Colaboraciones

En la calle y en la Iglesia, tú sigues siendo la Reina

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, Señor!... ¡Inclino mi corazón a cumplir tus leyes, mi recompensa será eterna!...

Durante dos largos años nos hemos visto privados de la íntima satisfacción de impregnarnos de los últimos coletazos de julio comenzando la novena a Ella el día de la onomástica de la abuela de Dios; de inhalar por nuestros poros el aroma del incienso y de la cera, mezclado con el olor a mar y salitre fundidos en un perfume que aclara los sentidos.

En la distancia he imaginado los actos de culto; montaje del paso; albas inmaculadas, ropajes de acólitos y dalmáticas recién planchadas, recostadas en el respaldo de una silla; varas impávidas ante la mirada atónita de los más pequeños de la hermandad… He imaginado, en fin, Ceuta.

Y casi sin querer, mi mente se traslada en el tiempo; retrocede a años pretéritos, muy duros para la supervivencia de nuestras Fiestas Patronales, cambios de ubicación espacio-temporal, recortes y más recortes, donde la atonía y escasez de recursos, humanos y económicos, sólo permitían mantener encendidos pequeños rescoldos, de un fuego, que, luego, ha inflamado e impulsado, con pujanza y largueza la realidad que hoy tenemos ante nuestros ojos. Pero ese milagro tiene blasón, nombres propios; tiene el carisma del quehacer modesto y callado que sin pretenderlo ha hecho historia, ha dejado su impronta en el libro inacabado de Nuestra Hermandad, y por añadidura de Nuestras Fiestas en Honor de Ella, la que es Madre y Patrona de un pueblo de la que es Faro y Guía durante todo el año y que llegando estas fechas se arrodilla a sus plantas durante nueve días para recordar que: AQUÍ LA QUE MANDA ES ELLA; y que la colma de flores y alabanzas la víspera de su paseo triunfal por las calles y plazas de su feligresía el día de Juan María Vianney, Santo Cura de Ars.

Desde aquí mi homenaje y reconocimiento, así como el vuestro, hijos de Ceuta, pues creo recoger el sentir de gran parte de los paisanos que leen mis torpes palabras entrelazadas con el fin último de anunciaros por si no os habéis enterado de que Aquí, la que manda es Ella.

Gracias a Paloma Abad, por ofrecerme la posibilidad de exponer mis sentimientos de hijo pródigo en el diario decano de esta ciudad noble, leal y fidelísima, avanzada en el Estrecho, puente al África tendido, que es acogedora, pero más que nunca en estos días estivales de agosto cansino y pegajoso, ¡cómo tiene que ser!...

Julio toca a su fin, y se abren de par en par las puertas de nuestra Feria, de Nuestras Fiestas Patronales en Honor de Santa María de África. Todo está preparado para que las calles de Ceuta se inunden de fervor a una Madre y no nos olvidemos de su querido Hijo que reposa inerte entre sus brazos…

Ceuta se hace Real por unos días y como sabe hacerlo, vive los Sagrados Misterios de su Redención y de Gracias a su Madre en el santuario, en las calles y en el Real de la Marina Española…

Llegado es el tiempo de volver a la tierra que nos vio nacer, de reencontrarnos con nuestros ancestros y de encontrarnos a nosotros mismos; los corazones caballas se abren a una nueva feria, las sevillanas se escuchan por el Real y las Salves por la plaza que lleva su nombre, las flores que las flamencas lucen en lo alto de sus cabezas se agrupan en ramilletes que el próximo día 4 la cubrirán de color, aroma y amor de sus hijos que la veneran y la quieren como la Madre que está siempre pendiente de ellos, siempre esperando en su camarín que alguno vaya a pedir algún favor o a dar gracias simplemente por haber abierto los ojos un día más…

El gran teatro de la vida, abandona por unos días su dura representación, para dar paso a la verdad, una verdad que no por reiterada deja de confundir, que no por contradictoria carece de valor…

Bueno es saber dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Quizás los tiempos no sean los mejores, la maleza y la cizaña sigue creciendo entre el trigo, pero siempre hay un buen jardinero en Manzanera que con su borriquilla va limpiando el campo de impurezas para que nuestro camino sea más llevadero, para que la senda aunque larga y penosa, se haga más amena, para que pase la vida, igual que pasa la corriente del río cuando cruza al mar; pero que pase lo mejor posible, siempre caminado al lado de su jumento y a la sombra de su palmera y de la mano de la que es Nuestra Esperanza que derrocha paz y alegría desde sus ojos del color de la mar revuelta…

Me levanté muy temprano

Pues ya no tenía sueño,

Me desperté muy temprano

Pues iba a ser pregonero,

Me desperté muy temprano

Con el sutil tintineo

De sus faroles del paso

Bajando ya desde el cielo.

Me levanté muy temprano

Olvidándome del sueño

Pues iba a ser contador

De la historia de este pueblo.

