Opinión

El Blocao de Dar Hamed o el Malo

Si no hay una acción más gloriosa llevada a cabo por el Tercio de Extranjeros, la cual cumple 103 años del hecho fue sin duda alguna la acción del blocao de Dar Hamed o también llamado el Malo o de la Muerte.

La llegada de legionarios y regulares junto a otras unidades peninsulares para la recuperación del territorio de Melilla, que se encontraba rodeada por los rifeños, comienza con un despliegue de las unidades, las cuales se asentaban en el terreno sobre posiciones defensivas construidas por unidades de zapadores, a la misma vez que se instalaban pequeños puntos defensivos dependientes formando una red que se conectaban entre ellos.

Estas posiciones defensivas eran denominadas “blocaos”, guarnecidas por unidades tipo pelotón o sección según la entidad de la defensa, enlazándose entre ellas por medio del heliógrafo, instrumento que servía para hacer señales al incidir un rayo de sol sobre un espejo plano movible y que al producir destellos, indicaba letras o palabras.

La construcción de estos blocaos consistían en la colocación de sacos terreros, a la vez rodeados por alambradas con una altura que variaba entre el metro o metro y medio de altura pudiéndose reforzar con troncos, ramas, etc. El techo de blocao llevaba una lámina metálica, lo que convertía el lugar en un sitio insoportable por las elevadas temperaturas que se producían en su interior.

Uno de estos blocaos era el llamado de “Dar Hamed”, situado en la ladera del monte Gurugú, de gran importancia estratégica porque daba protección y seguridad a las columnas que se organizaban, pues aseguraba el paso por la carretera de Nador.

El día 13 de septiembre de 1921, la fuerza que guarnecía el blocao recibe la orden de ser relevados a la mayor brevedad, para pasar sin demora a incorporarse a su Bandera. La fuerza de relevo estaría formada por una sección reducida de la Brigada Disciplinaria de Melilla al mando del Teniente D. José Fernández Ferrer, el Suboficial D. Aquilino Cadarso Latorre, un cabo y 17 soldados.

Cumpliendo lo ordenado, en la madrugada del día 14 de septiembre salieron los “disciplinarios” de su cuartel del hipódromo melillense siendo hostigados por un enemigo bien armado y dueño de las alturas, consiguiendo llegar a las proximidades del blocao para dar comienzo a la operación de relevo bajo un fuego cruzado e intenso que hacía sumamente dificultoso el mismo, finalizándose sobre las primeras horas de la mañana del mencionado día 14 de septiembre.

"La guarnición repele el ataque después de un combate que duró toda la noche"

Una vez realizado el relevo, la posición era hostilizada por los rifeños durante todo el día lo que impedía la respuesta de los ocupantes de la posición hasta la llegada de la noche, momento en que la sección del teniente Fernández Ferrer tenían tiempo para acudir a las aspilleras y poder responder con sus fusiles al fuego enemigo.

Durante toda la noche sometida al fuego rifeño, se producen las primeras bajas entre los defensores, entre ellas la del teniente jefe, que resultó herido en la espalda por la metralla de un proyectil de cañón, continuando al frente del destacamento negándose a ser evacuado a la vez que exhortaba a sus soldados a no decaer en la defensa que les había sido encomendada. Al amanecer, decreció el fuego enemigo retirándose los cabileños y dando un respiro a aquellos soldados que llevaban sometidos más de doce horas de asedio.

Blocao defensivo.

Cerca de las tres de la tarde del día 15 de septiembre volvió el enemigo a bombardear el blocao, contestado desde éste con el fuego de los fusiles de sus defensores, pero ante la aplastante superioridad numérica de los rifeños y las muchas bajas que estos ya han causado a la reducida guarnición, impulsaron al teniente Fernández a pedir auxilio a través del heliógrafo y enviar a un soldado hasta la “Segunda Caseta” guarnecida por fuerza legionaria, para hacerles saber la angustiosa situación en que se encontraban los sitiados.

Es entonces, cuando el Teniente Agulla Jiménez-Coronado al mando de la posición destacada en el Atalayón, quiere acudir con sus hombres en auxilio de los defensores del blocao. El mando no se lo permite, pues la presencia de su fuerza es muy necesaria en la posición que ocupa para la defensa de Melilla, autorizándole únicamente a que mande en su auxilio un pelotón de legionarios.

Forma el Teniente Agulla a sus hombres y pide voluntarios para una misión, advirtiéndoles que las posibilidades de triunfo son escasas y las de morir muchas, y cumpliendo el sagrado precepto del Credo Legionario de acudir al fuego, todos los hombres dan un paso al frente, eligiendo entre ellos a 15 legionarios de segunda que pone bajo el mando del legionario de 1ª, que ya venía desempeñando funciones de Cabo, Suceso Terrero López de la 5ª Compañía de la 2ª Bandera.

