Muy buenos días!!!
Vivimos tiempos de alta velocidad. Compramos un ordenador, una cámara de fotos, un reproductor de música…, y pasado un mes es más que posible que tengamos una reliquia tecnológica en nuestra casa, pues ya hay a la venta otro modelo, otra versión con más prestaciones y… mucho más barato!!!.
Tenemos que lidiar en nuestro día a día con conexiones, instalaciones de TDT, actualizaciones de software, discos duros, hornos programables y otras hazañas que nos ponen en contacto con esta realidad cambiante que cada día nos pide y exige más de nosotros mismos.
Antiguamente se consideraba analfabeto a aquella persona que no sabía ni leer ni escribir…, hoy día creo que se empieza a rozar la frontera del analfabetismo con no saber programar un aparato de DVD o con no tener la soltura suficiente con Internet.
Pero si hay algo que te exige, que te descoloca, que te pone al límite de tus fuerzas y capacidades… es montar un mueble de esos que vienen en 100 partes con sus tornillos, arandelas, roscas, etc.
Y no solo montarlo, sino hacerlo sin que te sobre ninguna pieza… por muy inútil que esta parezca. Porque parece que no…, pero todas las piezas que trae el dichoso mueble tienen su sitio y valor…
Uno de los propulsores en la venta de este tipo de productos fue el señor creador de la empresa IKEA. Supongo que en un principio optó por este método con intención de ahorrarse unos cuantos de euros en almacenaje, sueldos de los montadores de muebles y otros gastos…, pero lo que quizás no se imaginaba es que pondría en jaque a algunos de los cerebros “de andar por casa” que pueblan la faz de la tierra.
Situación: Mueble maravilloso, a juego con las cortinas del salón, de buena calidad, buen precio, diseño moderno… y que viene en 100 partes distintas!!!
Y ahí estás tú frente a tu nueva adquisición, ese mueble que en la foto del catálogo quedaba tan mono y ahora ocupa todo el suelo de tu salón.
Tornillos, arandelas, llaves allen, reposabrazos, patas, ruedas, maderas, puertas…
Sólo te puede pasar una cosa peor que el que no vengan las instrucciones… y ésta es que sólo vengan escritas en chino mandarín, japonés, finlandés, vietnamita y ruso.
Tenía que haberle hecho de pequeño más caso a mi madre cuando me decía que los idiomas son la llave para muchas cosas…
Pues ahí estamos frente a ese reto, frente a ese trabajo creativo, frente a esas casi 100 piezas, frente a ese mueble en potencia que tan bonito se veía en el catálogo… y sin instrucciones!!!
Con la vida muchas veces pasa igual… estamos frente a ella con todo por medio, con 100 partes por juntar, con piezas que no sabemos muy bien dónde encajan, con una leve idea de cómo sería una vida bien “montada” y por supuesto… sin instrucciones!!!
¿Quién no ha deseado alguna vez el haber nacido con un bolsillo en el cuerpo y dentro de él un pequeño libro de instrucciones de la vida que nos ha tocado vivir?
Resultan curiosas las similitudes que se le puede encontrar a la vida con montar un mueble del IKEA.
Sin instrucciones… y el tiempo en marcha!!! Tenemos dos soluciones: ponernos como locos a montar sin ton ni son tornillos con tuercas, patas y ruedas… o ponernos a hacer “bricolaje emocional”.
Son quizás demasiadas las veces en que no nos paramos a ver exactamente dónde nos lleva el “montaje” actual de nuestra vida. Juntamos partes, piezas, momentos, etapas y experiencias sin tener en mente el modelo final que queremos alcanzar.
Nos ponemos a contrarreloj a “montar, montar y montar…” sin tener idea de si estamos uniendo las piezas tal como se debe hacer. Y es posible que al final tengamos una existencia “patas arriba”… y nos sobren piezas!!!
Te puedo garantizar una cosa tanto en el mueble como en tu vida: “No sobra ninguna pieza y cada una de ellas tiene un lugar exacto, una función exacta y un valor intrínseco”… tan solo tienes que buscarle su sitio!!!
Ahora quizás me digas… “es que yo no me merezco la situación que estoy pasando, o tal experiencia, o tal problema…” o “lo he intentado mil veces y no lo he conseguido…”
Y yo te pregunto… ¿Estás poniendo la “pieza” en el lugar correcto? ¿Tienes una visión exacta del resultado final de lo que quieres “montar”? ¿Qué te está enseñando, mostrando esa pieza, parte, área de tu vida que crees que “sobra” y no tiene utilidad alguna? ¿Te estás divirtiendo “montando tu propia vida”, estás disfrutando del proceso… o tan sólo esperas al resultado final? ¿Qué podrías hacer para disfrutar del “montaje”? ¿Qué podrías hacer que no estés haciendo?
Es una actitud un tanto infantil el quejarnos muchas veces de no conseguir “montar” (vivir) el tipo de vida que en realidad deseamos por… falta de “instrucciones”!!!
Aquí también hay dos soluciones: 1) Escuchar a cualquiera que te diga como montar tu mueble, vida, etc… 2) Escuchar al mayor libro de instrucciones del Universo…, tú CORAZÓN!!!
Si te ves con todo tu salón lleno de piezas, con tu vida patas arriba, con las instrucciones en chino mandarín, japonés y ruso… y no sabes donde encajan las piezas del mueble que has decidido montar en tu vida… escucha y sintoniza con ese sentimiento que nace y te grita desde el centro de tu pecho.
Conecta con tu verdadera naturaleza, deja que te hable, que te guíe, que te diga dónde van las patas, dónde van los tornillos, dónde van los adornos y dónde van todas las partes…
Escucha esa voz interior a la que desde hace tiempo no le prestas la atención que se merece, descansa por unos minutos, mira a tu alrededor haz inventario de las “piezas” que tienes, cierra los ojos e imagina como quieres que sea el “mueble de tu vida”…, tu vida!!! Regala una sonrisa al mundo… y disfruta del proceso!!!
Entonces cada pieza irá casi por arte de magia a su lugar, cada tornillo encontrará su tuerca y la imagen ideal que teníamos en un principio en nuestra cabeza será cada vez más real.
Quizás demasiada racionalidad te lleve a poner una parte de tu vida junto a otra que no es la correcta, o a apretar demasiado los “tornillos” de una relación, o a querer encajar una pieza en un lugar que no es el suyo… por mucho que creamos que es así!!!
Aceptemos que tenemos todo lo necesario para crear, montar, diseñar, llevar a cabo y vivir. Todas y cada una de las piezas tiene su valor, aunque creamos que podríamos haber tenido más suerte en el reparto y que en nuestro “mueble/vida” nos hubiesen tocado otras…
Sé que entiendes a la perfección a lo que me estoy refiriendo…
No hay más excusa que las que tú quieras ponerte a ti mismo…, tienes todo lo necesario y el gran libro de instrucciones es tu CORAZÓN…, así es que diseña en tu mente el mejor resultado final y ponte en marcha!!!
Muchas gracias.
pedro.alarcon@live.com
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