Me revestí del azul

De las playas del Estrecho

Y las entrañas granates

Del paso de su universo,

Me perfumé de los nardos

Y me impregné del incienso

Que anunciaba que María

Ya salía a nuestro encuentro

Para llenar de ilusión

El corazón pinturero.

 

Y un susurro desde el cielo

Repetía, ¡pregonero!

¡ponte tus mejores galas!

¡vístete de azul intenso!

Que está escribiendo tu Ceuta

Nuevamente el evangelio

De esa feria que es tan grande

Y esa Madre que es Consuelo

De sus hijos maltratados

Que ya les llegó el momento

De leer a Miguel Ángel

Soltar sus coplas al viento…

 

Y cogidos de la mano

Del Consuelo de mis sueños

Cantaremos mil plegarias

Anunciadoras del sueño

De este cofrade caballa

Que es un niño en tu cortejo…

Dios te guarde, María, Gloria de Ceuta, Madre de este pueblo en el que te rindo pleitesía, Honra de tu gente, alegría de nuestra sangre. Luz de esta tierra, cielo de nuestro cielo, Alba de Dios.

Estremecidamente te quiero cantar por mi sangre y bañado por el relente de tu llama, danos tu gloria y nuestro entusiasmo de amor, para orientar nuestra vida en un compromiso de verdad, de comprensión y justicia, ejercida cristianamente por todos, pero nunca reclamada.

Dios te guarde, María, alegría de nuestra salvación. Agua dónde las almas se miran y manantial y fuente y río iluminado. Puente de plegarias misericordiando, salvando de orilla a orilla los pecados del mundo y rogando a Jesús, perdonando.

 

Tallo de vida dónde floreció la Gracia Bendita.

Corriente de luz, de amor, de sangre ofrecida y convertida en vino y pan por el mundo, por los siglos y por amor.

Llena de Hermosura, Hija del Señor, Esposa del Espíritu Santo, niña mimada del Padre.

Y ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Ahora Madre Santa y buena, católicamente proclamada y dignificada.

Ahora Brisa en la brisa. Seda suave para las heridas calientes del dolor que origina este mundo; Dolor que al alma escuece y al hombre humilla.

Ahora, Puerta sellada, Frágil Niña de Ceuta que nos lleva al Salvador.

Muro de Luz, leve, inviolado, ileso. Fronda de Dios y Gloria de Ceuta, ahora y luego por los siglos de los siglos.

Por tanto, sí, por eso deseada de tus hijos y fiel modelo de cristiana.

Dios te guarde, María. Dale firmeza con tu presencia a mis palabras, porque es tu testamento, con mi entusiasmo lo que quiero cantar.

Porque tu gloria es la nuestra. Tu honor, nuestro honor. Tu alegría, nuestra alegría. Tu mediación, nuestro amparo. Tu amor, nuestro camino a la cruz.

Jardín de rosas, Salud de los enfermos y refugio de los que están solos y abandonados. Porque eres madre, aunque Tú no quieras ser más que la reina de los pobres y desheredados del mundo.

Agua de gracia, Coral y mar y gracia y río y fuente y lago tranquilo y humilde y Espejo del Salvador, dónde el  Salvador se gloría.´

Dios te guarde, María, Ceuta está contigo y acogida Tu eres en todas las casas, en todas las calles, en todas las iglesias, en todos los corazones, en el aire y en la historia. Y bendito otra vez y siempre el que nos trajo tu persona. Jesús Resucitado, motivo y eje de nuestra gloria, entusiasmo y amor por Ti. Porque eres intercesora y mediadora entre nosotros y Él.

Alerta al corazón, porque ya está la tarde africana ofrendando su luz hacia esa plaza recoleta, con los mejores y más delicados soles de agosto temprano. Alerta la palabra, soleada y marinera en su esplendor, que galopa por las filas del romance hecha clamor rojo de letanía, sintiendo la acogedora compañía de Nuestra Madre de África. A ti te hablo, Ceuta, señorial de los más bellos sueños, dónde cantan ya a la sombra de los magnolios de la plaza, salves y plegarias en su honor. Porque habrás de saber muy pronto, que, entre los aires tibios de tus calles, en el arrullador verdor de tus jardines, en la fronda tintada de esperanza del parque, en Manzanera o en Santa Teresa, todo nos hablará de Ella. Y tendremos que volver a Ceuta…

 

Volver a Ceuta, volver

Con la ilusión renovada

Con el alma enamorada

De un nuevo y bello querer.

Volver a Ceuta, poder

Tomar la senda segura

Nobilísima andadura

Felicísimo camino

Que tiene fin y destino

A los pies de su figura.

Volver a Ceuta, sentir

Mientras cruzo la bahía

La contagiosa alegría

De un dichoso sinvivir.

Volver a Ceuta, latir

Mi corazón nuevamente

Desasosegadamente

Por las ansias de llegar

Sabiendo que he de encontrar

El cielo, dichosamente

El cielo resplandeciente

Ceuta mía, de tus playas

En donde el tiempo se para

Feliz y divinamente

Para hacerse confidente

De tus secretos mejores

Y compartir con las flores

Tus angustias y tus penas

mirando tus manos llenas

de llantos y sinsabores.

