Los que hemos disfrutado de momentos importantes de bienestar sabemos que, para alargarlos, hemos de superar arduas dificultades, vencer a feroces enemigos y pagar los costes del desánimo, de la indolencia o de la apatía: para alcanzar algunas parcelas de felicidad estable, no hay más remedio que trabajar, luchar y sufrir.
Lo más importante para superar estas dificultades reales durante y tras la pandemia –durante la escalada y la desescalada- es enfocar el momento presente -el hoy y el ahora- tratando de identificar algunos datos positivos y ocuparnos más que preocuparnos, valorar lo que ya tenemos, evitar a los “aguafiestas” y rodearnos de personas positivas. Si perseveramos en este trabajo ineludible, es posible que, al menos, disfrutemos de algunos momentos de ese bienestar que, además de ser una necesidad, es un derecho. Pero, efectivamente, tienes razón -querido amigo José María- cuando me repites que no tenemos más remedio que seguir pensando, trabajando, luchando, sufriendo, dialogando y colaborando.