Bioinspiración

Durante la pasada semana se han desarrollado dos eventos muy importantes para el futuro de la humanidad en nuestro país. Por un lado se ha acogido la cumbre de la OTAN en Madrid, en la que se ha visualizado la importancia de prevenir para evitar que el mundo caiga en manos de dictadorzuelos sin escrúpulos, pero con armamento nuclear. Por otro, en el Parque de las Ciencias de Granada se inauguraba una exposición titulada Bioinspiración, en la que se contienen las sugerencias más importantes para contribuir al desarrollo sostenible de nuestro mundo y, a su vez, frenar el cambio climático.

En el primer caso, los países de la Alianza han decidido incrementar el presupuesto militar y dejar claro que no van a permitir que Putin gane la injusta guerra que ha comenzado contra el pueblo libre de Ucrania. Como se explica en la editorial de algún importante diario, la OTAN coge un nuevo rumbo y España se apunta un éxito político. Atrás quedan aquellos años del lema socialista ¡OTAN, de entrada no! y las manifestaciones en las que participábamos miles de jóvenes contra las bases americanas en España y en contra también de la OTAN. J. Ramoneda, en un lúcido artículo en el País, nos dice que, aunque sea inevitable para frenar a Putin, no se puede aceptar acríticamente que Europa vuelva a depender de Estados Unidos en el contexto actual de regresión nacionalista y desglobalización. Es decir, ya no se trata de decir no a la OTAN, sino de ser críticos con la dependencia europea de los Estados Unidos. Yo sigo prefiriendo el desarme total, aunque reconozco que esto no es posible. Y además, no ayudar a Ucrania con armas para que se defienda, sería injusto.

En el caso de la exposición del Parque de las Ciencias, se trata de un proyecto que surgió en 2019, o quizás antes, que se materializó en un acuerdo de cooperación internacional firmado por el Parque de las Ciencias con los representantes de los tres museos de Ciencias más importantes de Europa, como el  Tekniska Museet Stockholm (Suecia), el Techniches Museum Wien (Austria), y el DASA (Alemania); por el que cada uno se comprometía a llevar a llevar a cabo el montaje de una exposición sobre temas de actualidad, que luego rotarán entre los cuatro museos. ‘Un futuro sostenible. Progreso, innovación y sostenibilidad’, es el lema de este proyecto. Por esto se han abordado temas relacionados con la Inteligencia Artificial y el Big Data, de la mano del museo alemán; de movilidad descarbonizada, por obra del museo sueco; el futuro de la alimentación, preparado por el museo austriaco; y la innovación basada en la propia naturaleza, de nuestro Parque de las Ciencias de Granada. Ha sido, además, una nueva e innovadora forma de trabajar en red, ahorrando costes y esfuerzos.

Como ya expliqué en un artículo anterior, la Biomímesis es la ciencia que estudia la forma de aplicar a problemas humanos, las soluciones que ya la naturaleza ha puesto en marcha a lo largo de siglos de evolución, mediante modelos de sistemas mecánicos, o procesos químicos. La nanotecnología y la ingeniería biomédica aplican estas técnicas. También se inspiran en ellas arquitectos, ingenieros o urbanistas. Hay ejemplos de aplicación de estas técnicas realmente espectaculares. Así, en 1996 se construyó en Zimbabue el primer edificio termorregulado, que se mantenía fresco sin climatización artificial, gracias a una estructura de galerías similares a las de los nidos de las termitas. Pero, también en el campo de la logística de la distribución de mercancías y los transportes, además de las técnicas estadísticas aplicadas a la industria, como la búsqueda del camino crítico o las de inventarios, muchas de las soluciones encontradas se basan en los trazados de itinerarios de las hormigas en busca de alimentos.

En la exposición que se inauguró el lunes, tuvimos la oportunidad de contemplar más de 50 ejemplos de imitación de lo que la Naturaleza ha ido solucionando a lo largo de los 3.800 millones de años de evolución sobre la Tierra. Por ejemplo, pocos sabíamos que los ingenieros que diseñaron la estructura de la Torre Eiffel, resolvieron los problemas de reparto de peso basándose en la estructura del fémur, el hueso más resistente de nuestro esqueleto. O que Marc Brunel inventó un sistema para excavar túneles en terrenos inestables inspirándose en los teredos, unos moluscos que comen la madera de los barcos, y de esta forma perforó un túnel bajo el río Támesis en Londres en 1843, que aún está en servicio. También Gaudí desarrolló su arquitectura y modernismo inspirándose en la Naturaleza.

Rezaba en una de las paredes de la exposición lo que Leonardo da Vinci dijera en su día: “El espíritu creativo humano puede hacer muchas invenciones, (…) pero nunca se encontrará algo más bello, más sencillo o económico que la naturaleza, pues en sus inventos nada falta ni es superfluo”.

Con esta exposición, que estará, de momento, dos meses en Granada antes de partir hacia los otros museos, para después volver nuevamente y acompañarnos todo un año; y con las otras tres, podremos aprender y deleitarnos con lo que la Naturaleza y el ingenio humano están haciendo a favor de la vida en nuestro planeta.

Como ya dije en mi anterior artículo, y ahora reitero con más conocimiento de causa, mis más sinceras felicitaciones a todo el personal del Parque de las Ciencias y mi enhorabuena por el magnífico acuerdo internacional en su día alcanzado, que nos va a permitir a todos los ciudadanos seguir aprendiendo, a la vez que disfrutando.

Ya saben mis lectores que soy de los que creen que la imaginación cambiará el mundo. Afortunadamente, en el Parque de las Ciencias se sigue haciendo esto a diario, pese a las dificultades.