En lo referente a la historia, Scott vuelve al universo de Alien (con innumerables auto homenajes/referencias visuales del mismo que rozan el exceso, aunque hay alguna especialmente buena como la del hacha) para poner a un grupo de exploradores espaciales tras una pista que podría llevarnos en otro planeta nada menos que al origen de la humanidad. Y me niego a revelar más del argumento por respeto a los pocos desinformados que queden, ya que estamos ante una de esas películas que ganan con el desconocimiento. Sólo añadir que entre los nombres propios que dan lustre a la tripulación expedicionaria tenemos a la sueca Noomi Rapace (única protagonista real de la cinta, correcta en su papel), Charlize Theron (gélida belleza marcial, mandamás de la nave), Michael Fassbender (estupendo, el único que llega a transmitir personalidad, te hace verle convincentemente como un androide con alguna que otra arista), Idris Elba (fornido capitán), o a Guy Pierce (irreconocible tras el maquillaje e innecesario en el reparto).
A la faraónica y visualmente poderosa obra del realizador británico, con brillante elección de escenarios naturales y portentosos juegos de volúmenes y sombras que transmiten a la perfección el irracional miedo claustrofóbico marca de la casa, todo bien aderezado por una música igualmente inquietante a cargo de Marc Streitenfeld que optimiza la atmósfera opresiva, hay que achacarle que flaquea en un guión más simple que sencillo y falto de sangre en las venas. Personajes muy planos que no llegan a conectar con el espectador y algún toque absurdo o fanfarrón indigno de los firmantes sacan de contexto con la misma facilidad que tiene Alien para el babeo incontrolado.
Reflexión final del ordenador de a bordo: por mucha sangre ácida que tenga el archifamoso alienígena, no hay peor bicho en la faz de la Tierra (y parte del extranjero) que el ser humano con sus terribles instintos primarios.
Reflexión final de quien les habla: ciencia-ficción elegante, de buena calidad y manufactura técnica de corte clásico que les hará pasar como gorrinos en un charco gran parte del metraje, no apta para aquellos que decoran con carteles de las entregas de Alien sus paredes, que se sentirán defraudados.
Moraleja: si bien no se desvelará en estas líneas el inciertísimo futuro de los protagonistas, el devenir de los acontecimientos está más que ideado para que pueda estirarse si la cosa cuaja (que cuajará) en taquilla. ¿Buena o mala noticia? Juzguen ustedes…