Cuando este artículo esté en manos de los lectores de El Faro de Ceuta, el libro Mariano Bertuchi, carteles y turismo estará a punto de publicarse. Pero no me podía sustraer de adelantar algunas notas de un volumen que es un estudio más profundo de uno de los capítulos del libro Mariano Bertuchi, los colores de la luz (2013), trabajo que ha gozado y sigue gozando de una notable salud y una favorable acogida de un público deseoso de conocer la vida y la obra de tan prestigioso artista; por otro lado, tan familiar y cercano para los ceutíes, pues como es sabido Bertuchi marcó un antes y un después en el panorama artístico de nuestra ciudad y por eso es tan recordado y querido. En su etapa artística ceutí (1919-1929) Bertuchi trabajó para diversos organismos públicos y privados, realizando una labor, tanto en cantidad y, sobre todo, en calidad, que hasta la fecha ningún artista ha superado.
El título Mariano Bertuchi, carteles y turismo lo dice todo. En este trabajo de varios años de investigación, se recogen los carteles hasta ahora conocidos de Bertuchi, que en su mayor parte están asociados al fenómeno turístico, y otros de los que no había constancia. Sin lugar a dudas, Bertuchi es conocido y reconocido como el gran precursor y ejecutor del cartel turístico del norte de Marruecos; y esta imagen es la que ha trascendido con más fuerza, pues gracias a las amplias tiradas que hizo primero el Patronato Nacional del Turismo y después el Comité Oficial de Turismo de Tetuán de las diferentes ediciones ha hecho la obra de Bertuchi más democrática; es decir, una obra mucho más asequible que la original y por lo tanto ha llegado a más público. Eso también ha ocurrido con sus famosos sellos; pero éstos, al ser mayoritariamente monocromos, no alcanzan la vistosidad de los carteles. Quizá sus bellísimas tarjetas postales suplan ese inconveniente del color, pero dado su tamaño reducido no pueden llenar los espacios donde el cartel, “el arte en la calle”, es el dueño y señor.
Su etapa de cartelista la comenzó Bertuchi siendo muy joven, cuando estaba estudiando en Madrid, donde se formó con artistas tan consagrados en este campo como Carlos Verger y Juan Cardona, que se movían en el mundo simbiótico que el gran maestro del paisaje Muñoz Degrain había creado entre la Escuela Bellas Artes de San Fernando y el Círculo de Bellas Artes. Y es por eso que esta faceta de ilustrador la llevaba Bertuchi bien aprendida y asimilada desde muy joven ya que con 18 años recién cumplidos ganó el concurso del cartel para las fiestas de proclamación como Rey de Alfonso XIII (1902) junto a los artistas citados.
Es sabido que el cartel fue el medio indiscutible, junto a la filatelia, de la propaganda icónica del Protectorado en Marruecos, y gran parte de la fama que gozan en la actualidad ciudades como Xauen, Tetuán, Arcila, Larache, Alcazarquivir o Tánger, se le puede atribuir sin complejo alguno a la certera y respetuosa visión que dio el artista granadino de esas tierras exóticas y ancestrales. De hecho, pasados prácticamente noventa años de que hiciera el primer cartel de Tetuán (1929) para el citado Patronato Nacional del Turismo, esa imagen inequívocamente ‘bertuchiana’, donde las luces y las sombras son los protagonistas, el dibujo magistral se muestra tan preciso y capaz, los encuadres tan logrados atrapan irremisiblemente al espectador, el empleo acertadísimo de los colores terrosos y los cerúleos azules infinitos tan característicos que supo plasmar para captar el espíritu de estas tierras, todo este conjunto tan particular y singular, es lo que ha quedado grabado en el imaginario europeo; por eso la pintura de Bertuchi es norteafricana en el sentido más lato y profundo del término. Si a todo ello le añadimos un respeto litúrgico por el pueblo marroquí, no hay duda que Bertuchi ha sido el mejor agente propagandístico que ha tenido el norte de Marruecos. Pero Bertuchi, y ese es el tema central de este artículo, también contribuyó de forma decisiva al nacimiento del turismo en Ceuta, de hecho fue el padre del turismo moderno ceutí.
Instalado en Ceuta tras su paso por San Roque (1911-1918), donde, por cierto, realizó varios carteles para la Semana Santa sanroqueña y uno para la Feria de Algeciras de 1915, comienza una febril actividad artística trabajando tanto para instituciones oficiales como para empresas privadas, dejando, como ya se ha referido, una huella indeleble. Pero también Bertuchi colaboró con la Alta Comisaría del Protectorado, realizando una muestra de su buen hacer cuando entró en Xauen en octubre de 1920 como cronista gráfico de la columna del general Dámaso Berenguer. Desde entonces quedó enamorado de la bellísima ‘ciudad santa’ y desde sus cargos de responsabilidad como Inspector de Bellas Artes del Protectorado procuró que permaneciera intacta su fisonomía. Esta labor, que podemos hacer extensiva a otras ciudades y monumentos del norte de Marruecos, no fue fácil puesto que tuvo que luchar incansablemente contra el desarrollismo que se estaba imponiendo por aquellos años; sin lugar a dudas Bertuchi fue un preclaro adelantado del conservacionismo tan de moda en la actualidad. Sirva pues de ejemplo tan sólida y silenciosa labor. También, cuando aún era asesor artístico de la Alta Comisaría, diseñó junto al arquitecto José Gutiérrez Lescura, el famoso Pabellón Oficial de Marruecos de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, que fue visitado por el propio rey Alfonso XIII, y que, gracias a su originalidad y belleza, todavía sigue en pie dando acogida al Servicio Municipal de Parques y Jardines del ayuntamiento de Sevilla, ¡qué hermoso marco para tan agradecido servicio!