Volver a Ceuta, soñar

Con ese ayer, ya lejano

O quien sabe si cercano

En que le vine a ofrendar

La pobreza de un cantar

Hecho de coplas morenas

A los blancos de azucenas

Y a los divinos encantos

Que propiciaron mi canto

A la Patrona morena.

Volver a Ceuta, traer

El recuerdo emocionado

De un cantar enamorado

Que a la Señora canté

Y por eso ya despega

De su dique en singladura

Esa barca enamorada

De su divina figura…

 

La barca de mi ilusión

Se hace en agosto a la mar

Un trémulo suspirar

En la caña del timón

El latir del corazón

Soplo del viento en la vela,

El mar es una acuarela

De verdes azulmarinos

Sobre la mar sin caminos

Deja mi barca una estela.

Una estela de blancura

Mi barca en su caminar

Y un salado salpicar

A poniente por su amura

Sueños de una singladura

A mi tierra desde el cielo

El sol en su mediodía

Vertical a un mensajero

Celéstico, marinero

Y azulada letanía.

 

La barca de mi ilusión

Se hace en agosto a la mar

Porque le quiere cantar

A su Madre su pregón

Y no le falta patrón

Que gobierne su andadura

Hasta sus plantas le guía

La valiente gallardía

Que dice su cofradía…

Cuando esta tierra africana

Quiso que la conquistara

Don Enrique el Navegante

Porque don Juan lo enviara

Y dejara en esta tierra

Toda la luz de su cara,

No pudo darnos el cielo

Mejor madre enamorada,

Esa Madre Soberana

Que es salud de nuestra gente

Y fuente de salvación

Que nos trae con el relente

Sobre su paso de plata

Que cobija con amor

A su Vida amortajada…

 

¡Quién pudiera, mi Señora

Ser farola de tu paso

O tu saya, tu corona

Y dormirse en tu regazo!.

¡Ay, quién pudiera fundirse

Como cirio de tu paso

Y consumirse contigo

Como cera en un abrazo,

Quién pudiera perfumarte

Como clavel, como nardo

Difuminar tu fragancia

Calle a calle, barrio a barrio!.

Como corona tendrías

Ilusiones, sueños, gozos

Corazones  impacientes

De encontrase con tus ojos,

Quién pudiera ser la flor

De la que adorna tu paso

Y acariciar a tus pies

Que se enredan con los nardos.

¡En tu paso eres fulgor

Y en tu altar eres lucero,

Mi Virgen de la verdad

Qué humilde siempre te veo!

 

¡Llena de luz mi destino

Dame con tu amor la calma

Y de amor siembra el camino

De mi vida y de mi alma!,

¡Que aquí comienza la Feria

Eleva sus zancos de tierra

Invocando a su Patrona

Que es dulcísima princesa

Quiere el verso pinturero

Entregarte como ofrenda

El aroma de las flores

Que en tus jardines pasean.

 

Gracias te doy, Señora

Porque fuiste mi bandera

Que en una tarde de junio

Quiso llamar a mi puerta

Que estando, Madre, tan alta

Bajaste a estas veredas

Ofreciéndome tu mano

Me pediste que escribiera

Y yo ante esa llamada

De una mujer de mi tierra

Contigo me puse a andar

Cargado mi cruz a cuestas

De la mano de la  Reina

De los cielos y la tierra

La que ara y luego siembra

Del corazón mis praderas

De la que hablan mis labios

Sin que mi boca se mueva,

El azahar que florece

Sin que se haga primavera

El agua de donde bebo

El fuego que a mí me quema

La tierra de dónde vengo

El aire que a mí me lleva.

 

¡Gracias te doy, África

Porque fuiste mi bandera

Eres la fiel compañía

Mi Señora Soberana

Que desde tu camarín

Vas inflamándome el alma!.

 

Ya renace una plegaria

Del plateado de tu paso

Y en esa anhelante espera

Invaden nuestros sentidos

Aromas de primavera,

Del incienso que perfuma

A las calles y plazuelas

Del aroma que se funde

Con la brisa marinera.

Bajo el cielo inmaculado

Revolotean las pavanas

Que esperan llegar tu paso

Para adornarte las andas

Y es que mi Ceuta cristiana

Proclama a los cuatro vientos

Que es cofrade y que es mariana

Y que Ella es su bandera

Y que Ella es su sultana

Y que Ella es gobernadora

Y que Ella es capitana.

Y que pese a quien le pese

Y que a pesar de la historia

Ceuta es fiel a su cordura

Y Ella es su amor y su gloria.

Y que pese a quien le pese

Aquí todo se fundamenta

Y que a pesar de los pesares

Ella todo lo argumenta,

Y ya lo dijo el poeta

Y ya lo canta el gentío

Que este es su señorío

Y como primera Eva

Aquí la que manda es Ella.

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