, trámite que se llevó a cabo este mismo lunes.
La pena se dictó en Instrucción por conformidad entre las partes.