Semana Blanca Solidaria regresó a Ceuta tras llevar más de una tonelada y media de ropa de abrigo a los más necesitados del Alto Atlas.
Veintisiete personas en 12 vehículos iniciaban la caravana desde nuestra ciudad. Una caravana que iba a encontrar trabas en la aduana marroquí para poder transportar la ropa que habían donado instituciones y particulares a la Asociación para llevarla a cientos de niños que apenas tienen nada que llevarse a la boca o ropa para combatir el frío de la zona. Como dato a tener en cuenta, 27 niños mueren de frío en Angfou. Pasada las primeras dificultades, los miembros de la Asociación tomaron rumbo hacia su destino en la alta montaña.
Los ceutíes montaron su cuartel general en Imilchil en una casa de huéspedes, aunque otros tuvieron que hospedarse en un pequeño hostal cerca de la citada casa de huéspedes de la zona.
El primer destino Ougazhi. Una hora y medio de camino por pistas en un buen estado. A unos 2.500 metros de altura, los miembros de Semana Blanca Solidaria pudieron comprobar que la gente de la zona tiene grandes necesidades, nos cuenta Miguel Illescas presidente de la Asociación. Pero afortunadamente cuentan con un maestro, nacido en este lugar y que ha vuelto para impartir clases tras realizar sus estudios, que entiende mejor que nadie las necesidades de su aldea y que, gracias a una Asociación Cultural, consiguen algo de ayuda. El reparto en esta zona fue más fácil -por denominarlo de alguna manera, que en otros sitio donde el descontrol de las aldeas es mayor.
Tras Ougazhi, tocaba el turno de dirigirse a Taidert y Tanzaghart. Hasta ahora todo había sido un juego de niños comparado con lo que le tocaba pasar ahora a la Asociación. Más de cinco horas en coche por una pista casi intransitable y en la que casi nunca pasa un vehículo. En estos pueblos gente que apenas tienen contacto con el mundo exterior -salvo en los viernes que hay mercado- y que les cuesta abrirse a otras personas. La caravana cargada de bultos también hizo allí el pertinente reparto, gracias a los jefes de las diferentes aldeas o comunidades. Más de 900 personas con necesidades de cosa tan prioritarias como ropa “se puede decir que no tienen de nada. Niños con desnutrición y madres muy jóvenes con doce hijos en la mayoría de los casos”, dice Miguel Illescas. “En esta zona entregamos más de una tonelada de ropa. Ahora Zaid Auchaoua -contacto de Semana Blanca Solidaria en Imilchil-quiere crear una Asociación cultural, para que les pueda llegar más ayudas”.
En estos pueblos, los habitantes se dedican sobre todo al pastoreo. “El que tiene un pequeño huerto es un rey allí”, comenta Miguel Illescas.
Cada uno de los integrantes de la Caravana Solidaria se ha pagado los gastos del viaje unos 80 euros por persona y otros 200 en combustible por vehículo, pero para Miguel Illescas “ha valido la pena todo lo que hemos hecho. Ha sido una experiencia muy gratificante. Todos quieren volver a realizar la caravana, en la próxima ocasión debemos llevar las 3 toneladas de material que nos queda en Ceuta. Deberemos utilizar quizás otro sistema de transporte”.
Illescas es agradecido y no dejó escapar la ocasión para agradecer a Papel de Agua, Servimensa, San Pablo, Cruz Roja, consejerías de Educación y Turismo, La Amargura, Cáritas, Imprenta Imperio, Protección Civil y Centros escolares, hasta completar 37 entidades participantes.
Gran colaboración que han tenido todos con esta iniciativa, que pronto esperan repetir. “Sin ellos, no sólo pudimos ejecutar el proyecto sino que mostramos una Ceuta abierta, capaz de ver, sentir y actuar por el prójimo. Ceuta es así, somos así”, terminó diciendo Miguel Illescas.
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