El solar del Brull, que en su día sirvió de acuartelamiento y panadería militar, se ha convertido en un asentamiento okupa de menores y adultos, marroquíes y españoles, que han convertido las distintas estancias en su lugar de residencia. Los vecinos de la zona protestan porque además de los incendios provocados que se producen en el lugar, también se acumulan basuras y escombros de todo tipo, además de ser un riesgo ante el mal estado de la infraestructura.
Las cámaras de FaroTV dan fe de esta situación, de cómo está lo que queda de edificio. En algunas de las dependencias se concentran los colchones que sirven para que los okupas duerman en su interior. Aquí se esconden para evitar la localización por parte de la Policía y aquí se organizan altercados, tal y como dan fe los residentes cercanos. A los marroquíes que viven en este lugar se suman vecinos de Ceuta y menores de edad, que mantienen contactos de todo tipo dentro.
Por este acuartelamiento han llovido varios anuncios de proyectos. Primero el Gobierno dijo que aquí se construirían viviendas hasta que finalmente se ha apostado por la construcción del nuevo centro educativo que incluirá no solo aulas para Infantil y Primaria sino también para ESO y Bachillerato. De momento este plan avanza con dificultades al no haberse siquiera recibido el proyecto de ejecución. Alrededor de lo que será este centro integrado se acumulan restos de obras, maleza y basura. Los residentes en las proximidades alertan de esta situación y reclaman presencia policial, sobre todo porque consideran que hay una vinculación clara entre los incendios provocados, el pillaje aleatorio y la presencia de estas personas. Alertan además de los menores que acuden al lugar, tanto españoles como marroquíes, conviviendo dentro con adultos sin que se tenga conocimiento real de lo que sucede dentro de este lugar olvidado tras los muros.
Más de un año y medio después de que el Consejo de Ministros diese luz verde a la construcción de un Centro Integrado de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato en el Brull sin esperar al nuevo PGOU, el equipamiento avanza entre “diversas dificultades” tanto en el ámbito de la Ciudad como en el del Ministerio, que debería haber recibido ya el proyecto de ejecución y todavía no lo ha hecho.
La Administración local también tiene sus propios deberes para ejecutar un vial que está incluido en el Plan de Inversiones y redactado por técnicos de la Ciudad que han adaptado otro que databa de 2010 y que “se ha adaptado a la normativa actual y optimizado la solución constructiva para minimizar expropiaciones”.
¿Qué es lo que sucede? Aquí queda una obra sin terminar y mientras tanto se siguen sucediendo problemas paralelos como la ‘okupación’ de la zona con las consecuencias posteriores que pueden derivar de la misma y que, pese a las alertas de los vecinos, siguen sin obtener una solución debida.
Tras los muros hay un mundo al margen de todo, cada vez más frecuentados por personas que, ‘invisibles’, se van moviendo generando crispación vecinal basada sobre todo en el temor.
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