Cuando llegué a Bruselas a finales de los ochenta para pasar allí cinco años, en una de los retos más apasionantes de mi vida profesional, no imaginaba que años después los poderes políticos podrían proteger a rufianes y golpistas de tres al cuarto.
La diferencia del nivel de vida con nuestra polvorienta España era abismal, incluso con la dulce Francia. El tener todas las autopistas iluminadas y gratuitas, incluso carreteras nacionales de primer orden, también iluminadas, era un lujo que no he vuelto a ver. La industria pesada era potentísima y el estar Bruselas situada cerca de las principales capitales europeas fue uno de los argumentos de peso que los padres de la pretendida Unión Europea, tuvieron para situar allí la sede de las principales instituciones. Bruselas situada dentro de la región flamenca, nuestro Flandes, tendría un estatuto especial, la lengua mayoritaria es el francés, los nombres de las calles escritos en los dos idiomas, francés y flamenco, aunque en Bélgica se habla además el alemán en la parte más oriental. Bélgica es un país de extraordinaria belleza, tiene unas ciudades de entre las más bellas del mundo: Malinas, Amberes, Gante y Brujas, todas ellas en la región de Flandes. Las de la región valona, Namur, Charleroi, Lieja, y Dinant no son tan bellas, pero los paisajes del valle del Mosela, las Ardenas, y el descenso del Lesse son fuera de serie. Sin embargo no es un país tan visitado como merece y quizás se deba a su estructura política que todo lo destruye.
Los franceses menosprecian a los belgas por su forma de hablar el francés, así los chistes sobre belgas son parecidos a los que en España se cuentan sobre los de Lepe. Al final, los más listos son los de Lepe, como en otro caso los belgas. En Bruselas, ciudad entonces de un millón de habitantes, el nivel de vida sigue siendo alto y la categoría de las casas extraordinaria, de más calidad que en París, claro que también hay barrios pobres como en cualquier ciudad. Esa forma de hablar el francés es más acusada cuando lo hablan los flamencos, que tienen un idioma parecido al holandés. La diferencia de nivel de vida entre Flandes y la Walonia, también era importante, y lo sigue siendo. El periódico “Le Soir” de esta semana señala que un estudio de la Universidad de Lovaina (KUL), la flamenca, ya que hay otra Universidad de Lovaina de valones, que los clichés de los flamencos entre los valones están tan extendidos como se piensa, es decir no es baladí y como resultado de la encuesta realizada a 711 flamencos mediante entrevistas individuales de 65 minutos, los flamencos consideran que los valones son perezosos y que están viviendo de la riqueza de Flandes, y sobre todo se aprovechan de su sistema de Seguridad Social . Esa idea es la que se considera en Flandes sobre Cataluña respecto del resto de España, donde Cataluña nutre al resto de España y los no catalanes son perezosos, por ello es normal que quieran independizarse y en lo posible, estos flamencos, ayudan a Puigdemont, independientemente de las argucias legales en las que está metido, es una cuestión de principios, sus principios.
Claro, Bélgica, no es un país al uso, son dos países unidos con silicona, un país artificial unido por los intereses de tener la capital de Europa y que gracias a ello tienen un nivel de vida extraordinario, en esto mejor que en Lepe.
En mis ratos de descanso durante aquellos años para disfrutar de mi afición a la aeronáutica, pude volar en una avioneta francesa, marca Robin, DR 400 tipo “Petit Prince” de cuatro plazas, y despegando del aeródromo de Grimbergen, cercano a Bruselas , que tenía las pistas de hierba, y casi siempre con lluvia y tiempo gris, podía ir a Ostende, a Saint Hubert en las Ardenas, a Holanda o al Reino Unido, así pude amar esa tierra, pero solamente en la ligazón de los aviadores. Ni siquiera en la del resto de los compañeros de trabajo, a pesar de tener grandes amigos belgas, allí comprendí lo que significa la alianza de culturas: los españoles se juntaban con los españoles, los franceses con los franceses, los flamencos con los flamencos, los valones con los valones, y los aviadores con los aviadores, si esto sucedía entre personas procedentes de países integrados en la civilización occidental, inimaginable o muy difícil, los encuentros entre personas con cultura diferente.
Cuando un amigo acudía a Bruselas por cualquier motivo, enseguida me lanzaba la pregunta tópica ¿pero cómo puedes vivir en un sitio tan triste y tan aburrido? Yo les indicaba que la diversión depende de lo que cada uno entienda por diversión y que en lugar más inhóspito del mundo, con un libro en la mano o con buena música en tu oído puedes ser muy feliz, y si puedes hablar con alguna vecina mejor que mejor, pero es que el centro de Bruselas tiene una animación extraordinaria alrededor de la Grand Place, o en la avenida de Namur, y que decir de los pub de la Avenue Louise, y que algunas de las más bellas ciudades del mundo estaban muy cerca. Ya a la tercera vez que me preguntaban ese tipo de cuestiones, dejé de responder, e irónicamente contestaba, será por la cerveza. Porque las cervezas belgas, de las que existen más de doscientas clases, entre ellas la de Grimbergen lugar donde iba a volar, son de una calidad y de un sabor en mi opinión más placentero que las alemanas. La preferida era la Chimay, cerveza que solía tomar con mis amigos aviadores después de volar. De vuelta al trabajo, ya pensaba en la próxima escapada en el aerodino.
