El
salto del pasado 26 de julio marcará un antes y un después en la particular crónica migratoria tejida en esa línea perimetral de ocho kilómetros y medio que separa Ceuta de Marruecos. Una línea escenario de demasiadas tragedias, una línea en la que ese 26 J hubo
decenas de heridos, entre inmigrantes y guardias civiles.
Precisamente el dato de 22 lesionados en las filas del Instituto Armado, integrantes de los GRS y de la Compañía, provocó una auténtica cascada de reacciones en distintos puntos del país, marcadas todas ellas por la preocupación por su estado. No solo en Ceuta hubo mensajes de ánimo, en la central COS de la Benemérita se recibieron
alrededor de cien llamadas telefónicas, la mayoría de Cataluña, en las que los interlocutores ofrecían apoyo y mostraban su preocupación por lo ocurrido.
Pero más allá de estos casos asoma una historia que ha conmovido a la Guardia Civil de Ceuta, que esta semana ha recibido un lote de cajas de bombones que tenían como destinatarios a cada uno de los agentes heridos y de remitente a una única persona: una española residente en Estados Unidos, directiva de una empresa, que quería tener un gesto con los guardias civiles y no se le ocurrió nada más dulce que enviarles a cada uno de ellos una caja de bombones.
Los 5.571 kilómetros que separan Boston de Ceuta no han supuesto distancia alguna
El punto inicial de esta historia comenzó justo después del 26J. “Recibimos una llamada de una mujer desde Estados Unidos. Una española que tiene un puesto directivo en una empresa. Nos preguntaba por el estado de los agentes heridos”, explica un portavoz del Instituto Armado.
Aquella parecía una llamada más entre tantas que se recibieron en esos días, dada la trascendencia que tuvo este caso. Pero no terminaría en una mera inquietud telefónica. “Poco tiempo después nos mandó un correo electrónico en el que nos preguntaba el número de agentes que habían resultado heridos, ya que quería tener un detalle con ellos”, añade.
Ahí quedó la historia hasta que esta semana llegó a la Comandancia de la Guardia Civil en Hadú una hilera de cajas de bombones, tantas como agentes heridos, llegadas desde Boston. Ya no es el dinero gastado en la compra de estos dulces de una de las mejores casas, sino el detalle tenido hacia la Benemérita. “Le hemos hecho llegar a todos los agentes que fueron heridos las cajas, también a los GRS que ya están de servicio en otros lugares”, explica.
El detalle ha calado hondo en la casa cuartel de Hadú. Los 5.571 kilómetros de distancia que hay entre Boston y Ceuta han sido cortos a la hora de cumplir el deseo de esta mujer que quiso así tener algo más que un detalle con la Guardia Civil.
El sentir entre los agentes que resultaron heridos ha sido tal que quieren conocerla o, al menos, tener algún detalle en agradecimiento por su gesto. La Comandancia también ha agradecido un detalle inesperado, con el que ni contaban y que viene a demostrar la inexistencia de barreras ante sentimientos como los mostrados por esta mujer.
Llamadas a la central COS y mensajes de apoyo
La central de la Guardia Civil recibió decenas de llamadas tras el 26J procedentes de ciudadanos de distintos puntos del país. Todas ellas tenían en común su interés por lo ocurrido, mostrando además su solidaridad con los agentes heridos. Todas fueron agradecidas por los componentes del Instituto Armado, en un caso que nunca antes se había producido. En esta historia no solo hubo llamada, sino que la directiva protagonista de la misma quiso tener un detalle con los agentes y se le ocurrió enviarles bombones a todos ellos como muestra de afecto. Los agentes se emocionaron al recibir los dulces y el Instituto Armado lo agradecerá formalmente.