Paco Bernal: “Los recuerdos son lo que hoy día alimenta mi vida”

El arrayán que Paco Bernal Rejano (Ceuta, 1958) plantó con su difunta hija Cristina en el Cabo Roche (Cádiz) hoy en día mide 11 metros. Un acto, el de sembrar, que comenzó tras abrir un VHS de la película Bambi, en cuyo interior había una semilla de este árbol. Un pequeño gesto que empezó a extrapolar, allá por 2015, a la escritura. Comenzó '1958' en Ceuta, pero lo continuó “sobre todo en Portugal”. Aunque este libro se ha escrito, además, en Italia y los destinos donde ha viajado como entrenador de Olga Parres, la tenista ceutí más reconocida en la actualidad. Esta tarde, a las 20:00 horas, presenta su libro en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez. Un acto en el que intervendrán Salvadora Mateos, delegada del Gobierno, y José Antonio Alarcón, director de la Biblioteca Municipal.

–¿Qué es 1958?

–Es el año en el que nacimos Carmen y yo. Dos niños que crecimos en la dictadura. Vecinos, pero no nos conocimos en nuestra infancia. Aunque vivíamos a apenas 200 metros, yo en el Pasaje Fernández y ella en la calle Cervantes.

1958 es la historia de dos personas. Al principio la mía, un niño que vive en un pasaje antiguo, de casas bajas, de piedras en el suelo, de antiguos zócalos, de cal en las paredes, y que cuenta anécdotas, historias que me contaron o que he vivido. Eso se va enlazando con lo que no he conocido, que me han transmitido familiares o vecinos. Así es como la historia de mi infancia y de la de Carmen se van uniendo y al fin, cuando teníamos 21 ó 22 años nos hicimos pareja. A partir de ahí, vivimos juntos siempre.

–¿Cómo nace la idea de escribir este libro?

–Es un tributo a mi mujer: a la vida política, la vida pública que llevó, los cargos que ostentó, los pasos por muchas elecciones municipales, europeas. Cargos en el Ministerio de Justicia, en la Delegación del Gobierno en Ceuta, y últimamente como presidenta de la sociedad estatal SEACE; también cuando fue presidenta de la ONG Solidaridad Internacional. La segunda mitad del libro es un tributo a lo que fue su vida.

Y la primera parte es un glosario de anécdotas que he intentado estampar en un libro, pero como si estuviera viendo una película, principalmente para intentar dejarlo como memoria para mis nietas y a mi hija. La parte que casi todos ellos conocen, porque se ha comentado en la casa, y cosas que no hemos hablado y que me gustaría que se quedaran ahí escritas. Seguro que cuando sean mayores, lo leen y lo agradecen.

–¿Cuándo empezó a escribirlo?

–Hace unos cinco años empecé a escribir el libro. No tenía pensamiento, fueron algunas cosas que escribí en Facebook y una amiga mía, la escritora Nuria Varela, me animó a que hiciera algo un poco más extenso que escribir una especie de memoria. Mi hija también me ayudó y me animó mucho a hacerlo. Empecé, me gustó y fui recordando muchas cosas de mi infancia, anécdotas, y las he novelado. No es una autobiografía o una biografía ni mucho menos.

En ella cuento la historia de dos niños, cómo se llegan a conocer con el tiempo. Y todo llega a su fin cuando yo tengo 49 años y mi mujer tiene 48. Carmen siempre me decía que era mucho mayor que ella: “Eres siete meses mayor que yo”, me decía. Con esa edad es cuando se acaba el libro.

–¿Qué supuso para Ceuta la figura de Carmen Cerdeira?

–Fue pionera en muchas cosas. Fue la primera mujer concejala junto con dos compañeras; fue la primera mujer delegada del Gobierno. Fue la senadora más joven de España, junto con José Luis Rodríguez Zapatero, los dos parlamentarios más jóvenes, en el año 1986.

Y creo que es una persona que ha trabajado mucho por las libertades, por la igualdad de hombre y mujer, ha defendido a capa y espada los Derechos Humanos, y eso le hizo llegar donde llegó en política.

–¿Y cómo es la Carmen del libro?

–La Carmen del libro es mucho más interesante e importante para mí, sus hijas y su familia. Era una mujer simpática, siempre con la sonrisa en la boca, muy agradable, dicharachera, a la que le gustaba tomarse unos vinos con sus amigos y salir a cenar. Que parece que tenía prisa en vivir la vida. Quizá se fue pronto. Todo lo vivió demasiado intenso. Fue mi compañera del alma.

–¿Por qué el género de la novela para contar su historia?

–Creo que la novela es un género mucho más entretenido que cualquier otro. Es como si estuviera proyectando mi película, la película de ella, la vida familiar, la de nuestros hijos, la de la sociedad en que vivíamos…

Hacer una película y estamparla en un papel. Ha sido la idea y el por qué lo he hecho de esa manera novelada. Hay historias que no he vivido, porque las contó mi padre antes de yo nacer.

Cuento historias, diálogos en los que yo no estaba. Este tipo de historias las novelo porque creo que resultan más divertidas, más amenas para la historia.

La introducción es el porqué escribo este libro o, mejor dicho, el para qué. Eso que se dice de que en la vida hay que escribir un libro, plantar una semilla y otra cosa más. Yo sembré la semilla, en una maceta muy pequeña, junto a mi hija, un arrayán de casi 11 metros ahora, que venía en un VHS de la película de Bambi. Mi hija estaba enferma. Lo sembramos en una playa de Cabo de Roche, en Cádiz.

Lo de escribir un libro lo puse y dije, ya van dos cosas.

Y lo que más me ha quedado: vivir de los recuerdos. Los recuerdos son lo que hoy día alimenta mi vida.

Con ellos lo que hago es estamparlos en un libro para que esos recuerdos bonitos; los tristes; todos, son los que van a quedar el día que yo no esté aquí.