PATIO. En el número 4 , existió otro patio de pocos vecinos, casi frente al número 3. A través de un portón, existía una escalera para acceder a la planta superior y siguiendo por el pasillo se accedía a las viviendas en planta baja. Arriba vivía Enrique Granados Bertfrier, de Ceuta, militar, casado con Luisa Arbona Garcia, de Ceuta y sus hijos Amalia, África, Alicia, Pilar y Luisa, nacidas en Algeciras. Manuel Aranda Hidalgo, de Ceuta, militar, casado con Isabel Granados Velez, de Alhucemas (Marruecos). Valbina Granados Velez, de Cadiz, viuda. José Méndez Rodriguez, de Estepona, carpintero, casado con Ana Guerrero Martín, de San Roque. Lorenzo Pelaez Berrocal, de Burguillos (Badajoz), Guardia Civil, casado con Alejandrina Vallejo Vela, de Ceuta, aunque era conocida por Lola, y sus hijos Manuel, Juan y Magdalena. “Cuenta Magdalena que quedó huérfana de madre con algo más de dos años y se crió con su abuela. Al casarse su padre en segundas nupcias, se confundió de nombre, por lo que todos la conocían por “Lola”. Magdalena, casada con Francisco Moronta, tuvo dos hijos: Francisco Javier y Almudena, en la actualidad tiene cuatro nietos.
En el pasillo estaba la vivienda de Ernesto Peral Roca, que se había mudado del patio del número 1 de esta misma calle. Era natural de Mijas (Málaga), empleado de “Casa Currito”, casado con Angeles Ruiz Sarabia, de Jimena (Cádiz), sus hijos: Araceli, Ernesto, Angeles y Carmen, todos nacidos en La Linea (Cádiz). Ernesto trabajó para la “Compañía Transmediterranea”, quien una vez casado se mudó al patio del número 12 de esta calle. Dos sobrinas vivían con la familia: Carmen y Dolores Santiago Ruiz. Otro vecino Luis Marquez, que tenía una mercería en calle Cervantes. Adolfo Carmona López, de Cádiz, empleado, casado con Patrocinio García Campos, de Cádiz) y sus hijos Joaquin (empleado en un banco), Adolfo, con el sobrenombre de “Toti”,(militar), José María (trabajó en el Ayuntamiento) y Patrocinio. Tenía un pequeño colegio en el mismo patio, donde impartía clases con la ayuda de su hija Patrocinio.
“ Pues allí, en Simoa, en una casa de vecinos estaba el colegio de Don Adolfo. Se reducía a una habitación y en ella, una pequeña pizarra, algo como un trinchero y una mesa grande en el centro. Sillas y banquetas por doquier. A un lado, el viejo marino mercante que, quizás por la vista, abandonó el timón por el puntero. Al otro, Doña Patro. Nunca supe si era ceutí o gaditana, pero tenía una gracia especial. Nos tomaba la lección y cuando titubeábamos, nos soltaba un chascarrillo tan cargado de chispa, que la reprimenda se desvanecía” .
El día que don Adolfo, su padre, se levantó de la silla y cayó en redondo, envuelto en la cortina a la que se agarró para no desplomarse..Ya no hubo más clases. Y cuando, en una de mis visitas a Doña Patro, a la que siempre iba a ver en mis vacaciones universitarias, le preguntó a su hija:“Este, ¿quién es?”. La cruel enfermedad la iba distanciando de todos. No fui capaz de volver otra vez. (Manuel Abad, El Faro, 21/09/05)Rafael Palma Cañestro, casado con Francisca Carreño Gonzalez, y sus hijos Francisca,(modista), Miguel, (militar), Rafael, (impresor), Ana, Ángeles y Paz, todos naturales de Ronda. Rafael, además de su profesión, era torero, llamado “Palmita”, los niños del patio gustaban de verlo salir vestido de torero para sus actuaciones. En la actualidad hay un edificio nuevo que corresponde al 4 y 6 de esta misma calle.
Es uno de los trabajos más complicados. Supone desandar un camino a ciegas, llegar a…
Drago ha dedicado toda su vida a la Guardia Civil. Fue formado para ser un…
La aprobación de la ley ELA ha sido una victoria para muchos que, tras años,…
Un mes más tarde del inicio del curso escolar, un total de siete técnicos en…
El Circuito Andaluz de Peñas Flamencas, enmarcado en la Federación Provincial de Peñas Flamencas de…
No es solo lo que se denuncia. De hecho, las estadísticas, como suele ser habitual,…