El acuartelamiento ‘Coronel Galindo’ acogió ayer los actos de honras fúnebres por el capitán Sergio Barreda Peñas, fallecido en la mañana del pasado viernes en el transcurso de una actividad de adiestramiento a los 39 años de edad. Sus compañeros de Caballería se unieron para arropar a la familia y amigos del capitán presentes, contando además con la presencia de las principales autoridades civiles y la formación de la Escuadra de Gastadores, la Banda de Guerra de Montesa 3, la unidad de Música, el Escuadrón Ligero Acorazado y el de Plana Mayor y Servicios, que estaba bajo su mando desde el pasado mes de septiembre.
El coronel jefe del Regimiento de Caballería, Alberto Plaza Bueno, recordó al capitán Barreda como un hombre “serio y exigente” pero a la vez “cercano con sus subordinados, disciplinado, decidido y resuelto, pero flexible cuando la ocasión lo requería, abnegado pero con afán de superación, siempre disponible, amante de la responsabilidad y dedicado a su trabajo. Sergio acumulaba las características personales y profesionales del buen oficial”.
Plaza dirigió un mensaje de consuelo a los familiares del capitán, su viuda Ana, sus padres Miguel y Teresa, su hermana Laura y sus hijos Carlos y Daniela. “Sabéis perfectamente que Sergio fue un militar vocacional, que la milicia le atrajo desde muy pequeño y que desde que ingresó en el Ejército desarrollaba la profesión que amaba, dedicándose a ella en cuerpo y alma, dedicación que le llevó hasta sus últimas consecuencias”.
El teniente general jefe de la Futer, Juan Gómez de Salazar, que presidió el acto, impuso a título póstumo la medalla al mérito militar con distintivo amarillo, mientras que el coronel jefe le hizo entrega a la viuda de la bandera de España que había cubierto el féretro del capitán Barreda durante todo el acto, así como la boina negra de Caballería que usaba. Los compañeros que, emocionados, cargaron a hombros el ataúd, fueron los mismos que plegaron la bandera en un homenaje de todos los presentes al capitán.
“Nos ha dejado con el temple sereno de los soldados valientes, murió como mueren los buenos oficiales de Caballería, al frente de su escuadrón, cumpliendo con su deber. Sé que de poco consuelo os puede servir el pensar que Sergio falleció haciendo lo que a él más le ilusionaba: ejercer su profesión de soldado de España. Tenemos con vosotros una deuda permanente de gratitud por vuestra dolorosa pérdida”, añadió Plaza Bueno.
“Sergio Barreda, con su amor a la profesión a la que entregó lo más preciado, ha entrado con honor en la historia de nuestro glorioso Regimiento. Ha marchado sereno a integrarse en los escuadrones celestiales de aquellos que nos sirven de constante ejemplo y estímulo en nuestra actividad diaria... Capitán Barreda, no te olvidaremos”.
Los compañeros del capitán se unieron para compartir el valor de un hombre que eligió una profesión sacrificada, de entrega, de formación dura para poder estar al nivel de un Regimiento, el de Montesa 3, que ayer quiso despedir con los honores merecidos a quien ha sido su compañero y a quien seguirá siéndolo para siempre. La familia, emocionada, asistió al acto para después, ya en la intimidad despedir al padre, esposo, hermano, amigo, hijo o compañero.
Barreda, que ingresó en la Academia de Suboficiales en 1997, salió destinado, dos años después como sargento, al Regimiento de Caballería Ligero Acorazado Lusitania 8. En 2004 ingresó en la Escala de Oficiales volviendo como alférez al Regimiento de la Calavera, “los dragones de la muerte”, en donde permaneció hasta su ascenso a capitán. Estuvo en cuatro misiones internacionales en Kosovo y Líbano y tiene dos medallas al mérito militar.
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