La cárcel de Ceuta avanza en esa labor orientada a blindar Mendizábal para evitar la introducción de estupefacientes. Un negocio dirigido desde fuera que intentó cobrar fuerza con el auge de los narcodrones para desestabilizar el funcionamiento interno penitenciario.
Los sistemas de inhibición sirvieron entonces para abortar la entrada de esos elevadores hasta prácticamente eliminar aquellas prácticas.
Ahora con la incorporación de una unidad canina antidroga se pretende avanzar en la estrategia de prevención y garantía de la salud pública de las personas privadas de libertad anulando por completo cualquier resquicio que pudiera ser aprovechado para el pase de drogas.
Este jueves ha concluido la formación para las nuevas unidades caninas de Instituciones Penitenciarias con una exhibición en Burgos. Una de estas unidades se implantará de forma fija en Ceuta, con un funcionario de la ciudad que ya tiene su titulación y un perro adscrito a Prisiones.
Los especialistas cinológicos pudieron demostrar en la Plaza San Juan la técnica del marcaje lapa que se aplica para prevenir la entrada de droga en prisión.
Se trata de una técnica poco invasiva en la que el perro se limita a tocar o marcar la zona en la que puede haber droga. En algunos casos estos canes están preparados incluso para detectar teléfonos móviles.
Un experto cinológico y un pastor belga integrarán desde ya esta unidad que supondrá un avance más en la seguridad del entorno penitenciario ceutí.
Desde hace casi dos años la intervención de la unidad canina que estaba asignada al centro penitenciario de Algeciras era compartida con el de Ceuta, saldándose con muy buenos resultados.
Los dos funcionarios con sus dos perros, uno activo y otro pasivo, trabajan en Ceuta varias veces al mes. Su función ha sido clave no solo desde el punto de vista de la disuasión sino también en cuanto a la incautación de drogas.
Con su operatividad se ha dado un paso más en esa lucha contra el tráfico pretendido, evitando así que entren drogas en prisión y por tanto se consuman.
La unidad canina que se va a establecer de manera fija en Ceuta será propia y exclusiva para Mendizábal, integrada por personal del propio centro penitenciario tras su formación en Burgos. Funcionará de inmediato aunque en ese periodo de operatividad seguirá contando con el apoyo de la de Algeciras.
Su puesta en marcha supone un paso de gigante en esa consecución de la seguridad necesaria para que la prisión pueda tener la función requerida en cuanto a la reinserción.
Es la guinda al trabajo ya hecho previamente para cercar la intrusión de narcóticos y aminorar el pretendido negocio que se busca con el movimiento no solo de hachís sino también de teléfonos móviles.
Nunca antes en la historia penitenciaria de Ceuta había pasado algo así, ni se había logrado tener una unidad canina fija. Tampoco otra comisionada varias veces al mes como se ha conseguido con la de Algeciras en este tiempo. La dirección de prisiones en Ceuta peleó para que se consiguiera una implantación necesaria por las propias singularidades de nuestra ciudad.
Ceuta se ha incluido en la hilera de reducidos y elegidos centros penitenciarios que va a contar con esta unidad propia y en exclusiva (son doce en total en todo el país). Sin duda es uno de los logros más destacados en la gestión desarrollada por la dirección.
En el curso de formación de esta unidad se ha adiestrado a 25 perros que serán asignados a estas unidades caninas antidroga. En total los guías han completado 520 horas lectivas que han incluido sesiones teóricas y entrenamiento práctico.
Instituciones Penitenciarias recordó el día de la presentación de este plan que el proyecto comenzó con una experiencia piloto en el Centro Penitenciario de Burgos en el año 2018. “Desde entonces, de manera progresiva, se han ido constituyendo equipos de esta naturaleza en otras diez prisiones: Albolote, Algeciras, Córdoba, Huelva, Madrid III, Málaga I, Málaga II, Mallorca, Puerto III y Sevilla II”, explicaron.
Durante 2022, las unidades caninas llegaron a detectar casi el 60% (un 58,87%) de la suma de cannabis, cocaína y heroína intervenidos en los diez establecimientos en los que estuvieron operativas.
Ceuta se refuerza con esta unidad después de haber avanzado en los controles desde los focalizados ante las solicitudes de vis a vis -empleadas por familiares de internos para intentar introducir droga- hasta inhibiendo narcodrones en lo que supuso un golpe a la inseguridad que suponía el intento de colar no solo drogas sino cualquier elemento empleando estos elevadores.
Un problema que se acentuó en Ceuta pero han sufrido otras cárceles de todo el país.
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