En España, la prevalencia del cáncer colorrectal está por detrás, únicamente, de la del cáncer de mama y próstata. En cuanto al cáncer de recto, “no son muy fiables los datos macroestadísticos mundiales, ya que esta patología suele comunicarse junto con el carcinoma de colon en global. No es la enfermedad oncológica con mayor incidencia a nivel mundial, pero sí en los países desarrollados”.
La incidencia, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, del cáncer colorrectal es el más frecuentemente diagnosticado en la población española cuando se suma la incidencia en ambos sexos, con 37.172 casos detectados en 2018. Cuando se desglosan los datos, el cáncer más diagnosticado en hombres, es el de próstata y, en mujeres, el de mama. En cuanto a la mortalidad, es responsable de más de 15.500 defunciones al año.
Según las cifras ofrecidas por la Sociedad Española de Oncología Médica, se estima que en 2018 hubo 105.714 casos de tumores colorrectales.
La mediana de edad de aparición está por encima de los 65 años y es mucho más frecuente en los varones que en las mujeres (casi en una proporción de dos a una).
Hace 10 años los expertos estimaron para 2020 los casos de cáncer que habría en nuestro país en base al crecimiento de la época. Sin embargo, el pasado enero, la Sociedad Española Oncología Médica (SEOM), desveló en su informe Las cifras del cáncer en España 2017, que en España se registraron en 2015, 247.771 nuevos tumores, una cifra que sobrepasa en más de mil las previsiones basadas en el crecimiento demográfico para 2020.
“Al igual que ocurre con otros tumores malignos, estos datos confirman que la incidencia de cáncer en general y la de cáncer colorrectal en particular están creciendo por encima de las expectativas”. Este aumento se puede deber al envejecimiento de la población, la reducción de la mortalidad por causas cardiovasculares y factores ambientales, como el tipo de alimentación que sigue la población, el sedentarismo y el consumo de tabaco y alcohol, entre otros.
En la actualidad el cáncer colorrectal es el que tiene mayor incidencia en España, es decir: cada año se diagnostican 44.000 nuevos casos. Pese a estas cifras, lo cierto es que no es el más conocido por la población. Uno de los principales problemas a la hora de diagnosticar esta enfermedad es que, según los últimos datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, el 70 por ciento de los casos de cáncer colorrectal se dan en personas sin ningún problema médico. Ante esto los expertos consideran como población de riesgo a las personas de más de 50 años sin antecedentes familiares ni enfermedades predisponentes, y de alto riesgo a las personas con historia familiar de cáncer de colon, pólipos intestinales o con enfermedad inflamatoria intestinal.
“El cáncer colorrectal es una enfermedad de la edad avanzada; su incidencia aumenta progresivamente a partir de los 60 años y es más común entre los familiares directos de pacientes que han padecido un cáncer colorrectal”. Podemos prevenirlo si evitamos sus factores de riesgo (consumo de alcohol, obesidad, ingesta excesiva de carne roja) y empleamos factores protectores (actividad física, consumo de verduras y dosis bajas de aspirina).
El diagnóstico precoz eficaz: la determinación de sangre oculta en heces a partir de los 50 años. “Estos programas se están implantando en la mayoría de Comunidades Autónomas y son recomendables para todos los adultos sanos entre 50 y 70 años”.
Cuando un cáncer pasa de un tejido u órgano a otros tejidos u órganos del cuerpo recibe el nombre de metástasis. Si esta situación se da en el cáncer colorrectal estaremos ante un cáncer colorrectal metastásico (CCRm). De hecho, en parte debido a la ausencia de síntomas, el 25 por ciento de los nuevos casos de cáncer colorrectal se diagnostican cuando la enfermedad está en un estadio metastásico.
“La aparición de metástasis empeora el pronóstico de los pacientes con cáncer colorrectal. Algunos casos pueden curarse si las metástasis se pueden operar y extirpar. Para el resto, el tratamiento es paliativo, pero puede mejorar significativamente la supervivencia y la calidad de vida. Existe un número creciente de fármacos y técnicas locales que benefician a este tipo de pacientes y se toleran bien”.
La prevención de este tipo de tumores, pasa por una prevención primaria, es decir, evitar los factores de riesgo de esta patología, y, por otro lado, “es necesario cumplir con los programas de cribado recomendados por las sociedades científicas y con implantación desigual en nuestro país. Se trata de colonoscopias a partir de los 45-50 años o del test de sangre oculta en heces anual y colonoscopia en caso de que sea positivo dicho test”.
“El test diagnóstico por excelencia es el de la colonoscopia, pero, por criterios prácticos, el que se está imponiendo en España es el de sangre oculta en heces. En caso de que sea positivo, existe un 40% de posibilidades de encontrar un tumor en estadios iniciales o un pólipo displásico (se podría considerar lesión preneoplásica)”.
El síntoma más frecuente del cáncer rectal es el de la rectorragia (sangrado por el recto), que, desgraciadamente, se confunde en muchas ocasiones con el diagnóstico de las hemorroides.
Factores asociados a una mayor incidencia del cáncer de colon en global:
Tener antecedentes personales de las siguientes afecciones aumenta el riesgo de cáncer colorrectal:
Los posibles daños de la extirpación de los pólipos durante una colonoscopia o una sigmoidoscopia incluyen un desgarro de la pared del colon y sangrado.
En la actualidad el tratamiento curativo más importante, en caso de que no existan metástasis, es la cirugía. Además, la combinación de radioterapia y quimioterapia previa a la cirugía reduce la incidencia de metástasis posteriores, las recidivas -o reapariciones del tumor- locales (en la pelvis), y aumenta la supervivencia de los pacientes.
En caso de intervención quirúrgica, en algunos casos, es necesario la realización de una colostomía (Una colostomía es una abertura de la pared abdominal por donde se exterioriza un extremo del colon. Su finalidad es dar salida al exterior a las heces cuando no es posible su excreción por el ano). Esta va a depender de la distancia del tumor a los esfínteres. El cirujano está obligado a cortar el tumor con márgenes para asegurarse de que no quedan células microscópicas. Por eso, si el tumor está muy próximo al margen anal, no podría respetar el esfínter.
El pronóstico de estos tipos de tumores, cuando no hay metástasis a distancia es una neoplasia curable; de ahí la importancia de los planes de cribado.
“Las probabilidades de curación van desde un 40 al 90%, dependiendo del estadio tumoral (que se establece según la profundidad en la que el tumor haya afectado a la pared del colon y la afectación de los ganglios peritumorales), así como de la respuesta a los tratamientos previos a la cirugía”.
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