Después de pasar décadas retrasando y adelantando nuestros relojes cada vez que tocaba el cambio de hora parece que eso ha quedado atrás. Son pocos los relojes mecánicos que quedan y muchos los vecinos de Ceuta que los recordarán. Ya no tenemos que mover las manecillas manualmente ya que la digitalización ha hecho que todos los dispositivos móviles se actualicen automáticamente.
La madrugada de este sábado al domingo a las 03.00 horas terminará el horario de verano y el reloj se retrasará hasta volver a marcar las 02.00 horas para dar así comienzo al horario de invierno, que se extenderá hasta el último domingo de marzo de 2023.
Esto quiere decir que la noche que va del sábado al domingo tendrá una hora más, ya que el reloj se atrasa en una hora. A partir de entonces, por las mañanas los ceutíes notarán que el cielo amanece antes, pero, por el contrario, por la tarde anochecerá también antes.
Una año más llega el horario de invierno
Un año más se recuperará el horario de invierno, de acuerdo con la Directiva Europea del Cambio de Hora que se aplica en todos los Estados de la Unión Europea para lograr un ahorro energético, a pesar de las dudas de la eficacia de esta medida en ese sentido.
Según estimaciones oficiales del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro en iluminación podría alcanzar en torno a 300 millones de euros, el equivalente al 5 por ciento del total. De esa cantidad, 90 millones corresponde al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 euros por hogar y 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios del terciario y en la industria.
El debate sobre el cambio horario en la Unión Europea comenzó en 2018 cuando la Comisión Europea realizó una consulta pública en la que más del 80 por ciento de los 4,6 millones de ciudadanos que participaron se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora.
El cambio de hora empezó a generalizarse a partir de 1974, a partir de la primera crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron adelantar el reloj para aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.