Mi bisabuelo Paco (IV)

El nacimiento de mi abuelo el día 4 de enero de 1927 tiene una razón numérica según escribió. Al sumar el día, más el mes y el año cada uno de sus dígitos, da un múltiplo de 3. Que según Antonio equivalía a tener unos favores prioritarios con el destino. Veamos 4 del día más el mes 1 dan la cifra 5 si sumamos el año 1927, 1 más 9 igual a 10, 2 más 7 dan 9. Al hacer el total de 5 más 10 más 9 da 24 que es un múltiplo de 3. El 6. Es del signo zodiacal de Capricornio que son personas con sabiduría y las aguas por el Dios primordial de los sumerios. El elemento es la Tierra y la siembra. La piedra es el granate. Son personas caprichosas, el elemento es la tierra, su planeta Saturno y su día favorable el sábado. Luego desprendemos que todo tiene relación. Fue escogido por todo el compendio y soltado al mundo en fechas que le volverán a ayudar en su vida. Todo bien preparado.

Antonio fue el primero que se dio cuenta que lo que hacía Paco no se podía dejar en el olvido. Por eso por las noches se dedicaba a investigar. Ver lámina por lámina, preguntar, consultar enciclopedias, además de las preguntas de rigor a su padre para dar un poco de luz a esta herencia que le había dado. Bueno eso fue después cuando murió el pobre con 72 años de un infarto en la cama. No nos enteramos. Fue el 14 de marzo de 1960. Nuevamente la numerología entro en liza. Había una cosa que constantemente estaba repitiendo: si estás en un sitio con sol y te empiezas a agobiar, buscas la sombra. Si estás en las sombras buscas la luz. La luz te la da un ser supremo. Luego prefiero estar con mis hermanos. Ellos me dan la luz. La sabiduría.

Tras estas palabras tan sabias me entró la vena investigadora y le pregunté si los “hermanitos” eran capaces de cambiar el rumbo de las cosas.

La respuesta de Óscar fue casi al instante, ellos te pueden facilitar pistas de lo que puede pasar. Nunca es definitivo. Existen formas de cambiar la trayectoria o el rumbo de los acontecimientos. El cómo se hace no lo sé seguro. Lo único que te digo que hay que tener mucha fe, procurar ser bueno y sobre todo rezar mucho.

Las láminas que fue la predilección de mi abuelo tienen muchas fases, por eso me saltaré unas cuantas e iremos hasta una que se veía el mar con una bomba grandísima con muchas púas grandes. Parecía una mina gigante. Estaba fechada el 12 de enero de 1932. Mi abuelo relacionó la misma con el accidente de Pajares donde chocaron varios aviones estadounidenses y que se soltaron unas bombas por el mar en la provincia de Almería, eso fue en enero de 1966. Hubo mucho malestar por una futura contaminación de las aguas y fue abortado los rumores con el baño en sus costas de un ministro Fraga. Pero la que dio la vuelta al mundo fue cuando mi abuelo, que le gustaba mucho escribir en prensa, hizo un artículo donde daba por hecho que un Papa iba a ser nombrado con prontitud y que iba a durar muy poco en el pontificado. Lo afirmó el 16 de enero de 1976. Lo hizo con una lámina que enseñaba a un cura con un gorro muy grande y con un bastón también grande y justo detrás de él una calavera y una cifra 33. Estaba fechada el 16 de febrero de 1932. Incluso gente de Madrid de los grandes representado a los altos cargos eclesiásticos le preguntaron por las fuentes informantes. Dando la única fuente la interpretación de la lámina confeccionada por mi pariente invidente. Al poco tiempo de la muerte de Juan Pablo II nuevamente se personó en el consultorio de mi abuelo esa persona que incluso lo amenazó en cerrarle está fuente de ganancias que tenia mi familia. Otro diez para Paco. ¿Pero eran tan buenos esos informantes o era pura conjetura de mi Antonio? Vamos, que la fantasía volaba con la suerte de aliada.