Alrededor de las 19.00 h, llega a las cercanías del blocao de Dar Hamed, el auxilio de la fuerza legionaria al mando del Legionario de 1ª Suceso Terrero López y quince legionarios pertenecientes a la 1ª Compañía de la 1ª Bandera.

Busto al Cabo legionario Suceso Terrero López.

El blocao se encontraba rodeado por los rifeños, por lo que se tuvieron que abrir paso haciendo fuego con sus fusiles, siendo heridos dos legionarios que son recogidos por sus compañeros hasta ocupar sus puestos de combate en la posición, situándose en las aspilleras para contestar al fuego enemigo a la vez que los rifeños sitúan frente a la posición una pieza de artillería, bombardeando la posición.

Esa misma noche, el Teniente Fernández Ferrer fallecería al recibir un disparo, ocupando el mando de la posición el Suboficial Cadarso, que herido animaba a los defensores hasta que un disparo de cañón derriba parte del blocao ocasionándole la muerte. Quedó como jefe del destacamento el Cabo Vergara Galar, que herido desde el día anterior, recibiría más tarde un disparo que le ocasiona la muerte.

En la noche, el enemigo se acerca silenciosamente hasta los alrededores del Blocao cortando las alambradas, y dando la voz de alarma el centinela, se desencadena el ataque. La guarnición repele el ataque después de un combate que duró toda la noche, haciendo huir al enemigo llevándose todas sus bajas.

Sobre las dos de la madrugada, agotadas las municiones y sin agua desde hacía muchas horas y sin medio alguno de defensa posible, encomienda Suceso Terrero al legionario Miralles Borrás y al soldado disciplinario Marcelino Mediel Casanova, que abandonen el blocao y por distintos itinerarios intenten alcanzar la “Segunda Caseta” den cuenta de la comprometida situación en que se encuentran.

Sobre las ocho y media de la mañana de ese mismo día, 16 de septiembre de 1921, una pequeña fuerza de socorro del Tercio de Extranjeros al mando del sargento Ruperto Valle Donaire, llegan hasta el blocao, abandonado ya por el enemigo, encontrando entre los escombros los cadáveres de sus defensores siendo enterrados allí mismo, en el collado de Hamed.

Aquellos defensores para la Historia serian:

Cabo interino Suceso Terrero López, Legionario Lorenzo Campos Puigredon, Legionario José Toledano Rodríguez, Legionario Gumersindo Rodríguez, Legionario Francisco López Velázquez, Legionario Ángel Sorin Barber, Legionario Rafael Martínez Rodenas, Legionario Félix de las Aguas Alba, Legionario Juan Vicente Cardona, Legionario Manuel Duarte Sosa, Legionario Juan Amorós Soria, Legionario Enrique García Rodríguez, Legionario Francisco López Hernández, Legionario José Fuentes Valera y Legionario Antonio Martínez Mena.

"Una pequeña fuerza de socorro del Tercio de Extranjeros llegan hasta el blocao encontrando entre los escombros los cadáveres de sus defensores"

Así como aquellos “disciplinarios” que estuvieron luchando codo con codo con los legionarios hasta alcanzar la gloria de los héroes caídos en combate:

Teniente José Fernández Ferrer, Suboficial Aquilino Cadarso Latorre, Cabo Sergio Vergara Galar, Soldado 2ª Francisco Boil de Julián, Soldado 2ª Serafín Campillo García, Soldado 2ª Luis Castaola Cerupe, Soldado 2ª Francisco Cejudo Herreruelo, Soldado 2ª Diego Crespo Pichardo, Soldado 2ª José Farré Farré, Soldado 2ª Tomás Guerra Rodríguez, Soldado 2ª Timoteo Gutiérrez Martín, Soldado 2ª Pablo León Delgado, Soldado 2ª José Lorencio Rubio, Soldado 2ª Marcelino Mediel Casanova, Soldado 2ª Felipe Merino Rosado, Soldado 2ª José Pérez Chust, Soldado 2ª Félix José Prat Ferrer, Soldado 2ª Miguel Sánchez Peralta, Soldado 2ª José Serra Bruguera, y Soldado 2ª Enrique Varona Alcorta.

Voluntarios para morir, de Ferrer Dalmau

"Voluntarios para morir" conmemora el centenario de la Legión y refleja el sitio de Dar Hamed, conocido como el ‘blocao de la muerte’. El cuadro captura un intenso momento del combate durante la noche. Los soldados, heridos y agotados, defienden una trinchera bajo el cielo oscuro. La iluminación de un fuego cercano resalta sus expresiones de dolor y determinación. La escena muestra la valentía y el sacrificio de estos hombres en una situación desesperada.

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