La obsesión de la Autoridad Portuaria por blindar todo su recinto se empieza a visualizar conforme avanzan las obras de blindaje que cuentan con el respaldo de Puertos del Estado. Muros de hasta seis metros de altura, más concertinas de las que no interesan al ministro de Interior en funciones, Fernando Grande Marlaska, planchas metálicas y mallas para impedir que se pueda facilitar la entrada… Y así toda una suerte de impedimentos destinados a un único fin: que los inmigrantes no puedan acceder a las zonas restringidas como sigue ocurriendo en la actualidad, lo que ha despertado las quejas de los transportistas al descubrirlos entre sus cargas poniendo en riesgo sus propias vidas.
El puerto de Ceuta se ha convertido ya en una especie de fortaleza conforme van avanzando unos trabajos que tienen fecha de finalización: el primer trimestre del año 2020. Sobre la mesa se ha dispuesto una partida de 2,5 millones de euros para financiar unas obras que se erigen en el blindaje de esa otra frontera en la que nadie se fija y que se va levantando poco a poco en plena ciudad.
La todavía denominada socialmente como avenida Cañonero Dato acoge ya las bases de los primeros muros que se van levantando en todo el paseo, aunque siguen siendo burlados por jóvenes que buscan la manera de colarse entre los barrotes que quedan en pie, sorteando las cuchillas y alambres que coronan, cada vez en mayor cantidad, toda la zona. Su construcción bordea las inmediaciones de la Casa del Mar y se extenderá por todo el perímetro portuario.
El avance de las obras está dejando al descubierto la formación de una nueva frontera en Ceuta, una frontera cuya construcción tiene como testigos a los inmigrantes, adultos y menores, que han convertido esta zona en el escenario de su vida diaria, de su día a día. Ven cómo se levantan esos muros pero también cómo van colocando planchas metálicas que impiden ya colarse entre los barrotes como hacían antes. En la explanada de Poniente no solo se actúa sobre el propio muro sino también sobre la zona de las escolleras, evitando el acceso a este punto en donde se forman las cuevas que sirven de ocultación para llegar después a los barcos.
Las obras coinciden con mayor presencia en puntos concretos de policías portuarios pero también están generando otra consecuencia: el incremento de inmigrantes que intenta alcanzar los barcos por vía marítima. Enfundados en trajes de neopreno se arrojan al agua para llegar hasta los buques y colarse en la zona de los motores, poniendo en peligro sus propias vidas y causando incidencias en las salidas entre Ceuta y Algeciras así como en la propia infraestructura de los barcos. Es una situación de presión que se produce a diario en este punto también erigido en la Frontera Sur para tantos marroquíes y argelinos. Personas que arriesgan sus vidas como lo hizo Mohamed, ingresado en el Hospital Puerta del Mar, en cuya UCI sigue en estado grave peleando por salir adelante y superar las graves lesiones que se produjo al precipitarse de una altura estimada de tres metros hace un par de semanas.
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