El número de presos en el
Centro Penitenciario de Ceuta en noviembre de 2020 era de 315, de los que 296 son hombres y 19 mujeres, lo que indica que la ciudad solo tiene más población reclusa que tres autonomías españolas: Melilla (254), Navarra (286) y La Rioja (293). La mayor parte de los presos cumplen condena en cárceles de Andalucía, en total 13.288; seguidas de los centros penitenciarios de Cataluña (7.958), Madrid (6.997) y Comunidad Valenciana (6.315). Según fuentes penitenciarias, el total de presos en las cárceles españolas en noviembre del pasado año ascendía a 55.915, de los que 51.838 son hombres y 4.077 mujeres.
En febrero de 2020, a las puertas de la declaración del
estado de alarma, las cárceles españolas albergaban un total de 58.901 presos. Un año después hay 55.152, con lo que la población reclusa ha disminuido en 3.749 internos durante el año de la pandemia, es decir, un 6 por ciento.
Y si se tienen en cuenta los meses más duros de la primera ola, coincidiendo con el confinamiento domiciliario, el número de presos disminuyó en 2.842 solo entre marzo y junio de 2020.
Menos juicios y delincuencia
El motivo del alto descenso en esos tres meses de confinamiento fue la suspensión de juicios por el coronavirus, la disminución de la delincuencia y el parón de nuevos ingresos de personas condenadas cuyo plazo para entrar en prisión se cumplía en esas fechas.
También se debió, según fuentes penitenciarias, a que a una inmensa mayoría de los reclusos en tercer grado que cumplían condena en centros de inserción social se les impuso control telemático (mediante pulseras o a través de la voz) para evitar las entradas y salidas diarias de los mismos.
Según datos a 5 de febrero facilitados por Instituciones Penitenciarias, de los 55.152 presos (51.162 hombres y 3.990 mujeres), 47.281 (43.813 hombres y 3.468 mujeres) cumplen condena en centros de la administración general del Estado y 7.871 (7.349 y 522, respectivamente) en las de Cataluña, comunidad que tiene transferidas las competencias en materia de prisiones.
Violencia machista, tercer delito con más presos
Los delitos por violencia de género ocupan ya desde hace varios años el tercer lugar entre las personas que cumplen condena. Hasta noviembre de 2020 (último mes del que se dispone de datos desagregados), había 4.295 presos por este motivo (4.288 hombres y 7 mujeres).
El primer delito sigue siendo contra el patrimonio (robos, hurtos, etc), con 18.124 internos (16.692 hombres y 1.432 mujeres), por delante de los delitos contra la salud pública (7.874, de los cuales, 6.921 son hombres y 953 mujeres).
Casi a la par están los presos que cumplen condena por delitos contra la libertad sexual (3.484) y por homicidio (3.448).
En el lado contrario, los delitos contra el honor. Solo dos personas están privadas de libertad por esta causa (un hombre y una mujer).
Curva descendente desde 2012
Los años con las cárceles más llenas fueron 2008 (73.558 internos), 2009 (76.079) y 2010 (73.929). A partir de 2012 empieza a descender de manera progresiva el número de internos.
Fuentes penitenciarias han señalado a Efe que en el descenso influyó la mayor concesión de terceros grados para cumplir condena en los domicilios.
Pero también la reforma del Código Penal de 2010 que rebajó las penas de los delitos contra la salud pública de 9 a 6 años y de 6 a 3 años, lo que supuso que muchos internos fueran puestos en libertad según iban cumpliendo su condena, antes de lo que les hubiera correspondido antes de la reforma.
Otro factor a tener en cuenta es el mayor número de penas y medidas alternativas a las de prisión que imponen los jueces (en torno a 100.000 mandamientos en 2018 y 2019 y sobre 80.000 en 2020), según las fuentes.
Y por último, también influye el descenso general de la población española.
Extranjeros
A finales de año había alrededor de 16.100 presos extranjeros (287 menos que en enero), que representan casi un 29 % del total de internos.
Durante el pico de la pandemia, entre marzo y junio, el número de reclusos extranjeros disminuyó en 663.
Estos presos han ido descendiendo de manera paulatina desde 2010, de tal forma que en los últimos diez años hay 10.600 menos en cárceles españolas.
La reforma del Código Penal que modificó la sustitución de las penas privativas de libertad por la expulsión en el caso de extranjeros ha propiciado este importante descenso.