No hay porteo. Al menos oficial. No hay entrada de porteadores. Al menos también oficial. Pero el hecho objetivo, real y reflejado a pie de frontera es que sigue repitiéndose el caos, los bloqueos, las colas y las avalanchas. Este jueves unas 500 personas han protagonizado una, teniendo que cerrarse los dos lados del Tarajal hasta que poco a poco se ha controlado la situación. Con posterioridad ha habido una segunda. La tensión ha sido y es una constante. Mientras Delegación del Gobierno apura las reuniones para encontrar la clave de este entuerto, las colas bloquean la N-352, la
zona de embolsamiento está hasta los topes de vehículos y los porteadores, a pie, buscan la manera de cruzar al otro lado con mercancía.
Los ceutíes que se ganan la vida sacando bultos son los más perjudicados. Denuncian que les quitan el pasaporte, acusan directamente a mandos de la frontera marroquí de todo el caos que se genera, todo ello en una jornada en la que los porteadores que más aguantaban han desistido del intento y han terminado devolviendo los bultos adquiridos en las naves.
Los españoles denuncian que les quitan el pasaporte, que son maltratados por autoridades marroquíes
Ismael, uno de los españoles afectados por el porteo, denuncia la discriminación que sufren jóvenes parados, de Ceuta, a los que se les impide sacar la mercancía por ‘Tarajal II’ y tampoco pueden hacerlo por la aduana.
“No podemos buscarnos la vida, ni buscarnos un trozo de pan, nos quita la mercancía el comisario Tarek”, denuncia sin miedo, acusando a dos de los mandos fronterizos del vecino país a los que los porteadores españoles culpan sin miramiento de causar el caos. “Cuando la gente lo ve se asusta y quiere entrar de nuevo a Ceuta”, añade. Los españoles denuncian que les quitan el pasaporte, que son maltratados por autoridades marroquíes que no les dejan trabajar, causando un agravio comparativo que perjudica a muchos parados. “Nos dicen que nos vayamos a Ceuta a trabajar, nosotros aquí no tenemos trabajo. Llevo siete años sellando y nunca me llaman, aquí ganamos 20 euros diarios, pero no quieren que trabajemos y nos quitan la mercancía”, lamenta.