La ley y el orden, en un país tan complicado estructuralmente siempre me causaron cierto asombro. Yo sé bien que Bélgica es un país que no tiene solución, o mejor dicho, la única solución es la de mantener el equilibrio que tienen. Por ello han podido aguantar algo más de un año sin gobierno, siendo las Administraciones las que sustentaban junto con la Monarquía, el Estado, y eso es muestra de una gran robustez institucional, además de la ligazón de tener las sedes de las instituciones europeas, con la cantidad de funcionarios belgas en su seno, muy por encima de su índice de representatividad, por no hablar de los ingresos diarios que suponen para una ciudad como Bruselas los gastos diarios de los miles de funcionarios y políticos allí destacados, con salarios mucho más elevados de los que disfrutarían en sus países. Ni siquiera los euro parlamentarios quieren dejar Bruselas, a pesar de lo que según otros, lo aburrida que es, pregúntenles a los eurodiputados que conozcan.
España ya no es tan polvorienta, aunque nuestros gobernantes se empeñan en que lo siga siendo. Después de un golpe de Estado se comportan como si nada hubiera ocurrido por temor al qué dirán en Bruselas, ahora escenario de los golpistas, y se baja la guardia de manera que con la cuerda de ministros más inútil, solo comparable a la de Zapatero, un ministro de Exteriores anuncia una reforma de la Constitución en la BBC para agradar a los nacionalistas catalanes, claro que según el diplomático, votada por todos los españoles, otro, el señor Barón de Claret portavoz del gobierno, considera que no hay problemas en la educación en Cataluña, mientras el de Interior, el tal Zoido, tan buen Juez como mal ministro , ahora se disfraza de Trapero y actúa como él ,cuando anteriormente lo criticó y destituyó y señala ante una huelga que no se actúa porque que no es hora de provocar, y que los jueces deben tener en cuenta el contexto y el entorno , ¿por qué no se destituye ahora asimismo?, o el de Justicia, cuando únicamente el Fiscal General se ha mantenido en su sitio, dice unas cuantas consignas en alta voz para que los jueces de su cuerda sepan el papel que han de interpretar; resultado: por ahora casi todos sueltos y en pocos días todos, burlándose de una juez que ha sido la única que ha tenido los ”potenciales” suficientes y , esta vez, en consonancia con la Fiscalía General del Estado. Ya somos un país civilizado, solo usamos la fuerza para limpiarnos los zapatos. ¿Alguien alguna vez, va a pensar en el interés general de los españoles? El concierto de piano de Ravel para la mano izquierda no nos sirve, ya que Sánchez tiene poca cabeza, los conciertos a cuatro manos tampoco visto lo visto, y los concierto para la mano derecha tampoco con esta inutilidad de gobernantes que no solo piensan en que la foto no desagrade a Bruselas, y está siendo muy eficaz en su ayuda a los independentistas con un 155 contemplativo. “Vuestro enemigo es el Estado español” grito la tal Forcadell durante el golpe, ignoró las advertencias del secretario general del parlamento regional que no firmó la admisión a trámite de la ley de referéndum, ignoró al Consejo de Garantías Estatutarias regional, gritó “no están solos, tienen un pueblo luchando por ello porque son nuestros héroes” , en referencia a los políticos presos, una semana antes de su deposición prometió “no dar ningún paso atrás” en el desafío permanente al Estado, y ha sido liberada de la prisión preventiva al aceptar incomprensiblemente, esa eminencia de juez del Supremo que redactó un auto verdaderamente duro y ejemplar, “que todo era simbólico”, ya que al parecer dijo, vestida de faralaes de la región flamenca del Brabante, “Zeñó jueé, si toó era una farza” a lo que el juez parece que contestó “Uf, que peso me ha quitado”. Y nadie quiere que esto sea Bélgica. Ya no siento admiración alguna por ese país que no sea la belleza geográfica. El gobierno no debe consentir la burla constante del payaso y sus acólitos en Bruselas, ni consentir una Cataluña sin Ley, consintiendo una huelga política donde, además, se utilizan niños para cortar el tráfico. Si el Registrador, la niña, el barón, el de exteriores, y el de interior, quieren uno a uno humillarse personalmente, están en su derecho, pero no a costa de la humillación de todos los españoles, porque España no es Bélgica y sus territorios no están unidos con silicona.
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