“Queremos denunciar el caso de la biblioteca”. Así de contundente se muestran un grupo de usuarios que se identifican como un grupo de estudiantes “opositores” y que “siempre están ahí”, por lo que se sienten autorizados para dar la voz de alarma sobre el estado en el que se encuentra el edificio que acoge la Biblioteca Pública Adolfo Suárez. “Cuando algo se estropea, no se arregla”, han señalado.
Los afectados aseguran que han transmitido sus necesidades y quejas a los funcionarios que desarrollan su trabajo en el edificio y que ellos mismos indican que se encuentran en unas condiciones de olvido similares. “Los funcionarios no tienen impresora”, han informado los afectados. Sin embargo, ninguno de los empleados que trabajan en la biblioteca ha querido hacer declaraciones sobre el mantenimiento del edificio.
Entre los desperfectos más llamativos están la gotera del aire acondicionado, que sale por unas lámparas. El agua se recoge con dos cubos en mitad de un pasillo. Otro de estos desaguisados es un cristal descolgado que se sostiene con una mesa. A todo esto se suman luces que no funcionan, puertas que se cierran con una papelera y agua que se filtra hacia los enchufes que se ubican en el suelo. Los afectados dicen que han puesto todos estos desperfectos en conocimiento de la dirección que, hasta el momento, no ha actuado sobre ellos.
Desde la dirección de la biblioteca no se han realizado declaraciones. Sin embargo, la técnico encargada del mantenimiento de la biblioteca, María Dolores García, ha indicado que todos los desperfectos se encuentran en proceso de arreglo. “Las respuestas tardan en llegar”, ha resumido, haciendo alusión a que cada uno de los desperfectos necesita un proceso de contratación y que “no todos los desperfectos son igualmente prioritarios”. Esta misma encargada de mantenimiento ha dicho que “para nosotros -refiriéndose al personal que trabaja en la biblioteca-, los usuarios son lo primero y no queremos que se les moleste”.
Entrando en el pormenor de cada uno de los desperfectos, García ha señalado que, con respecto a los baños, “las piezas están pedidas y a la espera de instalación”. Sobre la avería producida por el aire acondicionado, García ha indicado que “ahora mismo, el aire de la cuarta planta está parado”, esperando a que se seque la condensación. La encargada de mantenimiento ha señalado que este problema con el aire acondicionado ya ocurrió en años anteriores.
Los afectados han documentado todos los desperfectos que han ido localizando a lo largo de las cinco plantas que componen el edificio y tienen previsto presentar las reclamaciones en el registro de la Ciudad. Los desperfectos están relacionados con todo el equipamiento y mantenimiento de un edificio inaugurado en 2013 y que ha recibido varios premios de arquitectura por sus prestaciones, por su diseño y su construcción de la mano de los arquitectos Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa. El inmueble integra en su seno el yacimiento arqueológico de Huerta Rufino, vestigio de la Ceuta meriní del siglo XIII-XIV y una zona museográfica donde se exhiben las piezas y pinturas que fueron extraídas del yacimiento.
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