Mientras tanto, Vitaliano Gómez, redactor de Marruecos Gráfico, en un premonitorio artículo, ‘El porvenir de la Ciudad’, dedicado a ‘La semana de Ceuta’, dejó escrito en el verano de 1926 este magnífico párrafo: “La creación de un Comité pro turismo, con el apoyo material y moral del Ayuntamiento, y aun del propio Estado, será la primera medida a tomar para comienzo de esta labor, que en muy poco tiempo –trabajándose firmemente con las más amplias medidas de propaganda- daría mayor riqueza a Ceuta”. Añadiendo un poco más adelante: “El movimiento turístico derivado hacia Ceuta pudiera ser un poderoso elemento de la vida futura”.
La semilla quedó plantada, y en los primeros meses de 1928, cuando Bertuchi aún residía en Ceuta, se creó el Patronato Nacional del Turismo; Patronato que nació al calor de la citada Exposición Iberoamericana de Sevilla y de la Exposición Internacional de Barcelona, que se iban a inaugurar en mayo de 1929; verdadero esfuerzo del régimen de Primo de Rivera que quería resaltar en el ámbito internacional los logros realizados por España durante aquellos pocos años de expansión económica. Y el Patronato cumplió perfectamente su misión convirtiéndose en piedra angular del turismo moderno. Y a finales de los felices años veinte España empezó a ser un gran receptora del flujo turístico ávido de olvidar guerras pasadas y de disfrutar de la vida.
Por lo tanto desde hacía tiempo la idea del turismo como foco de desarrollo estaba en la mente de los ceutíes, y este era el momento propicio, siguiendo la estela de la creación del Patronato estatal, para llevar a cabo esta idea. Tras recoger la iniciativa de los vecinos Mariano Bertuchi, Federico Secasau y Álvaro Bielza, estos últimos vicepresidentes de la Junta municipal, en la Comisión permanente de 14 de abril de 1928 se acordó: “Crear un Comité Local de Turismo y designar las personas que han de integrarlo"; es decir, los mismos firmantes de la propuesta. Por lo tanto desde abril de 1928 el Comité inició su andadura administrativa.
Poco después se convocó, con motivo de las fiestas patronales de la Virgen de África, un certamen literario para conmemorar “el primer año de pacificación”, y entre los diez temas a elegir se ofertaba “Medios de fomentar el Turismo en el Norte de África”, lo que demostraba la inquietud que existía sobre el tema turístico; y ya en junio se reunieron en el Ayuntamiento los representantes de las fuerzas vivas locales para constituir la Junta Local del fomento del Turismo: “Reinó gran entusiasmo y nombró presidente a D. José Rosende, y secretario, al señor Martínez Barrie”. El flamante presidente del Comité, José Enrique Rosende Martínez, ostentaba el cargo de presidente de la Junta municipal desde hacía muy poco tiempo, además era ingeniero jefe de la Junta de Obras del Puerto; por su parte, Martínez Barrie era el interventor municipal. No cabe duda que la llegada de Rosende -hombre cosmopolita- a la presidencia de la Junta municipal, apoyando la iniciativa de Bertuchi, supuso materializar la cuestión turística que flotaba en el ambiente de la ciudad.
Una vez constituido el Comité Local de Turismo empezó su andadura instalándose la sede en el Palacio Municipal, con un presupuesto específico desde enero de 1929. Pero había mucho trabajo por delante: dotar la oficina, regular el tráfico rodado, reglamentar la hostelería, habilitar intérpretes y guías turísticos… y, por supuesto, formalizar la propaganda.
En este sentido, la propaganda del Comité ceutí estaba lista a finales de 1929, empezándose a distribuir a principios del siguiente año: “la caravana automovilística organizada por el Centro Hijos de Ceuta, se ha trasladado a Tánger, repartiendo en los Hoteles y centros turísticos gran propaganda de esta ciudad”. Esta propagada consistía en folletos: “a Parres y Alcalá por folletos y hojas en alemán para turismo”, tarjetas postales en blanco y negro de vistas panorámicas y principales monumentos de la ciudad, que salieron de la inspiración de fotógrafos asentados en la tierra como Bartolomé Ros, Calatayud o Rubio, además de impresos para turistas y un magnífico cartel salido de la mano de Bertuchi, que fue entregado al Comité a finales de 1929. No obstante, una de las primeras medidas propagandísticas que tomó el mencionado Comité fue distribuir fotografías ampliadas y enmarcadas de vistas panorámicas de Ceuta por coches de primera clase de las diferentes líneas de ferrocarriles que circulaban por la Península y por los barcos que cubrían las líneas del Estrecho. Igualmente se pagaron algunos artículos propagandísticos en varios periódicos y revistas. No puedo cerrar este artículo sin recordar a mi querido amigo Mariano Bertuchi Alcaide, nieto del pintor, fallecido hace unos meses, con el que he compartido inolvidables horas de trabajo, proyectos e ilusiones. Sin su concurso y generosidad hubiera sido imposible la edición de este nuevo libro que en fechas próximas será presentado.
* José Antonio Pleguezuelos Sánchez, autor de Mariano Bertuchi y San Roque (2008), Mariano Bertuchi, los colores de la luz (2013) y Mariano Bertuchi, carteles y turismo (2019)