Los afectados directos, la mayoría enfermos de cáncer que eran los usuarios mayoritarios de la línea, no dan crédito y acusan a la empresa de autobuses Alsa de suprimir un trayecto de autobús que conducía, en Tánger, hasta el Centro Comarcal de Oncología. Es allí a donde decenas de usuarios acudían frecuentemente, a las afueras de la ciudad, para poder recibir sus respectivos tratamientos médicos contra la enfermedad.
“Este hecho ha desatado una ola de resentimiento entre los pacientes”, se indica a través de la agencia de noticias Tanja 24 que sigue la actualidad de la región marroquí.
El descontento viene no solo porque la decisión adoptada y el cambio haya sido imprevisto y sin ser avisado previamente, sino también porque, al parecer, la empresa habría optado por desviar los vehículos que cubrían esa ruta hacia otras cuyos destinos son espacios de ocio y recreo. Es decir, lugares que en estos meses de verano generan una importante concurrencia de personas y que, por lo tanto, atraen más pasajeros con el lógico incremento en la recaudación para Alsa.
“Ante lo sucedido, los ciudadanos afectados están ahora pidiendo a las autoridades responsables que disuadan a la empresa española de dar este paso de forma definitiva y que la presionen para que reactive la línea que conectaba el barrio de Kastia con la ubicación del Centro Regional de Oncología en las afueras de Tánger, con el fin de preservar su derecho a un transporte confortable que los alivie de los sufrimientos que padecen a consecuencia de la enfermedad”, finaliza la nota publicada a través del medio de comunicación marroquí.
En definitiva, un asunto que trae a colación cómo garantizar ciertos derechos fundamentales básicos para todo ser humano, como lo es el derecho a la salud. El deseo es que, ahora, el grito de estos pacientes sea escuchado y puedan contar con mayores facilidades para acceder a sus tratamientos.