Buses infernales

• El Círculo del Silencio denuncia este mes los viajes de los migrantes y refugiados por el desierto y clama por una Europa que mejore la política migratoria

Gambia, Senegal, Nigeria, Guinea, Camerún... llegan de allí en viajes salpicados por la lucha, el esfuerzo y muchas veces zanjados por la tragedia. “En esta ocasión nos solidarizamos y denunciamos lo que ocurre en el viaje en camioneta en la que los inmigrantes atraviesan el desierto... Nos referimos a estos obstáculos y que una vez que llegan a Europa encuentran una fortaleza que intenta deportarlos a sus países y sigue imponiendo políticas represivas “, explica una de las portavoces de Elin, entidad que junto a otras, no ceja en su empeño de movilizar conciencias y proclamar con hechos la posibilidad de cambiar las circunstancias que rodean el fenómeno migratorio del que Ceuta es paso importante. “Sólo en el mes de abril la OIM rescató a 900 migrantes que vagaban deshidratados por las dunas del desierto”, decía uno de los voluntarios de la Asociación ELIN que leyó el comunicado rodeado de todos los que quisieron acompañarles.

El Círculo del Silencio, puntual a su cita de cada segundo miércoles de mes, pone rostros a todas las personas que llegan a Europa en busca de una vida. A veces ni siquiera mejor, sino simplemente una vida. Sobrevivir. Migrantes y refugiados merecen ser tratados en base a los Derechos Humanos y en silencio, alrededor de un círculo, son pocos los ceutíes que a pesar de todo, acompañan a la causa.

“Las palabras ya no sirven, están tan manoseadas... hemos dicho tantas veces lo mismo que parece que ya no expresan lo que queremos decir y denunciar”, leía el migrante bajo la atención de los presentes. En el manifiesto hubo críticas para el comisario europeo de migraciones que ha instado a los  Estados miembros a incrementar y acelerar las expulsiones de migrantes indocumentados.

“Parece que además de intentar frenar la llegada a través de acuerdos con terceros países de dudoso compromiso con los derechos humanos, la expulsión se ha convertido en una de las estrategias oficiales europeas para gestionar la movilidad humana. Una de las recomendaciones es la de aumentar los tiempos legales de privación de libertad en los CIE (60 días es el máximo en España)”.

En este sentido, el colectivo que pone voz a los migrantes y refugiados ha criticado que esos 60 días es un tiempo “además de inhumano también se ha revelado como ineficaz y nos preguntamos: ¿Por qué mantener esta medida tan extraña?¿Por qué no avanzar en la reducción de plazos, hasta su total eliminación? ¿Por qué no destinar esos recursos a la acogida y hospitalidad, en vez de al encierro?”.

Y como de costumbre, antes del aplauso final, los presentes solicitaron una Europa donde las personas sean lo primero que requiere un cambio en la política migratoria.