Desde hace bastantes años, se advierte que el cambio climático ‘está cambiando el mundo. Los expertos de la ONU, han sido si cabe, más apocalíptico en sus informes: la quinta parte de las especies animales y vegetales del planeta se extinguirá irremediablemente si el calentamiento prosigue al ritmo actual.
La sequía y el deshielo dejarán sin agua dulce a más de 1.000 millones de personas, mientras en otras regiones se sufrirán fuertes trombas de agua e inundaciones. "Nos enfrentamos a una extinción masiva", señalan algunos de los autores, mientras desde las organizaciones ecologistas llaman a "luchar de inmediato" para tratar de frenar las terribles consecuencias. "Será el peor desastre de la historia humana", advierten.
Si en la primera parte de los estudios los científicos concluyeron que el causante del calentamiento del planeta era el hombre, con sus emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, ahora se han centrado en determinar cuáles serán sus efectos en la Tierra, así como lanzar una advertencia a los gobiernos de que deben "adaptarse a las consecuencias del cambio climático". "Los políticos no pueden ignorar los resultados de este estudio, porque el calentamiento ya está cambiando el mundo", dicen.
Según el informe, elaborado por más de 3.000 científicos de numerosos países, un incremento de 1,5ºC respecto a la temperatura media registrada en 1990 pondría al menos un tercio de las especies animales y vegetales en grave riesgo de extinción. Pero los daños no sólo los sufrirían animales y plantas. Más de 1.000 millones de personas padecerían escasez de agua, fundamentalmente debido al deshielo de los glaciares de montaña, una de las principales reservas de agua dulce del mundo.
Los expertos que conforman el Panel Intergubernamental de Cambio climático (IPCC), auspiciado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en plasmar en papel sus conclusiones. La primera de ellas, es para constatar que el calentamiento global es "muy probablemente" provocado por el hombre, y además el futuro del planeta no es demasiado halagüeño.
Estudios publicados, advierte que ya es demasiado tarde para prevenir algunos de los efectos del calentamiento del planeta: "El hombre sólo puede adaptarse a ello, sobre todo en lo que se refiere al incremento del nivel del mar y el impacto que eso tendrá en las islas".
Y como casi siempre, serán las zonas más desfavorecidas de la Tierra las que sufran si cabe más las consecuencias del constante incremento de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. "Cientos de millones de personas se verán amenazados por las inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar, especialmente cuando se derritan los polos", auguran los científicos. Por primera vez en un estudio de tal calado internacional, se ponen fechas concretas. En Europa, por ejemplo, de este año al 2080 las fuertes trombas de agua e inundaciones afectarán anualmente a dos millones y medio de personas.
Los científicos coinciden en que un incremento de 2ºC en la temperatura global del planeta significaría "una seria conversión de algunos hábitats”, mientras que toda temperatura superior a esos 2ºC implicaría "un colapso de la mayoría de los ecosistemas". Los expertos predicen un incremento de entre 1,8ºC y 4ºC al final del siglo XXI, aunque en los polos el incremento sería de 6,4ºC. El deshielo de los polos ha incrementado el nivel del mar en 17 centímetros en el siglo XX, aunque desde el año 1993 ese ritmo crece a una ratio de 3,1 milímetros anuales.
La importancia del agua para la supervivencia
El agua del planeta, ya sea en estado líquido, sólido o gaseoso, es vital para nuestra supervivencia. Dependemos de ella para beber, para la agricultura y para la ganadería, e innumerables especies necesitan los ecosistemas de agua dulce para vivir. Los océanos contribuyen a modular los niveles de CO2 y a mantener las temperaturas globales, a la vez que transportan nutrientes y albergan ecosistemas marinos.
A medida que cambia el clima, cambiarán también los recursos de agua dulce y salada sobre los que se basan nuestras sociedades y economías.
El equilibrio químico de los mares, que cubren el 71 % de nuestro planeta azul, dependen de la absorción de CO2 generado por actividades humanas y la energía del Sol. Estos aspectos hacen que la química y las temperaturas de las aguas marinas estén poniendo en peligro a muchos organismos.
Los cambios en los ecosistemas del medio marino, están afectando a los seres que viven en ella, como los corales y a las especies de dependen de ellos.
Las subidas del nivel del mar están modificando las costas y socavando los edificios, lo cual supone un riesgo para la vida humana.
Las interacciones dinámicas entre el cambio climático y los recursos de agua dulce en tierra, están estrechamente vinculadas a la disponibilidad de agua de buena calidad para el consumo humano. Actualmente, al menos la mitad de la población mundial depende del agua subterránea para un consumo de agua.
A partir de la actual previsión de crecimiento urbano se espera que hacia 2050 la demanda agua haya aumentado un 55 %, de modo que deberemos gestionar con prudencia el consumo futuro.
El deshielo, está produciendo que el agua dulce congelada en el Ártico, en Groenlandia, en la Antártida y en todas las regiones alpinas del mundo se está derritiendo y yendo a parar a los océanos, ríos y suelos de todo el planeta.
Tendremos que cambiar la inercia del cambio climático en nuestro planeta, para que el agua, la tierra, la atmósfera y todos los seres vivos que en ella habitamos no cambien para siempre.
Los números
Quinta parte de las especies La quinta parte de las especies animales y vegetales del planeta se extinguirá irremediablemente si el calentamiento prosigue al ritmo actual.
1.000 millones de personas Más de 1.000 millones de personas padecerían escasez de agua, fundamentalmente debido al deshielo de los glaciares de montaña, una de las principales reservas de agua dulce del mundo
71% de nuestro planeta El equilibrio químico de los mares, que cubren el 71 % de nuestro planeta azul, dependen de la absorción de CO2 generado por actividades humanas y la energía del Sol