La repatriación de marroquíes tiene otra lectura bien distinta en el pabellón de La Libertad. Allí se entiende como una amenaza para aquellos inmigrantes que si un día cruzaron la frontera fue para no tener que regresar a su país. Hasta que se decretó el estado de alarma su vida era el puerto y el día a día lo invertían en escaquearse de la Guardia Civil para intentar colarse en alguno de los barcos que une Ceuta con la Península.
Las informaciones llegan en cascada a los teléfonos móviles de los acogidos en el pabellón y eso da pie a una inquietud que tiene un efecto inmediato: la escapada. Solo entre el viernes y sábado se fugaron más de 30 inmigrantes. No han regresado tras la salida autorizada ni se tiene constancia de su paradero. La Guardia Civil no ha registrado intentos de escapada a nado por el espigón del Tarajal porque quienes faltan no son precisamente los transfronterizos que quieren regresar a su país, sino los que harían todo lo posible por no cruzar de nuevo la frontera a la inversa.
Entre ellos están quienes, además, ven en la entrega a Marruecos no una liberación sino, al contrario, su más que probable entrada en prisión al tener antecedentes en el vecino país.
Todos y cada uno de ellos ha sido registrado o filiado por la Policía Nacional, a la que se le encomendaría en última instancia la elaboración del listado con identidades que aún no tienen las autoridades marroquíes para facilitar esa entrega.
‘La Libertad’ es, hoy por hoy, el lugar en el que los marroquíes no quieren estar. Resulta llamativo que mientras la Ciudad busca justificaciones para clausurar las instalaciones, los que las ocupan buscan a su vez la manera de fugarse de ellas para no tener que volver.
Cada una de las nuevas informaciones publicadas acerca de los movimientos que se esperan en frontera obtienen un seguimiento por parte de unas personas que intentan, a contrarreloj, buscar la manera de frenar una entrega que podría ser una realidad antes de la finalización del mes sagrado de Ramadán, tal y como valoró ‘Residentes Ceuta’ que sería. Hay que destacar que este mismo domingo, Marruecos ha mandado una flota de autobuses a la frontera para, en principio, recoger a los marroquíes atrapados en Ceuta.
El miedo se ha adueñado de quienes llevan más de 60 días confinados y ahora su único empeño es que puedan seguir marcando el paso de las jornadas en España. La escasez de rotaciones marítimas y el control de las fuerzas de seguridad se erigen en sus amenazas.
Además, en la noche de este sábado una ambulancia del 061 tuvo que acudir al pabellón de La Libertad ante el aviso de que se había producido un infarto. Las incidencias médicas son constantes en un lugar que queda cogido entre alfileres y en donde la chispa salta en momentos.
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