Utilizo como modelo el título del mítico grupo de la movida madrileña, los Secretos, y su tema “El bulevar de los sueños rotos” (menudo talento gastaban los de la movida).
Lo utilizo y lo hago para narrar los aconteceres que periódicamente vemos en los márgenes del Paseo del Revellín. Allí, acudimos a la visualización de las causas más nobles que el alma humana puede alumbrar: las familias que buscan la dignidad y la calidad de vida de los afectados por el alzheimer, los de ADEN, que reclaman más inversiones en el campo de la investigación, El Rumor, que pide más conciencia social en el tema del VIH, y así.
Últimamente, también se puede ver a una cuadrilla de jóvenes que te roban un minuto para explicar las grandezas de UNICEF; lo que ellos no sabían es yo ya soy socio desde hace años. Por cierto, me llaman de Aldeas Infantiles para comunicarme la apertura de un nuevo hogar en Baleares. ¿Y qué decir de la labor de la Cruz Roja? Una apuesta segura para la donación.
Como ya dije en alguna ocasión, y buscando siempre un enfoque positivo que aúne los corazones, ya no hablo de clases sociales; ahora hablo de gente que necesita ayuda, y de gente que está en condiciones de ayudar, ya sea modestamente. Aquí, el agradecimiento y la solidaridad son energías complementarias.
Si a estas dos clases añadimos la acción de los poderes públicos tendremos la sinergia suficiente como para hablar de Estado de Bienestar; en mi humilde opinión, el lugar adonde conducen todos los caminos. ¿Os imagináis el día en que no haga falta sacar a nuestras asociaciones a buscar la aprobación de la gente? Un nuevo sol asomaría por el oriente y proyectaría su luz sobre los corazones esperanzados.
En este orden de cosas, las Asociaciones de la Salud Mental en España celebramos este 10 de octubre nuestro Día Mundial, y en esta ocasión el mensaje versa sobre la salud mental y el empleo.
En origen, esto deja un doble punto de vista: por un lado, el derecho fundamental de las personas con un problema de salud mental a disfrutar de un empleo digno que propicie su autonomía; y por otro, la necesidad de crear ambientes de trabajo respetuosos con la salud mental y donde se pueda hablar de ella con naturalidad. Y es que llega un momento en la recuperación de una persona que lo que le falta es un trabajo, que lo sitúe en el plano de la felicidad.
Con estos pensamientos Acefep sale a la calle este martes, y así transmitir una visión positiva de la Salud Mental a la sociedad Ceutí.
En este ofrecimiento habrá actividades de sensibilización, napolitanas, venta de productos de los talleres, información sobre nuestros programas, un espacio para la música clásica, y para ir cerrando, una divertida representación teatral que a buen seguro hará las delicias de los más pequeños. (La verdad es me cuesta seguirle el ritmo a los técnicos de Acefep, por su imaginación y su puntualidad en el hacer). Ya al final, yo mismo leeré el manifiesto de este año.
Aprovecho aquí para madurar una certeza: el goce de una buena salud mental es una guerra que ha de ganarse persona a persona. La implantación de un modelo asertivo, que incluya a la persona en su entorno social, no es algo que se haga bien, mal o regular. Estamos hablando de una obra de ingeniería social, que implica la coordinación de muchas partes: los poderes públicos, los profesionales de la salud mental, los empleadores, otros grupos profesionales (trabajadores sociales, educadores, terapeutas…), los familiares articulados en el movimiento asociativo, y he ahí la modernidad, representantes de la Salud Mental En Primera Persona.
En definitiva, lo que Acefep quiere decirle a la sociedad ceutí es que hemos nacido para la promoción de la salud mental, y para acoger a todo aquel afectado o familiar que conozca un problema de salud mental. Si ves que algo está fallando en tu interior, nos estás sólo, sal, ven, podemos ayudarte.
La salud mental en España no es un “sueño roto”, es un niño recién nacido al que hay que enseñarle a andar.
(Total, que si estás buscando una causa noble a la que ayudar estamos el martes en el Paseo del Revellín. Nos verás)